Edecio, el Sun Tzu del Guarataro, por Tulio Ramírez
Foto: Medianálisis
Hoy es miércoles 8 de enero. Me siento a escribir las primeras líneas del artículo que debe salir publicado el lunes 13 de enero y que debo entregar mañana jueves 9 de enero, antes de las 12 del mediodía. Si no lo hago, mi querida Gloria, coordinadora de la página, me mata.
Hay demasiada tela sobre la que se puede cortar. Estamos viviendo un momento histórico, eso no lo duda nadie. Escribir hoy sobre un posible desenlace de lo que ocurrirá el 10 de enero, es muy tentador. Sin embargo lo pienso muy bien, aquello de «cualquier cosa que digas hoy, mañana podrá ser usada en tu contra», hace que a uno le entre un friito. No vaya a ser.
Los temores naturales que se generan por los acontecimientos de las últimas horas, hacen que las predicciones en tales circunstancias, sean particularmente peligrosas. Además la cosa se pone más ruda ya que no cuento con mi Bola de Cristal, pues esta se quedó sin baterías y no las consigo por ninguna parte. Son importadas y los chinos de Quinta Crespo no han renovado los pedidos.
Por si fuera poco, tampoco tengo a la mano a mi amiga Bonifacia, la Bruja de Casalta. Sus predicciones suelen ser impelables, pero me dicen que cambió de número. Supongo que habrán sido tantas las llamadas de tirios y troyanos solicitando información sobre lo que pasará en enero de 2025, que prefirió huir por la derecha y enconcharse en alguna parte.
A falta de estos recursos esotéricos, he intentado guiarme por lo que informan las redes sociales, pero el enredo es peor. Hay mensajes de todo tipo, desde «esto tá listo» hasta «aquí no pasará nada», con todas las variantes de por medio. La incertidumbre que esto provoca me hace estar dubitativo. No sé si comprar enlatados para 5 meses o champaña para un día.
Lo más desconcertante es que la mayoría de estos mensajes son emitidos por personas “bien dateadas” y «con los pelos del burro en la mano». Hemos leído mensajes de toda la fauna opinadora que hace vida en la comarca, describiendo lo que va a pasar y cómo va a pasar. Por supuesto, cada uno con una versión distinta.
Este menjurje comunicacional atolondra a cualquiera. Les pongo un caso. Mi querida suegra (conste que no le coloqué comillas a la palabra querida), cambia de cara y de estado de ánimo, dependiendo de los mensajes que haya leído en su teléfono. Tal es su fanatismo por las redes, que ya ni duerme. Hasta le ha dado por encender la lavadora a las 12 de la noche para justificar estar despierta y pegarse al celular esperando la «Noticia de última Hora». Es como para volverse loco.
Cuando he intentado calmarla, viene la pregunta de rigor. Con cara compungida, con el gesto propio de quien se ha chupado un limón bien agrio, me interpela «¿ay mijo, y que crees tú que va a pasar». Le respondo para tranquilizarla, «suegra no se angustie, aquí ni Dios sabe lo que va a pasar». Luego, haciendo pucheros, se explaya, «pero en las redes dicen que…». La entiendo, ha sido tanta la tensión por los mensajes que ni yo mismo tengo claro el panorama.
Harto de tanta incertidumbre, me deje de vainas. Paré la escritura del artículo y decidí acudir donde alguien que pudiera darme luces. Se trata de un sabio de esquina al que nunca han entrevistado ni invitado a algún programa de opinión, pero su experiencia política se remonta a la clandestinidad durante la lucha contra Pérez Jiménez. Se trata de Don Edecio, adeco y sobreviviente de Guasina, quien a sus casi 90 años sigue lúcido y jodedor.
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A comienzos de la tarde nos vimos en un pequeño bar de la Avenida San Martín, muy cerca de su casa. Es habitué de ese pequeño local desde su inauguración por allá por los 70. Creo que le harán una estatua como la que le hicieron a Hemingway en el Floridita. Inicié la conversación con el tema de las redes sociales como formadoras o deformadoras de opinión.
«Mi querido profesor», respondió, «no condiciones tu criterio a las tendencias de las redes sociales. Cuando Pérez Jiménez no las había, pero existían los rumores y era la misma vaina, no hay manera de evitarlo. Lo importante es tener claro que en situaciones como esta, las estrategias no son del dominio público, mientras que la desinformación, sí».
Este Tsun Zu del Guarataro, me acababa de dar una lección de estrategia comunicacional en tiempos convulsos. Finalizo preguntando qué es lo que cree que va a pasar desde hoy miércoles al viernes 10. Se me acerca y asegurándose que nadie este escuchando nuestra conversación y me susurra, «en este país, lo más seguro es que quien sabe, amanecerá y veremos, vaya tranquilo a calmar a su suegra».
Tulio Ramírez es abogado, sociólogo y Doctor en Educación. Director del Doctorado en Educación UCAB. Profesor en UCAB, UCV y UPEL.
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