El «como sea» ante los «confundidos», por Santiago Boccanegra
El desespero electoral del chavismo es evidente. Tan solo en la transmisión del martes 13, Nicolás Maduro reiteró al menos cuatro veces que el oficialismo debe ganar «como sea» las elecciones del 6-D. ¿Qué significa «como sea»? ¿Usar recursos públicos, amenazar electores con eliminar beneficios sociales o a punta de pistola, custodiar el voto para que no sea secreto, manipular con su hegemonía comunicacional, usar al CNE como oficina electoral del partido, controlar al Plan República para no ser imparcial? Todo eso ya lo hemos visto en acción antes, ya es costumbre en el comportamiento electoral del PSUV y sus aliados. Es imposible manipular los votos, hacer «fraude electrónico», cambiar votos. «Como sea» entonces es que el chavismo ponga en juego otras marramucias electorales, como cambios de circuitos electorales, buscar confundir con la tarjeta del MIN Unidad, inhabilitar candidatos a diestra y siniestra, impedir sustituir la postulación de Carlos Vecchio, y una retahíla de trabas que han seguido y seguirán poniendo. ¿Hasta allí llega el «como sea» lanzado por Maduro? Creemos que no.
Por eso hay que estar vigilantes al proceso, activarse con el registro y las denuncias de abusos electorales, exigir más y mejor presencia de observadores nacionales e internacionales. El gobierno está a las puertas de perder el poder al que buscan aferrarse ofreciendo calabozos para Chúo Torrealba, acusando a la oposición de bombardear estaciones eléctricas (¿acaso no están militarizadas hace años?) y señalando al electorado perdido de estar «confundido» por la guerra económica. Mosca con las pretensiones de querer intervenir el deseo popular asumiendo que esas «confusiones» pueden ser corregidas desde Miraflores
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