El Coronavirus: Una vuelta forzada a lo básico, por Marianella Herrera Cuenca
IG @nutricionencrisis | @mherreradef
“Back to Basics” ya lo dice con vehemencia este dicho popular anglosajón: “Volver a lo básico”. Esto nos pide la pandemia de coronavirus: lávate las manos, limpia las superficies de trabajo, pendiente de los niños y de los adultos mayores (por razones diferentes). ¿Qué mayor medida básica que lavarse las manos? Desde el maravilloso descubrimiento del médico húngaro Ignaz Semmelweis, quien trabajaba en la clínica obstétrica de Hospital General de Viena, cuando propuso en el año 1847 lavarse cuidadosamente las manos con una solución de hipoclorito de calcio, para atender a las parturientas de la sala obstétrica, no ha existido una medida tan brillante, básica, bajo costo y efectiva para prevenir las infecciones.
Claro, en tiempos de Semmelweis, los médicos mientras más casos atendían más se ensuciaban y contaminaban, pero también eran percibidos como que quien trabajaba más, ¡tenía más sangre en su indumentaria! Pero Semmelweis, se dio cuenta que la sala obstétrica del hospital atendida por los médicos tenía una mortalidad entre 3 a 5 veces más alta que la sala atendida por las matronas. Algo pasaba.
La diferencia en la atención comenzaba con la higiene que mantenían las matronas (sin saberlo) respecto a los médicos, y así el Dr. Semmelweis logró reducir la fiebre puerperal, que es una infección que puede ocurrir dadas las heridas en el área genital de las parturientas si no se mantiene una higiene adecuada.
Por supuesto el lavado de las manos, tuvo un impacto en la mortalidad de las mujeres al momento del parto y en los días posteriores, disminuyendo la mortalidad materna de manera importante.
Recuerdo que alguna vez durante las clases mientras asistía a la Facultad de Medicina en la UCV, comentábamos que sencillo este acto que cambió el acontecer de la actividad hospitalaria, la higiene, lo cambió todo, para bien.
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Ahora, en este momento lo más importante frente al coronavirus es la prevención: lávese las manos frecuentemente, mantenga la higiene de las superficies que están en contacto con usted, tape la boca adecuadamente si estornuda o tose para no diseminar partículas potencialmente contaminadas, la verdad son cosas muy básicas no estamos inventando “el agua tibia” ni estamos hablando de medicamentos complicados, son eso: medidas BASICAS.
La cosa se embrolla cuando usted sabe que debe lavarse las manos, pero llega a su casa y no tiene agua, no consigue jabón, no puede hervir el agua por falta de gas o electricidad. Ahí tenemos un problema, que escapa de las manos de todos.
Si usted no tiene acceso al agua, pues no lo tiene, si no tiene luz por cortes eléctricos pues no lo tiene fin del tema. Entonces en esta pandemia global, todos hemos tenido que comprender que hay cosas básicas en todos, óigase bien en todos los entornos que deben mantenerse, la higiene, la buena alimentación, porque si usted está bien nutrido ¡no gordo! (sino bien nutrido con todos los nutrientes requeridos) usted va a tener un mejor sistema inmunológico, que de paso no se logra de un día para otro, se logra siendo constante al comer las porciones indicadas de frutas y verduras, las leguminosas, las proteínas, las grasas “buenas”. Se logra manteniendo un estilo de vida saludable y cónsona con el bienestar general que una persona digna merece.
Así, uno podría preguntarse ¿qué pasa con tal o cual persona que no se enferma nunca, y con esta otra que se enferma a cada rato? Al examinar las personas, encontraremos diferencias cruciales, mi profesor de medicina interna decía véale las uñas al paciente, vea como tiene las manos y sabrá a que se dedica. ¿Es un trabajo intelectual o manual el que realiza? Con qué entra en contacto (muy importante en esta epidemia).
Lo cierto es que esta pandemia nos llama a la reflexión de lo básico, en el mundo moderno, la gente sigue padeciendo de carencias básicas: agua, saneamiento, enseres domésticos básicos, y en una situación de gravedad las carencias son globales, tanto en el mundo en los países de ingresos bajos y medios, esperable, pero también en los países desarrollados. Es la reflexión ética de sentirte mal y comunicarlo, evitando así que otros se contagien.
Una reflexión, en pleno siglo XXI, las necesidades básicas, incluyendo la ética y los valores, siguen siendo la base del bienestar y debe pensarse a futuro sobre cómo hacerlas sostenibles.
Termina muriendo más gente por falta de higiene que por una guerra, y esto nos debe poner a pensar en el mundo que queremos, ya lo advirtió Bill Gates en 2015, el mundo debe prepararse para hacer frente a una nueva pandemia, y ¿dónde quedó la prevención? ¿Qué haremos para que esto no se repita?