El coronavirus se convirtió en un apocalipsis para la industria aérea mundial
Algunas empresas no fueron tan afortunadas como para soportar el impacto del coronavirus sobre la industria aérea y un par de meses de paralización las colocaron en una situación insostenible
Para nadie es un secreto que la expansión del coronavirus a lo largo del globo desde su aparición a finales de 2019, ha causado estragos en la economía mundial en prácticamente todos los sectores. Sin embargo, entre los más perjudicados se encuentra la industria aérea.
Pérdidas millonarias encaran a un sector que se encuentra en una paralización casi total, ante las restricciones de movilidad implementada por los gobiernos del mundo con la intención de frenar la propagación del virus, que han provocado que de 200.000 vuelos diarios que se efectuaban normalmente, solo se mantengan activos un 10%.
Según la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), las pérdidas para la industria aérea podrían alcanzar los 250.000 millones de euros este año, como consecuencia de una disminución de 1.500 millones de pasajeros en vuelos internacionales.
La dura situación ha puesto en jaque a muchas aerolíneas. Las menos pesadas del mercado se han visto obligadas a colgar los guantes, mientras que las grandes compañías han tomado medidas diversas para reducir costos y evitar la bancarrota.
Como consecuencia, una masiva ola de despidos, contratos sin concretar y revisión de precios de los boletos empiezan a cobrar relevancia y se convierten en una tendencia que tendrá peso en los próximos meses.
Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), las aerolíneas podrían verse obligadas a subir hasta en un 50% el precio de los pasajes solo para cubrir costos en los próximos meses, ya que la tasa de ocupación de asientos bajará radicalmente y ninguna se beneficia con una tasa inferior al 66%, como indican las previsiones debido al impacto del coronavirus.
Con alrededor de 8.000 aviones parados para cuando culmine la crisis, con un promedio de tripulaciones de 5,8 en cada avión, se estima que más de 90.000 trabajadores aéreos quedarán desempleados para septiembre.
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En jaque
Las acciones de algunas de las empresas más importantes del sector dejan en evidencia la crisis que se desarrolla en este momento y el oscuro panorama que enfrentarán en los siguientes meses.
Virgin Atlantic Airway, una de las aerolíneas pertenecientes al magnate Richard Branson, ya despidió a 3.000 personas, entre las cuales se encontraban 600 pilotos.
Finnair, la aerolínea más importante de Finlandia, retornó 12 aviones de su flota y se vio en la obligación de despedir a 2.400 trabajadores.
La Norwegian Air Shuttle, aerolínea principal de Noruega, detuvo por completo su actividad a larga distancia y los aviones Boeing 787 fueron devueltos a sus arrendadores.
Mientras que la Scandinavian Airlines System, compañía establecida en países escandinavos que opera en Dinamarca, Noruega y Suecia, devolvió 14 aviones y despidió a 520 pilotos.
Los países escandinavos actualmente estudian la posibilidad de liquidar los contratos con Norwegian Air Shuttle y Scandinavian Airlines System para construir una compañía desde cero.
El holding IAG que agrupa a la española Iberia Airlines y a la inglesa British Airlines, también presenta fuertes problemas. No solo canceló la adquisición de Air Europa, pagando una compensación de 40 millones de euros, sino que además Iberia se vio obligada a desprenderse de 56 aviones y British Airways de otros 34, a la vez que jubiló a todos sus empleados mayores de 58 años.
Por su parte, Luxair, la aerolínea nacional de Luxemburgo, redujo su flota en un 50%, al igual que Brussels Airlines, la aerolínea nacional de Bélgica.
Lufthansa, una de las aerolíneas europeas más importantes, con sede en Alemania, se vio obligada a parar 72 aeronaves.
La francesa Hop estudia la posibilidad de reducir, tanto su flota como su personal, en un 50% para mitigar el impacto de la crisis.
Mientras que la aerolínea nacional de República Checa, Czech Airlines, suspendió sus operaciones a larga distancia y mantiene solo cinco vuelos de media distancia.
Las gigantes Emirates, de Dubai, y Etihad Airways, de Emiratos Árabes Unidos, no quedan al margen de la crisis. La primera paró 38 aviones y canceló una importante orden de aeronaves Boeing 777x que habían solicitado para este año, además «invitan» a sus empleados mayores de 56 años a retirarse. En cuanto a la segunda, canceló 18 órdenes de aviones A350 de Airbus, paró 20 aeronaves y despidió a 720 trabajadores.
Los fabricantes de aviones también se ven en serios compromisos, como era de esperarse. Airbus, una de las compañías más importantes en esta materia, posee 60 naves almacenadas sin compradores a la vista, pues los clientes que las habían ordenado cancelaron sus órdenes.
El panorama para las aerolíneas de bajo coste, que destacan por reducir precios y comodidades para incentivar más viajes, es incierto, pero el impacto ya empieza a hacerse sentir.
Wizzair, una aerolínea de bajo coste húngara de gran importancia, regresó 32 aviones tipo A320 y despidió a 1.200 personas, entre los cuales se figuraban 200 pilotos. También esperan liquidar a otros 430 empleados en los próximos meses; y los sobrevivientes tendrán que lidiar con una reducción salarial del 30% de sus ingresos.
Ryanair, probablemente la empresa más importante del sector de las ‘low-cost’, dejará de utilizar 113 aviones de su flota y despidió a 900 pilotos, con la previsión de prescindir de los servicios de otros 450 próximamente.
Sin embargo, algunos analistas creen que las aerolíneas de bajo coste podrían resistir mejor el impacto de la crisis en los meses venideros, siempre y cuando el comportamiento del mercado les beneficie.
«Creo que la crisis actual brinda más oportunidades para las aerolíneas de bajo coste. En primer lugar, son más eficientes y pueden sobrevivir por más tiempo debido a las buenas reservas de efectivo. En segundo lugar, su flexibilidad significa que pueden ser más dinámicas al mudarse a nuevos mercados y rutas desocupadas, así como vender a precios bajos para estimular un retorno al viaje», explicó el consultor John Strickland a La Vanguardia.
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Víctimas totales
En estos casos y, pese al impacto, las aerolíneas han sobrevivido. No obstante, otras empresas no fueron tan afortunadas y un par de meses de paralización las colocaron en una situación insostenible.
South African Airways, la aerolínea más importante de Sudáfrica, anunció su bancarrota en abril.
Otro caso es el de las sucursales de Virgin Airlines en Australia y Reino Unido. Richard Branson declaró que no podrían mantenerse sin apoyo estatal, ya que Virgin Group, el consorcio que posee Branson, no cuenta con los recursos financieros para mantenerlas.
En Latinoamérica otra compañía histórica fue víctima de la covid-19. La aerolínea colombiana Avianca también se encuentra al borde del colapso. En abril se cumplió el plazo de deudas que la empresa contraía y no podía pagar, por lo que entró en default. La empresa se acogió al Capítulo XI del Código de Bancarrota de Estados Unidos, que le permitirá acceder a incentivos que le permitirán continuar sus operaciones.