El descarnado informe de la CTV, por Gregorio Salazar
Twitter: @goyosalazar
Tomando como punto de apoyo la presencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en nuestro país, y el marco de diálogo que se ha abierto después de años de infructuosa insistencia, la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) ha retomado con más vigor la exigencia de «un salario de inicio», que pueda estar sujeto a revisiones trimestrales.
Esa es la forma, considera la dirigencia cetevista, de ir retomando la vigencia del artículo 91 de la Constitución, que garantiza el derecho que tiene todo trabajador a un salario suficiente y digno para cubrir sus necesidades y las de su familia. Artículo que este régimen ha borrado de hecho, decimos nosotros.
A propósito de la presencia de la OIT, la CTV realizó un informe técnico en el cual analizan la realidad económica y salarial del país, donde destaca la caída –¡sin precedentes!– de la producción interna, como consecuencia del desmontaje de capacidades productivas y la destrucción de factores productivos tales como, inversión, empleos, empresas, entre otros.
Como resultado lógico de tamaña devastación se profundizó la precariedad del trabajo y se agudizó el deterioro en las condiciones de vida de los trabajadores. El salario mínimo sigue anclado a niveles del 15 de marzo de 1922 en Bs. 130, equivalente a cinco dólares.
No lo dice el informe de la CTV, pero si se tomara en cuenta ese etéreo salario mínimo y se le sumaran los bonos recientemente decretados, el ingreso mínimo de los trabajadores estaría siete veces por debajo del salario mínimo más bajo de la región, como son los casos de Nicaragua y República Dominicana.
En forma precisa y descarnada, la CTV indica los rasgos que presentan los salarios en Venezuela: destrucción, pulverización, bonificación, desaparición y precarización durante 14 años, en los que el país padeció uno de los peores procesos hiperinflacionarios del planeta.
Con el consecuencial agregado del desmontaje de las convenciones colectivas y de la seguridad social de los trabajadores, lo que campea entre la clase trabajadora venezolana es desprotección y vulnerabilidad. El salario mínimo es insuficiente para permitir vivir en dignidad y cubriendo las necesidades básicas, materiales, sociales e intelectuales de los trabajadores y sus familias. Las prestaciones, cajas o fondos de ahorro fueron pulverizados.
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Mientras eso ocurre puertas adentro de los hogares de los trabajadores, los ingresos por exportaciones petroleras han ido subiendo y para el 2023 se estiman en 11.500 millones de dólares, sin incluir los ingresos por los acuerdos con Chevrón. Como agregado, los ingresos fiscales del 2022 superaron en más del 90 % los del 2021.
Cuestiona la CTV la gran opacidad sobre los recursos por la extracción de oro y otros minerales en el Arco Minero del Orinoco, ingresos que debieran servir para que el BCV pueda mantener la estabilidad de tipo de cambio y controlar la inflación.
«Cualquier aumento del salario mínimo debe estar sustentado por el flujo de ingresos financieros del país para que sea sostenible en el tiempo y no sobre los stocks de capitales que posea», indica la CTV.
Por tanto, se necesita que el régimen aporte la información financiera, estadística e indicadores sobre empleo y remuneración, que permita sustentar criterios técnicos para formular una política salarial consistente y que beneficie a los trabajadores. Ya sabemos, la opacidad en todo es una de las tarjetas de presentación de quienes desgobiernan hoy a Venezuela.
Así, la solicitud de aumento salarial debe estar vinculada a las fuentes de ingresos como petróleo, Arco Minero, fisco y fondos no declarados, puesto que existen recursos financieros de la nación que se manejan discrecionalmente, (con hermetismo supremo subrayamos nosotros) y no entran en la planificación financiera del país. Otra violación a la Constitución.
Entre las estimaciones a futuro que hace la CTV de los ingresos en lo inmediato del Estado, están las siguientes: 3 mil millones de dólares procedentes del Arco Minero, una exportación de 120 mil barriles de petróleo en el nuevo acuerdo con Chevron a precios de mercado e ingresos fiscales que se proyectan a 4.500 millones de dólares.
«Con base al contexto macroeconómicos del país y la precariedad en la que se encuentran los trabajadores venezolanos, en medio de la destrucción del salario mínimo es importante abordar su reconstrucción en el corto plazo desde el enfoque del equilibrio, esto es combinando los factores sociales y económicos, necesidades de los trabajadores y sus familias y variables económicas», afirma la central sindical.
Sin embargo, la clase obrera sigue soportando el peso de las erradas políticas económicas de tantos años, paga el peor de los costos sociales y sigue sujeta a la discrecionalidad de la cúpula gobernante. Con razón el Partido Comunista de Venezuela acusa a Maduro de encabezar un gobierno de marcada esencia neoliberal, el propio capitalismo salvaje.
Gregorio Salazar es periodista. Exsecretario general del SNTP.
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