El drama de la salud le sube la fiebre a la protesta social
Dos de cada 10 protestas registradas en Venezuela durante 2018, hasta el 15 de agosto, fueron del sector salud. El gremio ha tomado las calles del país para reclamar mejores condiciones de trabajo, insumos para laborar y salarios más justos, y ha condensado las quejas transversales de otros venezolanos que exigen sus propias reivindicaciones. También, los pacientes han alzado la voz pidiendo mejor atención
Autor: Génesis Carrero Soto y Daniel Acosta | Infografías: Juan Carlos Hernández
Aquello de que “la salud no espera” se ha hecho sentir como nunca en lo que va de 2018, cuando el gremio representado en enfermeras, médicos, obreros, personal administrativo y el resto de profesionales que conforma este grupo ha tomado las calles de toda Venezuela, al punto de que dos de cada diez protestas en Venezuela tienen que ver con la salud.
De acuerdo al registro de El Termómetro de la Calle, un monitor de conflictividad social realizado en alianza entre El Pitazo, TalCual, Runrunes y con instrumentos desarrollados junto a ORC Consultores, hasta el 15 de agosto se realizaron unas 916 protestas de pacientes y personal asistencial que reclaman desde atención primaria hasta salarios más justos.
Pablo Zambrano, dirigente sindical de los trabajadores de la salud y secretario general de Fetrasalud es tajante al enumerar las demandas por las que el grupo se lanzó a las calles venezolanas: la primera, un salario basado en el artículo 91 de la Constitución que establece el salario digno, y la segunda es el respeto y la garantía en el derecho a la salud y a la vida.
Aunque la reconversión monetaria y el aumento del salario a 180 bolívares soberanos (180 millones de bolívares fuertes), tomó por sorpresa a quienes mantienen estas peticiones, los dirigentes de los gremios de la salud lo discutirían a partir de la publicación en Gaceta Oficial, tal como lo refirió Fanny Gamarra, presidente de la Federación de Enfermeras de Venezuela, luego de un encuentro entre federaciones y sindicatos el pasado 18 de agosto y ratificado en asamblea intergremial el 30 de agosto en el hospital Jesús Yerena de Caracas, cuando se decidió mantener la protesta.
Eso sí, dejó claro que el ajuste anunciado por el Ejecutivo está por debajo de sus exigencias. “Al hacer los cálculos, según la base del salario anunciado por Maduro, necesitaríamos 4,7 salarios mínimos para llegar a lo que nosotros exigimos. Pero eso hay que evaluarlo, pues si bien se hacen ajustes, el Gobierno no ha hecho nada para controlar la inflación”, refirió en nota publicada por El Pitazo.
La presidenta del Colegio de Enfermeras de Caracas, Ana Rosario Contreras, asegura que “de acuerdo a lo dicho por el Gobierno, el trabajador profesional ganaría 1,5 salarios mínimos”, un monto que “no satisface las aspiraciones del sector”.
La vocera sostiene que a las autoridades gubernamentales se les presentó una propuesta de tabulador salarial, el pasado 28 de agosto, en el que exigen no menos de 22 salarios mínimos para los profesionales universitarios I.
Sobre este punto, Zambrano reitera que “el problema del salario es profundamente humanitario y no solo económico”. El dirigente de Fetrasalud apunta que los dirigentes sindicales de todos los sectores han sido llamados a unirse a la lucha del sector salud. Pero, aunque las batas blancas son mayoría en estas manifestaciones, ya es común ver a los trabajadores de electricidad, petróleo, educación y hasta administración pública mimetizarse con sus pancartas.
Iván Freites, secretario general de la Central Sindical de Trabajadores Petroleros de Venezuela, confirma esta tesis e indica que 25 sectores laborales del país acordaron sumarse al reclamo de la salud en todo el país. “Se trata de un reclamo de todo el pueblo. El pueblo reclama salud, reclama libertad, reclama salarios dignos, derechos a la educación, derecho a una casa digna, a que nuestros hijos tengan recreación… Son más de 20 estados en la calle reclamando no solo el derecho a la salud, sino por el gas, por el agua, por salarios dignos”.
El Termómetro de la Calle da cuenta de que las entidades que más protestaron en materia de salud fueron Zulia (153), Mérida (137) y el Distrito Capital (107). Juntas, suman casi el 43% de las manifestaciones a escala nacional por asuntos relacionados a la salud. Le siguen Táchira (78) y Barinas (71). Los estados menos conflictivos, en esta cuenta y durante el período, fueron Nueva Esparta y Falcón, con 2 protestas cada uno.
