El balance de los primeros partidos de Pékerman, por Gustavo Franco
Twitter: @GusFrancoH
La tarde del viernes 28 de enero de 2022 José Nestor Pékerman hizo historia y se convirtió en el primer entrenador que debuta con victoria al frente de la Vinotinto. El triunfo vino ante Bolivia, con un marcador contundente (4-1), y con signos de progresión alentadores. Esos signos, las cosas que se ven pero no se pueden cuantificar, vienen a ser los representantes de la visión del entrenador argentino. Cómo se posicionó el equipo, la fluidez de los pases, y la recuperación de balón.
La eliminatoria ha sido particularmente dura y desafortunada para Venezuela. Un contraste claro con respecto a ese primer partido de Pékerman. Venezuela gozó de un 55% de la posesión y limitó el ataque de Bolivia a un solo disparo a portería —que fue gol— y sólo seis intentos. Esto contrasta con los 23 intentos de Venezuela sobre la portería del rival, con nueve yendo dentro de los palos y forzando algún tipo de actuación del portero rival Carlos Lampe.
El delantero centro de la selección y encargado de aportar goles, Salomón Rondón, tuvo una excelente actuación e hizo un hat-trick. Esto es importantísimo de resaltar, porque tener un delantero en forma es un bien futbolístico muy preciado. También es muy digna de resaltar la iniciativa que mostró el equipo. Iniciativa que quedó demostrada cuando Darwin Machís forzó un error del rival, recuperó un balón tras las dudas defensivas de Bolivia, y marcó el gol más fácil de su vida. Pero ello viene de la presión al rival.
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El cuarteto ofensivo —conformado por los mencionados Machís y Rondón, con Yeferson Soteldo y Rómulo Otero— se vio con herramientas para mostrar una versión muy buena. En la zona de volantes, la dupla conformada por José “Brujo” Martínez y Tomás Rincón mostró solidez, pese a algunas pérdidas en territorios de la cancha comprometedores. En el lateral izquierdo, Óscar González tuvo una actuación competente. Y en la zaga de centrales, Nahuel Ferraresi mostró que puede hacer esa posición suya por mucho tiempo. Es decir, hubo buenas sensaciones en todo el campo, y fue sólo el primer partido.
El partido del 1 de febrero contra Uruguay, sin embargo, fue el evento que puso de nuevo los pies sobre la tierra. Ésta era una prueba más complicada, porque ese equipo uruguayo tiene a muchos jugadores que juegan en la élite del fútbol mundial. Una defensa compuesta por Ronald Araújo, Godín, y José María Giménez, con Bentancur y Valverde en el mediocampo, y arriba los conocidos Cavani y Suárez. Es una selección que vivió un refresco tras la salida del ‘maestro’ Tabárez y la llegada de Diego Alonso.
Lo visto en el terreno de juego en cuanto a lo que se produjo en ataque y lo que se permitió del ataque rival fue prácticamente lo inverso a lo que se vio en el partido contra Bolivia. Uruguay hizo 22 intentos totales —con 11 yendo a puerta—, mientras que los venezolanos hicieron nueve intentos de los cuales tres requirieron la actuación del arquero uruguayo Sergio Rochet.
El análisis de este partido es uno muy distinto al de Bolivia. Uruguay no falta a una cita mundialista desde aquella del 2006, e iba a tener a un público que lo iba a empujar para que dieran lo mejor de sí, así como hacer del escenario lo más hostil posible para la ‘Vinotinto’.
Mientras que contra Bolivia se pudo hacer un juego más elaborado —con algunos errores que fueron perdonados— contra Uruguay pareciera que se jugó directamente a las comodidades y fortalezas de los últimos años del equipo ‘charrúa’. Uruguay presionó arriba cuando pudo, y si Venezuela —producto de lo que es la visión de Pékerman— salía de esa presión, la ‘celeste’ armó un bloque bajo que no se pudo sortear. El juego de posesión —y por ende los ataques posicionales— requieren de concentración, precisión y mucho trabajo. Por su parte, Uruguay se siente cómoda jugando contra equipos que quieren tener la posesión del balón.
El partido se caracterizó por lo muy fácil que fue para la selección uruguaya poner a sus jugadores de ataque en situaciones que permitían encarar directamente a la línea defensiva venezolana. Se sorteó con demasiada facilidad al mediocampo. Lo que se vio fue decepcionante, aunque perfectamente dentro del espectro de las posibilidades considerando que es el inicio de una nueva etapa de la selección.
Aunque parezca una cosecha neutral debido a dos resultados inversos (victoria y derrota por 4-1), sí que debe decirse que incluso en la derrota se vio un modo de juego adecuado. El rival la desarticuló y obtuvo un resulta merecido. La selección tendrá que encontrar las herramientas para estos partidos.
Gustavo Franco es periodista deportivo. Es editor del portal web Línea de Tres
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