El ejemplo que Caracas dio, por Teodoro Petkoff
Para quien quiera oír crecer la hierba, los resultados del municipio Libertador, en Caracas, son harto elocuentes. Fue el único municipio del área metropolitana donde ganó el Sí, porque en los otros cuatro (Chacao, Baruta, El Hatillo y Petare) ganó el No por paliza. Pero la correlación en Libertador fue de 52% para el Sí y 48% para el No. El 23 de noviembre pasado, la candidatura opositora de Stalin González alcanzó el 42% del total de votos.
Apenas en dos meses, se produjo un incremento en la votación opositora de 6 puntos porcentuales. Poca duda puede caber de que la toma de la sede de la alcaldía y el desvalijamiento de sus bienes, lo cual constituye en los hechos el desconocimiento del triunfo de Antonio Ledezma, pusieron muy de bulto el talante antidemocrático del oficialismo e irritaron a un número considerable de votantes, llevándolos a castigar a los autores de esos desafueros. Jorge Rodríguez pagó su desaprensión y su, en la práctica, complicidad con los asaltantes de la alcaldía. Pero hay más datos interesantes. El No ganó en 8 parroquias (Altagracia, Candelaria, San José, Santa Teresa, El Recreo, El Paraíso, San Bernardino y Chaguaramos), pero en 6 más (Caricuao, Coche, El Junquito, San Juan, Santa Rosalía y La Pastora), los resultados fueron prácticamente parejos; en promedio 5248 a favor del Sí. Aquí para reunir masas el gobierno debe traerlas desde todos los estados del interior, porque con Libertador sólo de vaina llena la Plaza Caracas.
Caracas es el epicentro de la vida nacional, sobre todo en lo político, y no en balde el propio himno le da el rango de paradigma para el resto del país. Bolívar mismo en sus campañas hacía de la toma de Caracas un objetivo estratégico supremo. Más aún, Chávez, hace varios años, decía a su entorno que no le importaba perder en el resto del país con tal de ganar Caracas.
Tenía razón y esa apreciación continúa siendo verdad, sobre todo ahora, cuando el mito de la Caracas roja-rojita entró ya en zona crepuscular y la tendencia apunta, en el corto plazo, a un ulterior declinamiento del respaldo al oficialismo y a un mayor reforzamiento de la oposición. No se trata, sin embargo, sólo de Caracas.
En el corredor electoral hacia el occidente del país ganó el No en Los Teques, Valencia, Coro y Maracaibo, perdiendo apenas por un pelo en Maracay y en Barquisimeto.
En conjunto, las capitales más importantes del país albergan hoy una mayoría opositora.
Si Chacumbele cree que puede gobernar ignorando este «detallito» podría caer sobre sus asentaderas.
Él se definió a sí mismo, en su discurso del 15 en la noche, como un «lanzapuentes». No vamos a discutir si alguna vez los lanzó, pero pareciera que ahora sí le llegó la hora de hacerlo.