Edmundo y la hora definitiva, por Oscar Arnal
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Estamos muy cerca del escenario de Barinas. Recordemos que en el estado natal de Chávez la unidad opositora terminó dándole una paliza al oficialismo. Allá en primera instancia les ganamos la gobernación, sin embargo el vencedor, Freddy Superlano, fue inhabilitado luego de la victoria. Luego, el gobierno decidió convocar a nuevas elecciones con su mejor candidato, el hijo político de Chávez Jorge Arreaza, y la ventaja se amplió de manera abismal. Antes habían inhabilitado también a su esposa, que nunca había ejercido cargos públicos, y a otros dos candidatos presentados sucesivamente por la MUD.
El próximo 28 de julio la felpa y el voto silencioso rugirán y harán presidente a Edmundo González Urrutia. Veremos entonces qué inventa el madurismo para permanecer en el poder. Sin embargo, una vez que la soberanía popular se manifieste será cuesta arriba
evitar la implosión definitiva de los que ya nos gobiernan por 25 años.
Tenemos como candidato a un “outsider”, la palabra se usa para definir a alguien que no pertenece a la “casta política”. Cuando en Venezuela y en el mundo la anti política campea y muchos de los viejos o tradicionales partidos son cadáveres insepultos, aparece como anillo al dedo la postulación de Edmundo González Urrutia por la alternativa democrática.
Edmundo ha empezado con excelencia la campaña. Habla en un tono comedido y prudente, al margen de la radical confrontación, que tanto animaría al madurismo y rechazaría la mayoría de los venezolanos. Luce como un hombre maduro y presidencial. No pisa peines.
En su primera entrevista en televisión cuando le preguntaron por una de las acusaciones sin base que le hace Diosdado Cabello dijo que no valía la pena darle una respuesta, quitándole toda importancia a la infamia lanzada y al mensajero.
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El abanderado de la alternativa democrática es un líder con una profunda preparación y un hombre de familia. Tiene un matrimonio de más de 30 años, con dos hijas y cuatro nietos.
Es un católico practicante. Egresado de relaciones internacionales de la UCV y Magíster de la American University en Washington. Diplomático de carrera, ejerció altos cargos en la Cancillería en Caracas, en el cuerpo diplomático internacional y fue embajador en Argelia y Argentina. Jugó un papel destacado en la incorporación de Venezuela en el Mercosur.
En este sentido, también publicó entre otros un libro titulado “Brasil: cercano y lejano” editado por la UCAB. Así mismo El Nacional le publicó una biografía del también diplomático e historiador “Caracciolo Parra Pérez”. Como líder del Grupo Ávila, formado para el análisis y propuestas para la política internacional venezolana, es compilador de la obra “Democracia, Paz y Desarrollo”. Desde el 2009, González Urrutia ha seguido sirviendo a Venezuela promoviendo la integración de la oposición desde la Mesa de la Unidad Democrática.
Aunque no aspiraba a ser presidente como tampoco lo quiso nunca José Maria Vargas, en él confluyeron la unanimidad y el apoyo de la líder máxima de la oposición María Corina Machado. Es un momento histórico que se presenta solo cada 6 años cuando hay una elección presidencial. Ahora o llegarán después de los 6 años a más de 30 años ininterrumpidos en el poder. Tenemos los votos y el poder de la soberanía popular.
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Oscar Arnal es profesor de Derecho Constitucional de la UCV
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