El discreto encanto del diálogo con calle, por Xabier Coscojuela

La cantidad insuficiente de máquinas captahuellas dispuestas el reglamento establece que es una máquina por cada mil firmantes, por lo que debían ser 1.300 y no 300
Autor: Xabier Coscojuela
Los venezolanos, en todos los estados del país y en todos sus municipios, le están dando una buena bofetada al saboteo que las rectoras del PSUV que dirigen el Consejo Nacional Electoral implementaron para tratar de impedir la ratificación de su decisión de activar el referendo revocatorio al presidente Nicolás Maduro.
La cantidad insuficiente de máquinas captahuellas dispuestas el reglamento establece que es una máquina por cada mil firmantes, por lo que debían ser 1.300 y no 300- así como el haberlas distribuido de manera que hay más donde menos gente firmó, son una nueva demostración de la militancia de las rectoras.
A lo anterior se une una nada disimulada operación morrocoy. Sin embargo, la disposición de los ciudadanos está venciendo todos estos obstáculos y para el momento que escribimos este editorial todo indica que los sectores democráticos alcanzarán sobradamente el 1% exigido por las rectoras, requisito por cierto que no aparece en la Constitución.
Recordemos también que este reafirmazo será también «verificado» por el CNE dentro de los próximos 20 días hábiles contados a partir del lunes 8, por lo que todo puede pasar.
Todos estos elementos demuestran el poco interés que tienen las rectoras psuvistas por colaborar en que las diferencias entre los venezolanos se resuelvan de manera democrática, pacífica, constitucional y electoral.
Mientras eso ocurre en predios del CNE, en la OEA se llevó a cabo una reunión extraordinaria donde el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero rindió un informe de su gestión en pro del diálogo en Venezuela.
No nos pareció negativo su resumen. Estamos seguros que alguna de sus partes no agradaron al Gobierno y otras tampoco fueron bien recibidas en la oposición. No tenemos por qué dudar de su sinceridad. Suponemos que cree en la necesidad de la separación de poderes, en la amnistía, en el respeto a los derechos humanos, en el respeto a las instituciones del Estado, en la necesidad de cumplir con los eventos electorales establecidos en la Constitución.
Esos temas estuvieron incluidos en las palabras de Rodríguez Zapatero y son de las que menos les gustan a los chavistas. En Venezuela no existe separación ni autonomía de los poderes, el Gobierno niega la existencia de presos políticos, viola sistemáticamente los derechos humanos, no respeta las instituciones y no quiere saber nada de elecciones. Ni del revocatorio ni de las regionales que deben celebrarse obligatoriamente este año.
Creemos que es un error descartar la intermediación de los tres expresidentes.
Ningún camino que pueda llevar al diálogo y abonar en la búsqueda de una solución pacífica al desastre que vive Venezuela debe ser desechada. Por eso tampoco nos parece positiva la respuesta que Henry Ramos Allup le dio a la propuesta de Maduro de reunirse con él. Es cierto que el Presidente de la Asamblea Nacional no es el jefe de la oposición, pero debió dejar la puerta abierta a la posibilidad de sentarse a conversar.
Eso nunca sobra.
Estamos convencidos de que el Gobierno no cree en el diálogo. En el ADN del chavismo no está el respetar al que piensa distinto, al que tenga diferencias con ellos. Lo han demostrado con creces todos estos años.
También coincidimos con quienes creen que Maduro propone el diálogo para ganar tiempo, pero ese objetivo lo logrará si la acción opositora se reduce a reunirse con los gestores del diálogo. Si la MUD engancha la petición de revocatorio con las protestas que se reproducen aceleradamente en todo el país el Presidente y su combo se verán obligados a negociar.
Ahí está el detalle.
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