El candidato sorpresa encabeza todas las encuestas en Costa Rica, por Enrique Gomáriz M.
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Se evaporaron las dudas. Rodrigo Chaves podría convertirse en el próximo presidente, según todos los sondeos. Una vez publicados los resultados de las encuestas de intención de voto que en febrero hicieron la Universidad Nacional (UNA) y la Universidad de Costa Rica (UCR), parecen despejarse las dudas sobre la marcha de las preferencias políticas con respecto a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del próximo 3 de abril. Ambas muestran una cómoda ventaja de más de 10 puntos a favor de Rodrigo Chaves, del partido Progreso Social Democrático, con relación a José María Figueres, del partido Liberación Nacional.
Estos resultados, que señalan una notable disminución de los indecisos que ahora son del 15%, confirman los de la primera encuesta que fue realizada por OPol para el diario La República y que otorgaba el 49% de la intención de voto a Chaves frente al 33% de Figueres, y que muy pocos analistas tomaron en serio. Ahora, esas cifras son de 43% y 30%, según la UNA, y de 46,5% y 36%, según la UCR. Ello ha creado sorpresa y alarma en muchos observadores que se preguntan por las causas de esta fuerte preferencia a favor de Chaves.
Un dato importante es que la competencia se produce en un contexto en el que la opinión de los votantes indica altos índices de rechazo hacia los candidatos. De acuerdo con el sondeo de la UNA, a prácticamente la mitad de los consultados no les gusta ninguno de los dos candidatos, pero aun así, la mayoría afirma que acudirá a emitir el voto.
Las causas del rechazo difieren según los candidatos. Partiendo del sondeo de la UCR, a Figueres le reprochan la supuesta corrupción por el caso ICE-Alcatel durante su presidencia y su ausencia del país para eludir el cargo. Un 47% de los encuestados afirma que ese antecedente influye “mucho” en su orientación del voto. Por su parte, Chaves es cuestionado por una denuncia de acoso sexual que enfrentó cuando trabajaba en el Banco Mundial. Ese asunto, sin embargo, influye «mucho» en un 38% de los encuestados y no influye en absoluto en un 40%.
Es decir, pesa apreciablemente más el cuestionamiento por corrupción de Figueres que la acusación de acoso sexual sobre Chaves. Ello guarda relación con la imagen negativa de Figueres que ronda el 49% en comparación con una imagen negativa del 27% para Chaves.
Por otro lado, los observadores coinciden acerca de que la inclinación favorable hacia Chaves guarda relación con la acentuada molestia de la gente de a pie contra el orden social y político del país. Incluso, hay quienes retratan al candidato como un mesías salvador al estilo de Donald Trump. Una deducción apresurada que merece contrastarse.
Es cierto que en Estados Unidos también se produjo una rebelión de la gente común frente a las élites, algo que puede apreciarse en la Costa Rica de hoy. Sin embargo, Rodrigo Chaves presenta un programa y una ideología política muy diferente, planteada formalmente desde la “socialdemocracia moderna”, según se recoge en su plataforma.
Por otra parte, se cuestiona la forma asertiva del candidato y su planteamiento de saltarse las trabas institucionales para acometer las medidas necesarias, pero eso es precisamente lo que le solicitan sus votantes: alguien que sea capaz de superar la trabazón institucional en que se apoya el denostado statu quo. En este cuadro cobra relevancia el hecho de que el partido de Chaves cuenta con solo 9 diputados de un total de 47, algo que deja entrever una virtual contradicción entre su fuerte iniciativa presidencial y la necesidad que tendrá de negociar en el futuro en caso de ganar.
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El temor en círculos políticos y culturales al respecto podría minimizarse si se superara el otro factor que favorece al candidato Chaves que es la aguda división de las fuerzas políticas más relevantes. Puede ser que parte de la sociedad se decida a escogerlo por su rechazo a las élites, pero la alta intención del voto a su favor también procede del deslizamiento hacia su cauce electoral del voto que tuvieron los otros partidos en la primera vuelta. Hay una alta proporción de votantes socialcristianos y del oficialista Partido Acción Ciudadana que declaran que votarán por Chaves, además de votantes procedentes de varias fuerzas del centro emergentes como el Partido Liberal Progresista que consiguió 6 diputados en la pasada elección.
Todo indica que de momento puede más el rechazo al expresidente Figueres que el temor del presumible comportamiento hiperpresidencial de Rodrigo Chaves, a pesar de que buena parte de las élites culturales y políticas, de forma un tanto paradójica, tienden a caricaturizarlo. Habrá que ver si la rebelión contra las élites y la división política basada en viejos rencores se mantienen hasta el final de esta peculiar campaña electoral.
Enrique Gomáriz Moraga preparó su doctorado en sociología política con Ralph Miliband. Participó en Zona Abierta y en la refundación de Leviatán. Fue el primer director de Tiempo de Paz. Trabajó en Flacso Chile y ha sido consultor internacional de agencias como PNUD, FNUAP, GIZ, IDRC, BID.
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