Dos pupitres de la ULA siguen vacíos un año después de la represión poselectoral del 28J

Amenaza, persecución y miedo empujaron a Angélica Ángel y a David Torres a abandonar su natal estado Mérida para irse de Venezuela en los días posteriores al 28 de julio de 2024. Un año más tarde, asumen sus nuevas vidas lejos de los suyos y con la esperanza de regresar al país que sigue sin ver los resultados de aquella elección presidencial como lo manda la ley
David Torres tuvo que irse de Ejido (Mérida) durante las protestas poselectorales, luego de que se emitiera una orden de captura en su contra. Este estudiante de Medicina en la Universidad de Los Andes y también dirigente de Vente Venezuela, fue uno de los encargados de recopilar y resguardar las actas de votación de los centros del municipio Campo Elías. Esas papeletas, que las autoridades venezolanas han dicho son falsas, muestran que la candidatura de Edmundo González superó por más de 25.000 votos la del oficialismo.
Cuando salió del país, Torres enfiló hacia Colombia luego de escuchar amenazas de que la Operación Tun Tun tocaría a su puerta, como ya ocurría con otros integrantes de la organización a la que pertenece. Pero no se quedó en el vecino país: “Nos llegó información de que el gobierno de Venezuela sabía dónde estábamos y que podían buscarnos. No estábamos seguros”. Entonces se fue de la nación que gobierna Gustavo Petro para fijar destino en Estados Unidos, donde ahora se considera un exiliado político.
A Colombia también fue a parar Angélica Ángel, estudiante de Ciencias Políticas de la misma ULA, que participó en protestas poselectorales. Meses antes del 28 de julio, había recibido amenazas por parte de funcionarios de cuerpos policiales por dirigir manifestaciones contra el gobernador, por su activismo universitario y por lo que decía en su programa de radio donde mencionaba las violaciones a derechos humanos.
Cuando se desató la represión y varios menores de edad de su comunidad fueron arrestados, se encargó de recolectar ropa y comida para llevarles a los comandos donde estaban detenidos. Hasta que recibió una amenaza: “Les dijeron que si no sabían cómo parar a su hija, que ellos sí sabían cómo pararme”. Esa misma noche cerró una maleta y salió de su casa, quizá por última vez.
En Bogotá, cada mañana sale a trotar algunos kilómetros, manteniendo una de las pocas rutinas que tenía en Mérida. Ella también debió irse de su tierra tras desconocer los resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) de las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024.
Ambos, Torres y Ángel, hacen vida fuera del país. Ambos dejaron vacíos sus pupitres en la ULA. Ambos esperan terminar su carrera algún día. Angélica incluso intentó hacerlo a distancia, pero los reglamentos no se lo permitían, ni el miedo. Afirma que varios profesores le expresaron su temor a posibles represalias si se ofrecían a darle clases, mientras a David algunos de sus docentes le enviaron mensajes de apoyo y deseos de pronto regreso al aula cuando decidió congelar el tercer año de su carrera.
Ha pasado un año desde aquellas despedidas urgentes, y todavía el CNE no ha cumplido la ley y publicado los resultados detallados y verificables de la contienda, ni rehabilitado su sitio web. En estos meses muchas vidas han cambiado, incluyendo las de estos dos estudiantes de la ULA que no pudieron volver a sus pupitres, algo que se ha convertido en peligroso incluso mencionar.
David Torres publicó en redes sociales un mensaje recordando cómo sus compañeros volvieron a clases pero él nunca pudo. En una entrevista a propósito de aquella publicación en septiembre de 2024 detalla aún más las razones para irse del país. Se hizo tendencia entonces, con repercusiones para su familia: “Funcionarios fueron a mi casa a intimidar a mi madre y a mis vecinos. Tuve que borrar el post”.
Entretanto, Angélica Ángel en Colombia mostró algunas de las actas recopiladas en su estado dando ganador a González Urrutia ante la prensa y ante el Senado de la República, donde también denunció la represión postelectoral.
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Ahora, su voz no es tan dura al respecto de aquella denuncia de fraude electoral masivo. “El exilio fue duro para mí. Y a un año, lo sigue siendo. Trato de no hablar sobre el 28 de julio porque si lo hago, lloro. Pero siento que hay una parte de mí que se quedó en Venezuela y me duele porque defender a mi país es algo por lo que nací, pero nací para defenderlo allá y no aquí”. Pero recuerda que en una oportunidad expresó su tristeza por estar lejos y le respondieron con algo que la reconforta a diario: “Los venezolanos quizás somos malagradecidos con el exilio. Bolívar se exilió, Betancourt también”.
Angélica Ángel se ha abierto a una nueva vida, porque el calendario no se detiene. Está trabajando haciendo asesorías políticas en el país de acogida y participó hace meses en un foro de líderes políticos que tuvo como moderador al expresidente Iván Duque. “Allí me apoyaron mucho y me hicieron ver que también desde el exilio, vale la pena luchar por la libertad”.
David Torres llegó a Estados Unidos por sus propios medios. “Muchas veces la gente cree que por ser político ya tienes el asilo asegurado y no es así. La ayuda que te puede dar un partido se agradece, pero es mínima”. Durante este tiempo en Norteamérica ha podido encontrar trabajo y aprender inglés. Se va adaptando sin perder la esperanza de volver a Venezuela.
En julio de este año, recibió una beca de la Fundación para la Educación Económica por un proyecto que presentó sobre salud y ha participado en varios encuentros sobre temas políticos y económicos con jóvenes de distintos países. “Yo también he tenido días muy tristes acá. Hay quienes me preguntan que cómo puedo estar triste si estoy en Estados Unidos, pero es que nada como el pueblo de uno. Yo quiero volver a Ejido”.
Días después de que David Torres se fue de su casa, se enteró de la detención de María Oropeza, también militante de Vente Venezuela. Torres asegura que es de los momentos de mayor angustia que sufrió en ese tiempo, pero que la detención de Oropeza también le da un motivo más para mantenerse activo políticamente, a pesar de no estar en Venezuela.
De igual forma, y aunque ha pasado un año y Nicolás Maduro continúa en Miraflores, confía en que la recolección de las actas de votación no fue en vano. “El CNE no se ha atrevido a subir resultados. Ellos saben que los que dieron el 28 (de julio de 2024) no son reales y nosotros no sólo recolectamos las actas que demuestran el triunfo de Edmundo González, sino que también se lo demostramos al mundo”.
Sin embargo, Torres no cuestiona a quienes han participado en los comicios legislativos, regionales y municipales que se han realizado este año en el país, aunque considera que no existen garantías para unas elecciones libres. “El que está en desacuerdo con este gobierno, está en desacuerdo. Uno no sabe si el que participa en estas elecciones está bajo amenaza o no, y no creo correcto hacer una división entre los que votan y los que no”.
*El periodismo en Venezuela se ejerce en un entorno hostil para la prensa con decenas de instrumentos jurídicos dispuestos para el castigo de la palabra, especialmente las leyes «contra el odio», «contra el fascismo» y «contra el bloqueo». Este contenido fue escrito tomando en consideración las amenazas y límites que, en consecuencia, se han impuesto a la divulgación de informaciones desde dentro del país.