Don Pedro Matos: insigne cantador y arpista, por Rafael A. Sanabria M.
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Muchos están de acuerdo en que el más sublime cantador y arpista aragüeño ha sido Don Pedro Matos. Nació en Quebrada Seca de Urbina el 31 de enero de 1888, hijo de Juliana Matos. De muy humilde origen, su madre prestaba servicios en la hacienda La Urbina, en aquel entonces de Don Manuel de Lázaro. Allí transcurrieron sus primeros años de infancia. Al emigrar su dueño, su madre entró a servir al Dr. Rivas, nuevo dueño de la hacienda. Poco después la propiedad fue vendida y la madre con el pequeño vástago se trasladaron a la casa del doctor J. M. Núñez Ponte en Caracas.
El célebre educador caraqueño Núñez Ponte le ofreció a la madre de Pedro 6 pesos de sueldo, la manutención y el vestido y la enseñanza del niño. De esta época, refería Don Pedro, trabajó en el Colegio Sucre. Era estricto el control que ejercía el maestro Núñez Ponte, allí aprendió las primeras letras y los conocimientos que obtuvo.
Trabajando allí conoció a un hombre joven al que le había tomado cariño por su bondad e inteligencia, le daba dinero a escondidas para que le trajera cigarros, éste era el insigne novelista Don Rómulo Gallegos.
Contrajo nupcias en El Consejo, el 2 de abril de 1914 con María Ramona Rivas. Fruto de su unión nacieron: Eva Benigna y Martina Emiliana Matos Rivas (fallecieron párvulas). Además tuvo otros hijos, de crianza: Margot Mijares, Juana y Cruz Rivas.
Este connotado músico consejeño perteneció a la Unión Cívica, en tiempos del general López Contreras. Fue vendedor de billetes para ganarse la vida. Grabó para la Shell dos golpes y dos joropos: La Mosca, La Resbalosa, La Candela y Las Flores Aragüeñas.
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El 24 de julio de 1960 Don Pedro Matos, en entrevista para el periódico local CEJU, dijo una frase que permanece en la memoria como una condenación: «El Consejo tiene un zamuro en el techo».
Fue miembro de la Sociedad del Carmen y cofundador de la práctica del béisbol en El Consejo, integró la nómina del equipo Santa Teresa BBC de 1921, defendiendo la primera base.
Su ardiente canto llegó a la Casa del Cañón, la Casa de Zinc, la Casa de Comején, las sociedades religiosas, las fiestas de la Virgen del Carmen de Quebrada Seca, las de la Inmaculada Concepción de El Conde, entre tantos sitios.
Estuvo al lado de arpistas como: Alberto Bejarano Urica (autor de Quitapesares), Eulogio Pérez, Emilio Mosquera, y Salvador Rodríguez. Compartió escenario con cantadores de la talla de Julio Pérez, P. R. Moreno, Simón Pérez, el Chirulí de Aragua.
Hombre de palabra fresca, hacedor de versos que llenaron de ritmos las travesías consejeñas. He aquí uno de ellos:
Nací en una madrugada
de un 31 de enero
y lo que hice primero
fue ponerme a mamar
me ha gustado parrandear
como lo sabrán ustedes
primero trato a los hombres
y después a las mujeres
El 22 de febrero de 1970, la Junta Comunal aprobó (Acta # 20, folio 27) darle a la calle Ricaurte de El Consejo el nombre de Pedro Rafael Matos. Así mismo el camino que va desde la entrada de El Mamón hasta Quebrada Seca lleva su nombre: Camino Real Don Pedro Matos.
Pedro Matos fue el cantante más cotizado de la región y la alegría de los bailes, con su canto bailaron desde los más humildes peones del campo hasta los altos jerarcas aragüeños. Fue invitado especial a las fiestas de Gonzalo Gómez en La Victoria y fue invitado al City Club de Caracas, el centro más lujoso de la sociedad capitalina de la época, donde llegó acompañado del arpista Alberto Bejarano Urica, donde dejó atónitos a todos los presentes entre ellos se encontraban los embajadores de Bélgica, Holanda, España, el pintor Tito Salas, Don Lorenzo Mercado, el ministro Doyle de EE. UU, el coronel Farías, jefe de la caballería gomecista, el poeta Andrés Mata, reportero. De allí fue invitado por la familia Olavarría Matos, donde se celebraba el cumpleaños de Don John Boulton.
La irreverente brisa de septiembre trae en su regazo aquel inolvidable verso:
Mi cabeza es un coroto
mi lengua es una torpeza
que el hombre para ser bueno
lo es por naturaleza
porque unos nacen de pie
y otros nacen de cabeza
Don Pedro Matos murió hace 60 años, el 26 de julio de 1963, pero quedó en el corazón, las calles y esquinas de la población. Los auténticos consejeños aún lo recuerdan con un joropo bueno de esos que llevan golpe, revuelta, yaguaso, flores y mariselas, que termina el arpa tocando sola, para que suba al cielo como ferviente oración.
Rafael Antonio Sanabria Martínez es profesor. Cronista de El Consejo (Aragua).
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