El emprendimiento en Venezuela es un acto heroico, por Griselda Reyes

Hablemos de emprendimiento de esa capacidad que tienen las personas para reinventarse e iniciar una empresa o proyecto. De levantarse y enfrentar el desafío de tomar por la rienda un negocio que dependerá de él o ella, y en el que posiblemente tenga personas a su cargo. Venezuela es un claro ejemplo de emprendimiento una tierra forjada por personas trabajadoras que laboran la tierra con el propósito de exportar ese producto “Hecho en Venezuela”.
Hablar de emprendimiento en los últimos tiempos parece una “moda” pero yo niego ese adjetivo calificativo y por el contrario me voy a esos ciudadanos que tomaron un pedazo de tierra del terreno de su casa y decidieron sembrar y con el generar empleos. Esos ciudadanos que hoy en día mantienen su pequeña y mediana empresa, a pesar de la “guerra” que mantiene el Gobierno en contra de los empresarios.
Allí en esa lucha, es donde los venezolanos demuestran su temple, es allí donde reside la verdadera labor que realizamos de manera individual por nuestro país. Emprender en estos tiempos es una acción heroica, pues sabemos a qué nos estamos enfrentando, no es una tarea fácil, pero no imposible.
Durante los últimos veinte años el Gobierno se ha dedicado a “masacrar” a los empresarios quienes en un inicio fueron emprendedores y es que pareciera que les molesta que sus ciudadanos surjan de manera económica, pareciera que les molestara la idea de que la producción y la estabilidad económica venga de otra fuente que no sea la suya.
Pero ¿qué podemos pedirle a un Ejecutivo que quiere manejar a sus ciudadanos con una bolsa de alimentos y bonos mensuales? Nada, simplemente no se puede esperar nada. Es claro que la idea del emprendimiento es una “abominación” el pensar en el surgimiento económico de formas paralelas les aterra, pues perderían el “control” que dicen tener sobre la actual sociedad.
Es por ello que aplaudo a todos esos venezolanos emprendedores, esos que confiaron en sus capacidades para reinventarse cuando el país no tiene fuentes de trabajo, y generaron empleos. Esos que día a día sin importar las adversidades y las amenazas continúan secándose el sudor de su frente para trabajar nuestra tierra fértil y llevar los alimentos a nuestra mesa.
Sigo y seguiré apostando por Venezuela, por el trabajo digno, por ese que nos ensucia las manos y nos llena de orgullo, por ese producto que dice “Hecho en Venezuela”, y no por uno disfrazado con los colores de nuestra bandera en un empaque con otra nacionalidad. Porque somos gente en positivo, gente luchadora que ama inmensamente la tierra que nos vio nacer.