El Bolívar éste y aquél Editorial de Laureano Márquez
Qué cosa tan divertida esta campaña electoral en la que el debate no es sobre el futuro del país, sino sobre el pasado que vendrá. Avanzamos en retroceso, nuestro mañana son recuerdos. Nuestro objetivo inmediato la independencia. He aquí una lista de los temas más relevantes de nuestro debate político: Cómo era realmente el rostro de Bolívar (poco importa si seguimos su ideario o no, sino el tamaño de las patillas).
Establecer si el Libertador fue asesinado (todavía no están claros los asesinatos del 11 de abril, pero sí sabemos que Santander andaba en una vaina).
Indagar si el Padre de la Patria era afrodescendiente (en consecuencia, yo soy más Bolívar que tú).
Bolívar no nació el 24, él celebraba era el 25 y pudo haber nacido en Capaya (¿Se seguirán alumbrando en Capaya como en tiempos de Bolivar?) Diferenciar claramente que Capriles es de los Bolívar malos, que nos enteramos que también los había (de hecho la maldad puede también ser retroactiva y la de Capriles contamina a sus antepasados).
Determinar hasta dónde llegó la participación de Capriles Radonski en el derrocamiento de Cipriano Castro, porque sus antepasados estaban involucrados… cuidado con esa línea de los Bolívar, bebían aguardiente y les gustaba el juego, como al 87,6% de nosotros.
En fin, visto el camino que toma la cosa, sugerimos que se incluyan otros temas de angustiante importancia: ¿Era de origen alemán el Afrodescendiente Primero, mal llamado por la burguesía apátrida y racista «Negro Primero»? ¿Es verdad que Boves era agente de la CIA y que no murió en Urica, sino que se fue a Miami y compro un apartamento en Miami Beach? ¿Es cierto, como se rumora, que Páez en su viaje a Nueva York llevaba un alijo de drogas en su equipaje? Miranda y el vello púbico, un punto no suficientemente discutido de nuestra historiografía.
¿El pleito de Carujo con Vargas fue porque el médico se negó a prescribirle Viagra?
¿Evo Morales es tataratataratataratatara… nieto de Sucre, ex presidente de Bolivia? ¿La canción de «María Antonia» que canta Gualberto Ibarreto está dedicada a la hermana de Bolívar? ¿La batalla de Carabobo fue realmente en Carabobo o del lado de acá del túnel de La Cabrera? ¿Es cierto que Stalin era hijo natural de Gómez con una malabarista de un circo ruso que fue a Colombia y el bagre la malogró? ¿Diógenes Escalante perdió la razón porque vislumbró mirando al Ávila lo que se le avecinaba al país?
En fin son muchos los temas para la discusión de la Venezuela que queremos. Pero, en el fondo de todo esto, está la evidencia de que el gobierno y su conductor perdieron, desde hace rato, el control del debate.
Es que de cierto tiempo a esta parte, todo le sale mal. Está como la oposición hace algunos años, cuando todo se volvía en su contra. Los tiempos cambian y la historia es también embriaguez y lotería, como Fernando Bolívar. Qué vaina: venirse a corroborar que Capriles es descendiente del Libertador, justo cuando se exhibe su fotografía, una confluencia de revelaciones que no deja de ser reveladora, aunque venga del lado fascista de los Bolívar.
La verdad que de cierto tiempo a esta parte, Esteban no hace sino responder y mal, como las misses que se enredan en la ronda de preguntas. Perdió el control de la agenda, del lenguaje, los sobrenombres ya no calan. Bueno, la suerte cambia y a veces se vira la cosa, como dirían los cubanos.
De todas maneras, afecto, como dicen las malas lenguas que es el susodicho, a las curaciones mágicas, nada le cuesta probar con la que hizo célebre al papá del presidente Julián Castro, una pócima que según decía la Caracas de entonces, daba buena suerte a todo el que se la untara. Quién quita que en el archivo de Miraflores esté la fórmula, el nombre era: «la tacamajaca `e `ño Leandro», un buen tema, por cierto, para el debate sobre el futuro de la salud de los venezolanos.
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