El caso Chancellor, por Simón Boccanegra
La «Justicia» venezolana, por si faltara algo por añadir a su obsecuencia ante Chacumbele, está tomando un sesgo gomecista y/o perezjimenista. La decisión que dio la «libertad» a Carlos Chancellor sólo se le podía ocurrir al general Gómez y a Pérez Jiménez, que eran los jueces de sus respectivas épocas porque entonces no se juzgaba a los adversarios políticos sino que los propios mandantes juzgaban y condenaban. En el caso de Chancellor hay un juez o jueza de por medio, pero se trata de un monigote o monigota (según el neolenguaje chavista) de Chávez y/o del gobernador de Bolívar, que simplemente cumple órdenes. El hombre fue puesto en libertad pero con prohibición de salir del estado Bolívar y con prohibición absoluta de acercarse a su pueblo natal, Tumeremo, de cuyo municipio (Sifontes) es alcalde, elegido con un apoyo superior al 60% de los votos, en 2008. Chancellor ha sido confinado al estado Bolívar. Pérez Jiménez acostumbraba mucho ese castigo. Confinaba a los presos políticos en determinados estados, por lo general Amazonas, que todavía no era estado sino Territorio Federal y era propiamente el fin del mundo. Allí estuvo, que yo recuerde, Cruz Villegas, entre otros. Aunque Guayana no es propiamente la Amazonas de hace medio siglo, el criterio es el mismo: reducir el derecho constitucional de Chancellor a desplazarse libremente por el territorio nacional sólo al estado Bolívar. Pero, encima, prohibirle volver a su pueblo, a reunirse con su familia y a asumir el cargo para el cual fue elegido ya raya en la obscenidad política. Ya eso no es justicia sino venganza. Además, desvergüenza y sinvergüenzura del juez o jueza y sus amos.