Douglas Bravo, por Fredy Gutiérrez
Twitter: @gutierreztrejof
El nombre de Douglas Bravo no es ajeno a la política venezolana y de otros espacios fuera del país. No fui adherente a su línea partidista, pero debo reconocer que su conducta exhibió sintonía entre su pensamiento, sus dichos y sus hechos, a eso se le conoce como autenticidad. Se trata de un valor que brilla por su ausencia durante los días que corren.
Es importante reconocer que rompió con el Partido Comunista de Venezuela cuando este se convirtió en sucursal de la casa matriz instalada en la Unión Soviética. A partir de entonces, sin abandonar sus principios, enriqueció su pensamiento con aportes de nuestras culturas venezolana y latinoamericana, así como también con las propuestas avanzadas del pensamiento contemporáneo surgidas en distantes latitudes.
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Ahora se despide sin doblegarse y siendo crítico tenaz del autoritarismo que oscurece nuestra república. Su compromiso con el cambio imperativo y urgente en nuestro suelo patrio, haciendo en lo que nos toca, una pausa en las diferencias, es importante reafirmarlo como homenaje a su memoria.
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