En todos los casos, las movilizaciones se dividen en dos grandes categorías: por motivos laborales y por exigencias de mejores servicios médicos, por lo menos a partir de la convocatoria pues en la práctica los motivos se solapan.
Los llamados a protestar por salarios y otras condiciones sumaron 658 eventos, mientras que los relacionados con servicios alcanzaron 258.
Junio fue el mes que cambió la tendencia. Entonces, el gremio de enfermeras se convirtió en punta de lanza del reclamo laboral, especialmente a partir del paro nacional coordinado a escala nacional que comenzó el 25 de junio. Durante ese mes, por primera vez hubo más protestas por salarios que por insumos, 72 frente 22, respectivamente.
Hasta el mes de mayo, las manifestaciones laborales del sector salud apenas sumaban 11 eventos. En junio comenzó a crecer, y se consolidaron en julio con 470 y en agosto con 105 más, durante la primera quincena.
Una bola de nieve
“Desde hace 16 años ejerzo mi profesión y mi sueldo son 3.800 bolívares fuertes mensuales y no puedo ni siquiera comprar medio cartón de huevos. Tengo una niña de 9 años y a mi madre que es discapacitada visual. Yo hago peripecias para comer. Tengo varios oficios, soy repostera, hago piñatas, soy payasita, pinto uñas y hasta corto cabello para medio vivir. Pero estoy harta de decirle a mi hija que no le puedo comprar un chocolate, que no la puedo sacar a pasear. Estoy todo el día fuera de mi casa para que ella al menos coma y estoy harta de comer lenteja y sardinas… No queremos lujos. Queremos lo básico: poder alimentarnos y vivir con dignidad”.
El testimonio de Mónica Aranguren, enfermera en el Seguro Social de Guarenas, es solo un eco de los lamentos de otros muchos asalariados venezolanos. A ese clamor ella atribuye los más de 65 días de huelga activa del sector salud al que se siguen sumando voces.
Dinorah Figuera, diputada a la Asamblea Nacional y además médico de profesión, está convencida de que la protesta de salud es catalizadora del resto. “No podemos asistir a los pacientes porque no hay electricidad y no hay agua, lo que impide operaciones y genera un problema de contaminación en los hospitales. Hay mil cosas que hacen que sea una crisis transversal, pues el derecho a la salud es el derecho a la vida y eso tiene que ver con todo el entorno y el bienestar de una persona”, explica.
Los trabajadores de Corpoelec no callan. Mientras la empresa es objeto de reclamos por los continuos apagones, sus empleados hacen lo propio con sus jefes. Alejandra Romero, una de las representantes del sindicato de la empresa eléctrica del Estado, explica que se unen al petitorio de enfermeras y médicos porque es la misma que ellos enarbolan. “Estamos solicitando al Ejecutivo un contrato que dignifique el salario del trabajador. Yo tengo dos carreras universitarias y ni así puedo vivir dignamente”, asegura. “En la unión está la fuerza, que sea la salud, los de Cantv, los trabajadores eléctricos, los educadores, los obreros… Todos tenemos salarios de hambre por eso todos nos venimos a la calle”, suma Romero.
Con esto coincide Carmen Guerra, una educadora activa que afirma participar en todas las movilizaciones convocadas en Caracas por el gremio de la salud, pues “son los que más se han mantenido en una lucha constante por los derechos no solo de ellos como trabajadores, sino de todos los ciudadanos venezolanos que nos estamos muriendo. Yo vengo a protestar con los médicos y enfermeras porque todos los días me toca ver a mis alumnos desmayarse en el salón por falta de comida. El suplicio de la salud tiene que ser atendido por todos, todos deberíamos estar en la calle protestando con ellos”, dice.
Y, aunque ese llamado se refleje en la frecuencia de las más de 900 protestas que tienen lugar en todo el país y que llevan como bandera la crisis de la salud y sus trabajadores, la represión por parte de entes de seguridad ha sido más bien baja. En solo 37 oportunidades hubo un accionar de las fuerzas de seguridad, lo que representa apenas 4%.
De igual forma, solo hubo 3 detenidos, uno en el Estado Zulia, otro en Aragua y en el Distrito Capital. Solo en un caso hubo un muerto, presuntamente a manos de funcionarios del Estado, en una protesta en el sector Playa Grande del Estado Sucre el 28 de febrero, según reportó El Pitazo.