El cadavérico tema electoral, por Beltrán Vallejo
En este desangelado país hay una gentecita que en vez de encontrar la manera de transmitir algo de vida a la mayoría de la población, y eso pasa por atender “radicalmente” en sus problemas al venezolano de a pie, se ha dedicado a un tema insulso, sin brillo, frío y sin interés para prácticamente nadie, como lo es el asuntico de una y que “elecciones parlamentarias”.
Ese tema le interesa a un frecuentemente disociado Maduro y a su grupete; también es del interés de los pícaros de la denominada Mesa de diálogo y de los vagos que piensan que por ahí vendría una plática sin mucho esfuerzo. Pero a la gran mayoría de la población, ese tema no le interesa para nada, para nada, para nada. Es un tema muerto; pero es un cadáver que algunos intentan poner de pie con todo y sus gusanos.
Maduro, que más parece un afectado psiquiátricamente, no solo hace lo que le da la gana con el esperpento electoral ése, sino que además muestra un desquiciamiento en lo absoluto: se encuentra abstraído del caos con la gasolina racionada, bien menguada en el interior del país, y que lo poquito que llega cae en manos de un bachaquerismo dolarizado en las gasolineras, conformado por guardias nacionales, funcionarios gubernamentales, dueños de estaciones de gasolina, bomberos y pare de contar de lo que tiene que pagar dolarizadamente cualquier triste ciudadano, aunque sea para que le echen 10 litros al vehículo.
Ese Maduro que está pendiente de su circo electoral, ni se entera de la desgracia de la gente pobre que camina por calles y avenidas con carretillas de leña porque hace meses que no cuenta con gas para su cocina.
Ese mismo Maduro, que con voz tronante llama a quedarse en casa y que en su loquera le dice a su gente que salga a hacer campaña electoral, pues ni se molesta en presentar un plan de recuperación de todo un tejido económico que venía recibiendo palo y que ahora, por la crisis de la gasolina y el confinamiento por el covid, ha terminado de colapsar, por lo que se avecina más hambruna y una pobreza de proporciones bíblicas sobre la nación.
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En esa misma labor de bailar con muertos, tenemos al grupete del alacranismo y de la “mesita”, más su plataforma de Globovisión, que no tienen otro discurso sino alentar una participación en una elección cadavérica, sin ninguna vida legal, repudiada internacionalmente por países y organismos, desenmascarada como grosera abominación por una sociedad que no entiende qué necesidad tiene Maduro de imponer una elección que agudizará la crisis política, que no resolverá ningún problema de los venezolanos, y que lo que va a traer es un mayor disgusto en los que él dice están imponiendo sanciones. Si creemos en lo que dice Maduro y sus necios, pues entonces esa elección parlamentaria lo que traería es más sanciones y más problemas para los venezolanos.
Pero acompañando al muerto, también está ese liderazgo opositor que hace unos días hizo un pronunciamiento a no participar en esas elecciones, pero lo hizo vacío de una misión política para que la sociedad no sucumba en la sumisión y en la resignación, y se active en función de resistir a un régimen que ha utilizado al coronavirus como aliado, a la falta de gasolina como instrumento, al alto costo de la vida como herramienta, todo eso en función de seguir oprimiendo al pueblo venezolano.
Ese liderazgo opositor, también cadavérico, es el acompañante perfecto para aquel cementerio electoral.
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