El apagón agarró por sorpresa a los caraqueños: «Esperemos que sea hasta hoy»
Desde el mega apagón de 2019, algunos caraqueños compraron lámparas de emergencia o bombillos recargables que tratan de mantener activos. Prefieren resolver la comida semanal o quincenal, para evitar que se pierda y porque el dinero tampoco les alcanza para grandes gastos
Muchos caraqueños salieron este viernes 30 de agosto en medio de la oscuridad, creyendo que el apagón confirmado en 22 estados del país era un corte eléctrico como cualquier otro.
«Esperemos que no dure tanto porque en 2019 duró como cuatro, cinco días. No sabemos hasta cuando sea esto, esperemos que sea hasta hoy», comentó Sara Contreras desde su puesto en Chacaíto. Salió de Charallave esta mañana y se vino en transporte público. Ni el «ferro» o el Metro de Caracas funcionan debido a la contingencia.
A Sara le complica estar en plena quincena, pues apenas tiene dinero para reponer la despensa en su casa. «Mi papá siempre está pendiente y compra comida para la quincena. Es un problema no tener para comprar la comida o refrigerarla».
Ni ella o María*, que vive en Coche y trabaja en el mismo local, tienen alguna estrategia para los apagones. «Será comprar velas», dice entre risas. Tampoco les habían dicho si debían trabajar todo el día, pero iban a cumplir su horario normal hasta las 6:00 p.m.
Carmen* trabaja en una firma de contadores cerca de Sabana Grande y se vino desde La Guaira en transporte público. «Yo pensé que era un corte de luz normal, cuando llegué a Catia vi que había muchos policías y eso. Cuando llegué aquí fue que me di cuenta. La autopista también estaba relajada en comparación a otros días».
El patrullaje policial se incrementó este viernes producto del apagón, que inició a las 4:50 a.m según el reporte de las autoridades. Camionetas de la División contra Bandas de la Policía Nacional Bolivariana y del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro recorrían zonas de Petare, Altamira y el centro de Caracas.
En los semáforos de las principales avenidas desde Petare hasta Catia, la dirección del tránsito también fue asumida por funcionarios de la PNB. El transporte público, hasta el mediodía, se registraba con normalidad. Solo en las paradas hacia Guarenas y Guatire se observó gran afluencia de personas esperando por una unidad para llegar a sus casas.
La contadora tampoco tiene alguna estrategia planificada para estos momentos. «Yo nunca me espero apagones así, por aquí nunca han habido apagones así, pero tengo la comida normal que siempre tengo en la casa».
En cambio Josué Centeno, que vive en San Agustín y trabaja en una zapatería, sí ha comprado bombillos recargables para estos momentos. También tiene cocina a gas, por lo que no se le complica cocinar. «Yo salí y no había tráfico ni nada, pero en realidad no sé qué es lo que está pasando».
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Algunos locales aprovecharon la contingencia para vender. Víctor* trabaja en un local de venta de equipos electrónicos y de celulares en el centro comercial City Market, en Sabana Grande. «El centro comercial no aperturó y para pagar horario un rato nos mandaron a vender», comentó.
Los equipos a la venta a los transeúntes eran tres power banks, que dependiendo del amperaje de carga pueden costar entre 10 dólares y 25 dólares. Los mini UPS, que permiten cargar equipos más grandes como computadoras portátiles, cuestan 30 dólares. Todo se paga con efectivos, ya sea bolívares o divisas. Hasta las 10:30 a.m. las ventas eran infructuosas.
Lo que no se detuvo, también a punta de plantas eléctricas y ventas en efectivo, fue el comercio formal e informal en zonas como Catia y Petare. Al oeste de la ciudad trabaja Óscar Martínez como carnicero. En su casa en La Vega mantiene dos congeladores con comida, que rellenará con hielo como hicieron en su sitio de trabajo si el apagón se extiende por más de un día.
«Ya nosotros sabíamos que esto venía. Muchos bajones de luz esta semana y sabemos cómo está la situación. Todos los que vivimos en estos sectores vulnerables del país resolvemos con velas y velones, porque el sueldo no nos alcanza para comprar una planta eléctrica», señaló Óscar.
En Petare, a diferencia del local donde trabaja Martínez, en la carnicería Rezz sí cuentan con planta eléctrica a gasoil, «pero estamos esperando a ver qué nos dicen porque con el humo se pueden dañar las cosas. No sabemos si van a traer una planta más grande o cerramos en algún punto», explicó Yander, encargado del local.
En su caso, además del efectivo podían recibir pagos con punto de venta de la plataforma Banesco. «Como eso es por señal, el resto está caído».