¿Efecto Milei para Venezuela?, por Rafael Uzcátegui
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En un reciente podcast que intentaba explicar las razones de la elección presidencial de Javier Milei, la periodista argentina Victoria de Masi calificó su triunfo como «el fin de una época» y el «fin de una cultura». A pesar que todas las fuerzas de las causas políticamente correctas se alinearon para hacer campaña contra el líder del partido «La libertad avanza», Milei ganó la silla de la Casa Rosada con el 55.65% de los comicios en la segunda vuelta.
La votación fue idéntica en casi toda la República Argentina, incluyendo lo que eran bastiones peronistas. Miraflores toma nota, con preocupación, del «fenómeno Milei»: A un mal candidato de un gobierno empobrecedor de las mayorías no hay campaña de temor que valga. El discurso progresista, convertido por repetición de Estado en un significante vacío, dejó de conectar con la gente. Suenan las alarmas.
La página web de la Unesco celebra el podcast como la «reinvención de la radio». En su portal recuerda que su creación data del año 2004, luego que el término fuera inventado por el periodista Ben Hammersley, del diario The Guardian Ben Hammersley, sintetizando “iPod” y “broadcast”. Tres años después la BBC invitó a Daniel Alarcon, profesor de periodismo en Columbia University y escritor de ficción, a realizar un reportaje para radio sobre la migración de los andes peruanos a la capital del país, Lima. El resultado fue publicado en inglés, y algunas de las entrevistas fueron dobladas por actores. «No puedes contar una historia peruana con tan pocas voces en español». Esa frustración fue el origen del podcast más conocido y exitoso en América Latina: Radio Ambulante, con 5 millones de descargas de capítulos por año. Radio Ambulante es la casa matriz del podcast noticioso semanal “El hilo”, donde para entender lo que había pasado en Argentina entrevistaron a Victoria de Mesi.
La periodista del el Diario AR opinó sobre las causas de la victoria: «Milei le habló a esas personas que tienen esas preocupaciones –la economía, la inseguridad– con un lenguaje sencillo». Más adelante agregó: «Milei conquista el voto de los muy pobres, los pobres, las clases medias y las clases altas (…) Las personas conectan con Javier Milei, independientemente de su clase social, su recurso económico, su experiencia de vida. Javier Milei es nuestro presidente. Hay que hacerse cargo de eso. Es una realidad: indignarse es rechazar la realidad».
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En la primera ronda de las elecciones gauchas Milei pareció desinflarse ante las expectativas que había creado en las llamadas elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), donde obtuvo casi el 30% de los votos válidos, encabezando la preferencia de los electores. Luego, al medirse contra el oficialista Sergio Massa obtuvo casi dos millones de votos menos que el ministro de economía, pero suficientes para ir a una segunda vuelta por el puesto presidencial. Este resultado preliminar hinchó el pecho del zurdaje tanguero. Mientras Milei tejía alianzas, las izquierdas y progresismos de todos los colores hicieron campaña en su contra.
Finalmente, Milei conquistó la primera magistratura sacando 10 puntos de ventaja sobre su contendor, en una tendencia de votación similar en casi todo el país, incluyendo en los territorios donde históricamente había dominado el voto peronista. Las propuestas del ganador eran, como decía mi abuela, «de espanto y brinco». Pero todo el arsenal argumentativo progresista, para repetir las palabras de Mesi, «no conectó». Parafraseando la obra de Goya: «Las pesadillas de la razón izquierdista producen monstruos reaccionarios».
Abundan los golpes de pecho. El debate resuena a los venezolanos, Resumiendo algunos de los más interesantes, se hace énfasis tanto en las debilidades del contrincante (representar el continuismo y ser el responsable de la economía de un país en crisis) como en la creación de «significantes vacíos» por parte de gobiernos kirchneristas, que bajo una seguidilla de escándalos de corrupción han vaciado de contenido palabras que eran atesoradas por los argentinos, como «derechos humanos», que hoy se perciben como huecas y demagógicas por la población. La rabia pudo más que el miedo. Por ello la conclusión lapidaria de la periodista porteña: «Es el fin de una época».
Los paralelos entre Argentina y Venezuela están allí. Dos gobernabilidades, con años de gestión, que incumplieron sus propias promesas incrementando la pobreza de su población; acusados de innumerables actos de corrupción y enriquecimiento ilícito de sus funcionarios; que cooptaron, institucionalizaron y desvirtuaron los anhelos de la población; cuya principal fidelidad era ideológica y no a los principios constitucionales que debían defender; con candidatos presidenciales que son más de lo mismo.
Así como Javier Milei logró conectar con los habitantes de las «villas miseria», hoy la dirigente del partido Vente empatiza con los de las barriadas venezolanas. Ustedes dirán que transitoriamente, por ira o por castigo, pero lo cierto es que se ha pulsado un interruptor que ha dejado atrás las lógicas políticas que conocíamos hasta ahora. Para decirlo en términos venezolanos: Ha quedado caduca la frase «María Corina Machado es la candidata soñada por el chavismo», que aún seguimos leyendo en tuits.
Hoy, por cualquiera de las circunstancias que usted quiera enumerar, se ha transformado en un fenómeno que está capitalizando las demandas aspiracionales de los venezolanos. Por esta causa, verificable en la participación en las elecciones primarias y en la no participación en la Consulta Esequibo, las autoridades están obligadas a darle una patada a la mesa electoral. Y mientras consiguen una fórmula para mantenerse en el poder con un barniz de legitimidad, azuzarán los tambores de conflicto y de guerra.
Rafael Uzcátegui es Sociólogo y Coordinador general de Provea.
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