Dos de los seis muertos por «narcolancha» eran trinitenses: Familiares reclaman a EEUU

Chad «Charpo» Joseph, de 26 años, y otro hombre identificado como Samaroo son los trinitenses fallecidos por un ataque de EEUU el pasado 14 de octubre a una lancha que, aseguró el presidente Donald Trump, transportaba drogas. Se presume que los otros cuatro muertos eran venezolanos
Dos de los seis muertos en el derribo de una «narcolancha» denunciada por Estados Unidos el pasado 14 de octubre eran trinitenses. Así lo denunciaron familiares y amigos, que cuestionaron las acciones del Gobierno de Donald Trump y rechazan que estuvieran involucrados en actividades de narcotráfico.
Chad «Charpo» Joseph, de 26 años, y otro hombre identificado como Samaroo son las víctimas denunciadas por familiares y residentes de Las Cuevas, una localidad costera al norte de la isla de Trinidad.
Consideraron que el ataque estadounidense, que el presidente Donald Trump identificó frente a las costas venezolanas, fue un acto de maldad. «La inteligencia confirmó que la embarcación estaba traficando narcóticos, estaba asociada con redes ilícitas de narcoterrorismo y transitaba por una ruta conocida de contrabando», escribió.
La madre de Joseph, Lenore Burnley, aseguró a Guardian Media que su hijo no estaba involucrado en drogas. «Me parece mal, porque hay gente inocente y aun así los acusan y dicen otra cosa. No puedo hablar por los demás, pero no está bien. La ley del mar dice que se debe detener el barco e interceptarlo, no volarlo así».
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En total, al menos 27 personas han muerto en siete ataques aéreos de EEUU; sin embargo no han quedado claras sus identidades o nacionalidades de todos los fallecidos. Trump afirmó que, tras el éxito en el mar, podría ahora dar paso a un ataque terrestre contra los narcotraficantes.
Burnley agregó que la única prueba que tiene de que su hijo murió son los informes de otras personas. Sin cuerpo que enterrar o cremar, dijo que confía en Dios para obtener el cierre que necesita. «Dejo todo en manos de Dios. Él sabe, él ve, y yo digo que él te da lo que puedes soportar. No te da más de lo que puedes resistir. Así que dejo todo en manos de Dios».
La abuela de Joseph, Christine Clement, dijo que su nieto había estado viviendo en Venezuela durante los últimos tres meses y que había intentado regresar a casa antes, sin éxito. La mujer, de 69 años, dijo que habría sido mejor que se quedara en Venezuela y construyera su vida allí.
«La primera vez que venía, le dispararon al bote, pero logró sobrevivir. Algunas personas lo cuidaron. Hace dos días le pregunté a su madre cuándo venía y ella me dijo que algo le pasó al bote, que no pudo regresar y tuvo que devolverse», dijo.
El abuelo de Joseph, al igual que su hija y su esposa, dijo que confía en Dios para obtener justicia y cierre, al tiempo que cuestionó las acciones de EEUU. «Yo veo eso como una maldad. ¿Por qué… por qué están matando a los hijos de la gente? No había nada ahí, no debía ser así», afirmó.
Al señalar la presunta vinculación de su nieto con el tráfico de drogas, Clement respondió: «¡No, no, no! El muchacho no es ningún narcotraficante. Ellos hacían sus pequeñas corridas y volvían».
También uno de los amigos de Joseph, que se identificó solo como Kern, considera equivocada la acción de EEUU.
«Lo que están haciendo los estadounidenses me parece inhumano. Volaron el bote, pero ¿qué evidencia hay realmente de que había drogas o cosas así? Digamos que fueran armas o trata de personas, ¿cuál es el cierre que puede tener ahora la familia?», se preguntó.
Tras el primer ataque aéreo de EEUU el pasado 2 de septiembre, la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, dijo que «no sentía simpatía por los traficantes» y que los militares estadounidenses deberían «matarlos a todos violentamente».
A comienzos de octubre, Persad-Bissessar reafirmó su apoyo a las acciones de EEUU en el Caribe tras conversaciones bilaterales sobre energía y seguridad nacional en Washington con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio.
Con información de Guardia Media
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