El burro le sacó la piedra a Maduro
El burro que dos efectivos de los bomberos de Mérida pusieron a pasear por un cuartel le sacó la clase a Nicolás Maduro. Lo volvió a retratar como lo que es: una persona autoritaria que utiliza su poder para atropellar a todo aquel que no comulgue con sus ideas, a todo aquel que se le oponga.
Se puede aceptar que comparar a Maduro con el burro es un insulto para éste. Pero de allí a acusar a los bomberos de incitación al odio hay un paso muy grande, mejor dicho, un enorme retroceso en lo relativo a la libertad de expresión.
Maduro volvió a utilizar a un tribunal para mandarles un mensaje a todos los venezolanos. Quien se atreva a hacer alguna crítica sobre su persona se expone a pasar varios años en la cárcel. Eso de la libertad de expresión no va con los chavistas. El difunto “eterno” tenía la piel muy delicada, lo mismo ocurre con el capitán.
Maduro no es la excepción y en la rueda de prensa que ofreció en el Palacio de Miraflores quedó en evidencia que el episodio lo molestó. Que la arrechera que tiene con los que pasearon al burro es grande, lo que les garantiza a los bomberos un juicio muy alejado de la justicia. Quedarán presos para apaciguar la ira del autócrata.
En la referida rueda de prensa, el colega de la agencia France Press, Esteban Rojas, le preguntó su opinión sobre el paseo del burro. La respuesta fue destemplada. En tono amenazante, muy lejos del de un gobernante democrático, como de guapo de barrio, le preguntó si le parecía que una pregunta como esa tenía nivel para hacerse en una rueda de prensa internacional. que en qué universidad se había graduado y si la pregunta se la habían mandado a hacer desde Francia.
Rojas demostró aplomo, entereza, tuvo una actuación adecuada. Se demostró que hay preguntas que molestan a Maduro, quien tiene años acostumbrado a preguntas complacientes. Definitivamente, el burro puso en evidencia a Maduro.