El BCV se convirtió en el «cajero automático » de Nicolás Maduro
Expertos se reunieron para tratar la responsabilidad del Banco Central de Venezuela en el proceso de hiperinflación que vive el país
«El BCV perdió su autonomía, pero ha sido incapaz de pararse frente a Miraflores para decir que la política monetaria y cambiaria no puede seguir así «, esta es la conclusión a la que llegaron varios expertos reunidos en el foro «Reinstitucionalidad del Banco Central de Venezuela» de este miércoles 25 de julio organizado por la Asamblea Nacional.
El presidente de la Comisión de Finanzas, Rafael Guzmán, recordó que el ente emisor tiene muy claras sus funciones en la Constitución, las cuales derivan en que debe ser garante de la política monetaria y cambiaria.
«Como podemos ver -sin embargo- los precios se duplican cada 10 a 15 días, porque el BCV decidió convertirse en el cajero automático de Nicolás Maduro», afirmó Guzmán.
El economista y diputado José Guerra también recordó las decisiones ejecutadas por el Banco Central que afectaron el normal funcionamiento de la política monetaria, como las leyes que dieron vida al Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden), las reservas excedentarias, el nivel óptimo de reservas y el financiamiento del déficit a las empresas estatales.
«Todo ello fue para despojar al BCV de sus reservas internacionales, las cuales son la base de la emisión de dinero y ahora se emite sin respaldo, lo que impulsa la tasa de inflación «, dijo.
Guerra hizo mención al llamado «millardito» de dólares solicitado en 2004 por el Ejecutivo al BCV para financiar al sector agrícola, pero que «hoy en día no tenemos reservas, ni tenemos agricultura » pues se hizo un uso inadecuado de los recursos.
Venezuela enfrenta una tasa de inflación anualizada de 4.684,3% al mes de junio, convirtiéndose en el país numero 31 de los casos de hiperinflación que se han registrado en el mundo. Mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyectó un incremento de los precios de 1.000.000% para finales de 2018, una cifra nunca vista en la historia económica de la nación petrolera.
El diputado Guerra espera que esta experiencia de hiperinflación en el que entró Venezuela desde finales de 2017 «sirva para que el Banco Central vuelva a su institucionalidad y trabaje para tener una moneda estable, sana y con valor».
Dijo que la primera asignatura para volver a la institucionalidad es reformar la Ley del BCV para volver a la existente del año 2001 e incluso a la reformada en 2015. Además de remover a los integrantes del Directorio quienes no tienen la experticia para llevar adelante esta institución.
La economista Anabella Abadi, consultor asociado de la firma ODH, coincide con Guerra en que al volver a la Ley de 2002 «nos quitaríamos de encima todos estos problemas monetarios ¿De un solo golpe? No lo sé, pero si sé que es necesario tener claro todo lo que se hizo para poder comenzar a enmendar la situación».
Abadi considera necesario que un país como Venezuela con hiperinflación se debe llevar a cabo un plan de estabilización el cual integre una reforma cambiaria, una reforma fiscal y un plan para estabilizar la moneda en la cual deben elaborar los funcionarios del gabinete económico con las autoridades monetarias.
Mildred Rojas, consultora jurídica de Transparencia Venezuela inició su ponencia dejando en claro que la opacidad en la publicación de las cifras macroeconómicas por parte del BCV ya muestra una debilidad institucional y creó incentivos para posibles irregularidades.
«Las actuaciones del BCV son importantísimas para el funcionamiento de la economía por lo que es prioritario tener una observación constante hacia el ente emisor, sin embargo, no hemos visto auditorías por parte de la Contraloría General de la República», indicó.
Por tanto, Transparencia Venezuela propone la reforma de aquellas leyes y normativas que propicien la opacidad del organismo.
El abogado Juan Manuel Raffalli afirma que «hay un incumplimiento grosero de las normas constitucionales para controlar al BCV. Todo viene por esta visión absolutista del poder para llevar a cabo un proyecto hegemónico, de controlar todo».
Lamenta que no solo el BCV haya perdido su autonomía sino que también se convirtió en «colaborador» de la equivocada política económica del Gobierno. «El Ejecutivo no debe asumir funciones del BCV, ya que de allí derivan todos nuestros problemas. El Ejecutivo pasó a controlar directamente al BCV por vía orgánica y tras el aumento de las presiones al Directorio que al final cedió ante ellas. En consecuencia, el BCV pasó a ser un banco de desarrollo».
Apuntó Raffalli que la reforma a la Ley del BCV dictada el 30 de diciembre de 2015 vía Habilitante fue el inicio del «desastre de todo» porque se permitió el financiamiento total del organismo a la administración nacional, estatal y municipal.
De acuerdo a las propias cifras oficiales, el Banco Central ha financiado a la empresas del Estado y principalmente a Petróleos de Venezuela (Pdvsa) unos 1,3 billardos de bolívares, lo que ha impacto en la liquidez monetaria y en consecuencia en la inflación.
Lamentó igualmente que el Tribunal Supremo de Justicia haya declarado sin lugar varias demandas en las que se solicitaba la obligatoriedad del BCV de defender la estabilidad de la moneda y la publicación de las cifras macroeconómicas.
Para Raffalli una de las soluciones para que el ente emisor venezolano vuelva a su institucionalidad es la de ejecutar cambios de los criterios jurisprudenciales que atentan contra la función legislativa de la AN y califican al BCV como coadyuvante o colaborador del Ejecutivo.