Mesura y firmeza, por Xabier Coscojuela
Cuando decimos que el chavismo que manda es coherente con su trayectoria histórica nos basamos en hechos concretos. Su estreno en la vida política del país fue un cruento golpe de Estado. Después de ello se tardaron algunos años en aceptar transitar la vía electoral
Autor: Xabier Coscojuela
La reacción roja rojita ante los resultados electorales del pasado domingo es coherente con toda su historia política. Nosotros nos encontrábamos dentro del grupo de los optimistas y pensamos que los sectores democráticos que hay en el chavismo lograrían imponer su criterio y el país podría avanzar hacia una vida política con menos tensión pero, por ahora, todo indica que nos equivocamos.
Cuando decimos que el chavismo que manda es coherente con su trayectoria histórica nos basamos en hechos concretos. Su estreno en la vida política del país fue un cruento golpe de Estado. Después de ello se tardaron algunos años en aceptar transitar la vía electoral para llegar al poder.
Al hacerlo emplearon todas sus fuerzas para minar la democracia venezolana. Lo ocurrido después de varios episodios comiciales demostró cómo entienden quienes mandan en ese sector político el respeto a la decisión popular. Para no irnos muy lejos nos remontamos al momento en que fue elegido alcalde metropolitano Antonio Ledezma. La sede de esa alcaldía fue asaltada por bandas paramilitares rojas ante los ojos complacientes y satisfechos del difunto expresidente Hugo Chávez.
La decisión de la mayoría de los mirandinos de elegir a Henrique Capriles como gobernador de Miranda fue irrespetada con la creación de Corpomiranda, ente que encabeza el hoy diputado electo Elías Jaua, a quien en el mundo oficial rojo bautizaron como el _»protector» de Miranda. Figuras similares fueron creadas en Amazonas y Lara.
Ante la reacción del cogollo liderado por Nicolás Maduro y Diosdado Cabello la Mesa de la Unidad ha dado una respuesta acertada. Creemos que se debe insistir en la necesidad del diálogo y la concertación entre los dos bloques políticos. No puede ser un saludo a la bandera. Es una necesidad imperiosa. La magnitud de los problemas que tiene el país es de tal envergadura que para poder solventarlos se requiere, primero y antes que nada, alcanzar el mayor consenso posible entre los venezolanos.
Tender puentes entre ambos sectores políticos es una tarea fundamental. Hay que buscar el mayor número de acuerdos posibles. Eso es algo que viene reclamando la mayoría de los venezolanos, tanto los partidarios del Gobierno como los de la oposición.
Eso es lo que dicen todas las encuestas y lo que se escucha permanentemente en la calle. Hay que aislar a los radicales de ambos lados. Es la hora del diálogo. En la Mesa de la Unidad lo tienen claro sus principales dirigentes. Esperemos que dentro del mundo chavista se impongan también los sectores democráticos que en su seno existen.
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