Ejemplo, por Fernando Luis Egaña
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El pueblo cubano y en particular las más recientes generaciones, le está dando un ejemplo al mundo, de valentía en la lucha por un cambio efectivo. La dictadura que impera reprime con desprecio absoluto por los derechos humanos, pero ese pueblo está tratando de liberarse de muchas décadas de encierro y penuria.
La época de la épica revolucionaria se disolvió. Los nietos o bisnietos de la Revolución cubana no creen en esta. El carisma y el dominio implacable de Fidel ya no están. La gerontocracia ha entrado en terreno inexplorado y los burócratas como Díaz-Canel suscitan un rechazo masivo.
Lo que acontece en Cuba puede y debe calificarse de histórico. No se abusa del concepto en este caso. No obstante, hace falta más apoyo internacional a las instancias civiles asociadas con la lucha social, como el Movimiento Cristiano Liberación, entre muchos otros; y hace falta mucha más presión sobre la dictadura para que comprenda que la nación cubana quiere Patria y vida, dentro y fuera de la isla.
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La Iglesia cubana está acompañando el clamor de libertad y está haciendo planteamientos públicos de novedosa franqueza. Esperemos que también esa sea la posición de Roma. Y la de la Unión Europea y la del conjunto de la comunidad democrática global. Incluyendo a la administración demócrata-liberal de Estados Unidos y a las democracias de América Latina.
Sería un crimen desentenderse de la lucha del pueblo cubano. Una lucha por sobrevivir y por reivindicar su derecho a la dignidad y la justicia.
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