El doble quántico del gobierno, por Wilfredo Velásquez

La duplicidad institucional que vivimos los venezolanos, empezó con el gobierno chavista, motivada por su disposición a controlar todos los ámbitos del acontecer nacional.
En un momento en que controlaban prácticamente todo el país y que apenas, pocas gobernaciones quedaban en manos de la entonces incipiente oposición, intentaron en Falcón y Yaracuy un montar gobiernos paralelos, mediante la concertación de los organismos nacionales, para permitirle a sus futuros candidatos, manejar dichos presupuestos, para de esa manera, descalificar el desempeño de los gobernadores y presentar a sus candidatos entregando obras ejecutadas, sin ostentar ningún cargo de elección popular.
En Falcón no pudieron lograrlo, aunque se promovió mucho la figura del militar golpista, que optaba a la candidatura de la gobernación y que, por desavenencias, fue desplazado por un civil, constituyente, proveniente del sector sindical.
En Yaracuy, el choque de las ambiciones de los dos hermanos que aspiraban a la candidatura, más la confrontación con otros líderes del sector rural, dieron al traste con esta pretensión. Como resultado se les coleó un nefasto candidato del PPT, y tuvieron que esperar a las siguientes elecciones para tomar el control del estado.
En cada situación donde no han podido asumir el control por la vía de los votos, han creado organismos paralelos.
Pasó también, en el sector obrero, intentaron, con un adecomepistacausaerristapepetecopeseuveco, ganar las elecciones de la CTV, al no lograrlo, crearon un organismo paralelo, y como resultado tenemos dos centrales obreras.
Perdieron la Alcaldía Metropolitana y crearon el Distrito Capital, con el mismo perímetro del Municipio Libertador, o sea se lo montaron encima. Le quitaron las funciones a la Alcaldía Metropolitana y formaron, unilateralmente, un gobierno paralelo.
Y en las gobernaciones que no controlan, pasan a manejar los recursos mediante la figura del protectorado. En desmedro de la figura de los gobernadores legítimamente electos por el pueblo. Demostrando lo poco que les importa la voluntad popular.
En la UCV, no han podido por vía democrática y ahora lo intentan judicialmente.
Esta duplicación de las instituciones, ahora que sus fortalezas merman se le revierten, nada más y nada menos que con la figura presidencial.
En este juego perverso, luego que la oposición ganara mayoritariamente y de forma aplastante la Asamblea Nacional, crearon la ANC, por lo que también tenemos, dos organismos con funciones legislativas y parlamentarias.
Es tal la habilidad duplicadora, que mediante la judicialización han clonado partidos políticos, de larga tradición histórica, para ponerlos a su servicio.
Y en el exilio, se mantiene los duplicados del Tribunal Supremo de Justicia, La Procuraduría y la Fiscalía General de la República.
La esquizofrenia política invade todos los ámbitos nacionales.
Este afán ezquisofrenizante, talvez se deba a la profesión de uno de los más conspicuos representantes del gobierno, porque ahora también tenemos duplicados los mecanismos y los grupos de negociación.
La duplicidad en que han sumido el país, también alcanza a los protectores internacionales que se han buscado, por un lado, el gobierno se cobija en el regazo de la madre Rusia, como la llamaría Dostoievski, y los opositores bajo los hilos que maneja Trump, según diría Dilma Rousseff, en su banal discurso antimperialista.
El empeño duplicador, del gobierno, se expresa también en la pretendida creación de un estado comunal paralelo, al modelo de estado definido en nuestra Constitución.
Lo cierto es que esta duplicación del estado demuestra dos cosas básicamente, la primera que el gobierno no tiene talante democrático, que irrespeta las decisiones del pueblo, y que, como Jalisco, si no gana, arrebata.
*Lea también: Fuerzas motrices de la sociedad larense, por Nelson Freitez
Y por otra parte demuestra una gran debilidad, porque en situaciones como esta, los gobiernos paralelos como el liderado por el presidente de la Asamblea Nacional, se manejan desde el exilio, y en nuestro caso se les ve conviviendo con él y hasta obligados a negociar y a recoger viejas posturas principistas y llegar dócilmente y en fila a incorporarse a un parlamento que antes descalificaron, y al cual, de hecho, renunciaron en masa.
Fueron electos para ejercer la representación ciudadana en ese ambiente de parlamentarismo democrático y no consideraron la voluntad de sus electores.
En las entrevistas, en que los hemos oído, parecen trabajadores con orden de reenganche, no muy convencidos de merecer el cargo que reclamen, usan la ironía, la burla y la descalificación para referirse a la AN, mientras que en la propuesta que tratan de vender, desde su alianza con los “líderes” exhumados, la han promovido como un intento de reinstitucionalización.
Más allá de la posible reinstitucionalización, debemos creer qué se trata de un plan de implosión de la AN, para detener el avance de la oposición.
Poco podemos esperar de este tinglado. Como diría la Lupe: es teatro, puro teatro.