El dólar del millón, por Reinaldo J. Aguilera R.
Twitter: @raguilera68 / @AnalisisPE
Apenas hace unos días atrás, el famoso dólar paralelo comenzó una escalada que, tal y como se observa, no tendrá final, al menos por ahora; muchos factores intervienen, pero sin lugar a dudas el referido al descontrol en el manejo de la economía del país es uno determinante.
No hay que olvidar que es a través de la mala y desordenada gerencia del régimen, el impulso a la expansión monetaria por parte del Banco Central de Venezuela y las asignaciones y transferencias del gobierno de Maduro, que se mantiene bajo una presión constante al tipo de cambio paralelo, lo que afecta prácticamente todo.
Lo cierto es que, con el último salto del tipo de cambio paralelo de este lunes, 23 de noviembre, en el que se ubicó en 967.349,16 bolívares por dólar, ya no hay duda de que en cualquier instante se convertirá en el dólar del millón, cosa para muchos impensable, pero que se hará realidad, una triste realidad por demás.
Muchos piensan que ese aumento se debe a que los cercanos al régimen se están llenando con los negocios y quizás algo tenga que ver, pero el asunto de fondo se refiere mayoritariamente a la facilidad y complacencia con la quiebra del Estado venezolano y el financiamiento del BCV, que imprime abiertamente cantidades exorbitantes de dinero inorgánico, sin respaldo alguno para el Ejecutivo, como si fueran billetes de monopolio.
Otro aspecto que está forzando el aumento desmesurado del dólar paralelo y causando la inestabilidad del tipo de cambio que se está viviendo en los últimos días, está relacionado con la regaladera y los desembolsos por parte del régimen de Nicolás Maduro para el pago de salarios, pensiones y “utilidades” en estos tiempos, que no ayudan a nadie, pues el bolívar ya no vale prácticamente nada.
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Lo desesperante y triste a la vez es que la economía venezolana está en manos de los agentes especulativos que, disfrazados de socialistas que pretenden ayudar al pueblo, son en realidad sujetos e incluso corporaciones enmarcadas en el más puro capitalismo, la diferencia es que es un capitalismo local, un “capitalismo de compinches”, es en conclusión, el espejo de la economía madurista, atrasada, voraz y depredadora, que despoja a todos de sus ya pocas riquezas y de su trabajo diario, esa es la verdad.
Finalmente, por ahora, lo real es que la distorsión del esquema de precios que afecta a este aspecto fundamental de la economía del país está sostenido por los malos actos y maquiavélicas decisiones del chavismo/madurismo, al que le conviene mantener la brecha entre precios y salarios para controlar a la población, sin admitir que se debe principalmente a la incapacidad del Ejecutivo de defender el poder de compra del sector trabajador, hundiendo cada día más al venezolano en la pobreza, así de simple y sencillo.
Reinaldo Aguilera es Abogado. Master en Gobernabilidad, Gerencia Política y Gestión Pública de George Washington University/UCAB.
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