El capitán Hernández, por Gustavo Hernández Salazar
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Cuna de vida,
caminos de sueños,
…
ha sido el mar.
Joan Manuel Serrat
Tendría yo cómo 8 o 9 años cuando una mañana llegó a casa un señor de un porte muy elegante, vestido con un traje blanco imponente, que estaba seguro que había visto antes, pero que no ubicaba con precisión quien era.
Recuerdo a mis padres muy contentos por la visita de aquel caballero; era el capitán de altura Prospero Hernández Salazar, el tío Popo, que acababa de llegar de Japón dónde estuvo casi 2 años preparando el viaje – que él comandaría – a Venezuela de una modernísima, para la época, draga, misión que le había encomendado la república. Con razón ni mis hermanos ni yo lo recordábamos muy bien.
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Aquella visita para mí fue inolvidable, el tío Popo me trajo de regalo un carro de carreras a control remoto que me hizo, por un largo tiempo, el niño más popular de mi comunidad.
Después lo vi más seguido, siempre muy agradable y con una sonrisa permanente dibujada en el rostro, pero luego se mudó a Maracaibo, dónde formó una hermosa familia, y nos frecuentó menos, pero siempre en contacto con papá, la verdad es que se querían mucho.
El capitán Hernández desarrolló en la marina mercante una larga y brillante carrera reconocida por todos sus colegas. Era un hombre de mar estricto y exigente, pero, al mismo tiempo, amable y alejado de poses o arbitrariedades.
Luego de jubilarse cómo oficial activo, fue elegido presidente del colegio de oficiales de la marina mercante de Venezuela y también ejerció con gran acierto, por cierto, cómo perito naval.
Hace unos días en la capital del estado Zulia, donde vivió con sus hijos y su esposa por más de 50 años, aunque siempre amó a Puerto Cabello, ciudad donde nació, murió a los 93 años nuestro tío; a su funeral acudió a despedirlo mucha gente, todos lo recordaban cómo el hombre de bien que siempre fue. Allí se conocieron historias que la familia no conocía. «Popo me salvó la vida», contó uno. Resulta que el hombre se estaba ahogando y el tío Prospero, que era un gran nadador, arriesgando su propia vida, lo salvó de una muerte segura. Así era él.
El tío Popo acaba de morir y los Hernández, los que provienen de la isla de Coche en el estado Nueva Esparta, pero que están regados por toda Venezuela y por el mundo, estamos de luto. Fue un hombre bueno, donde esté, estará bien. Ese es nuestro consuelo.
Gustavo Hernández Salazar es exdiputado al Parlatino, dirigente de Alternativa 1.
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