El derecho a aspirar, por Carolina Gómez-Ávila
Twitter: @cgomezavila
En su rueda de prensa del miércoles pasado, Capriles recomendó enfáticamente, a quienes serán candidatos en las votaciones de noviembre, que le dijeran al pueblo que ellos tienen derecho a aspirar, que tuvieran entereza para decir que es legítimo que ellos tengan la aspiración de ser representantes del pueblo por mandato electoral.
Y tiene razón. El problema es que habla desde su ombligo. El derecho a aspirar no solo lo tienen ellos, el pueblo también tiene derecho a aspirar. Y aspiramos.
Aspiramos a que ir a votar no se convierta en un riesgo de contagio o muerte por covid-19, lo que no pasará sin inmunidad de rebaño. Hora de recordarle a Capriles que en vez de hacernos pasar la pena ajena de exigirle a Estados Unidos que haga lo que solo puede hacer si es su voluntad (me abochorna tener que explicar que las donaciones no son exigibles, a alguien a quien supuse educado en valores) hay que exigirle a quienes nos ofrecieron 10 millones de vacunas rusas que cumplan su palabra.
Aspiramos a que el voto en blanco sea un voto secreto, que deje de ser la forma más descarada de control social por el largo periodo de exposición del elector, mientras su cédula de identidad pasa por las manos de los miembros de mesa y su rostro está a la vista de cualquiera que se asome al recinto. Esta aspiración incluye la publicación de las cifras para mover al debate público sobre si el pueblo se siente o no representado por los candidatos en pugna. Algún sentido para la democracia tiene que tener, ¿no es así?
Aspiramos a que los funcionarios electos colaboren con las labores de contraloría social, que no es lo mismo que pedirles rendición de cuentas. Aspiramos a que no nos obstaculicen el seguimiento de los recursos públicos, a no ser aplastados por el sistema mafioso que practican una y otra vez desde instancias municipales, estatales y nacionales.
*Lea también: Me toca a mí, por Rafael A. Sanabria M.
Aspiramos a la garantía republicana de la alternancia democrática. Si algún político de oposición tuviera visión de estadista y pensara más allá de la siguiente elección, ya se habría introducido la propuesta de enmienda constitucional que prohíba la reelección.
Aspiramos a examinar las finanzas de sus partidos políticos, cosa que no podemos hacer porque la constitución privatizó esa actividad. Si usted es un político demócrata y quiere representarnos, dé el ejemplo o motorice la enmienda constitucional.
Aspiramos a que los medios, aunque decidan su línea editorial según sus intereses políticos, no silencien estas quejas ciudadanas porque son políticas, puesto que también son legales y legítimas. Y aspiramos a que, a la denuncia, respondan con periodismo de investigación en vez de seguir actuando como una sordina.
Todos tenemos derecho a aspirar. No solo los políticos pueden aspirar a que el pueblo se inmole para darles un cargo que no nos servirá de nada.
Por eso aspiramos a que tomen ustedes la iniciativa en la restitución del respeto al ciudadano antes de pedirnos que les demos votos, aspiramos que hagan algo concreto por lo cual valga la pena premiarlos con un cargo de elección popular.
¡Derecho a aspirar! De eso quiere dar lecciones Capriles con la misma autoridad moral con la que nos mandó a «exigirle» a Estados Unidos que nos donara vacunas. No sé en qué momento perdió la brújula. Y si no la perdió, no sé en qué momento nos perdió el respeto y se atrevió a decirnos estas cosas, pretendiendo aplausos.
Carolina Gómez-Ávila tiene más de 30 años de experiencia en radio, televisión y medios escritos y escribe sus puntos de vista como una ciudadana común.
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo