El empresariado: un sector hablándole al país, por Pablo Andrés Quintero M.
Twitter: @Pabloquinterove
Para lograr una mayor efectividad en el debate público, la hoja de ruta del sector empresarial y sus planteamientos deben tejerse bajo una sólida estrategia de comunicación integral e incluyente, que logre amalgamarse en todos los sectores sociales a nivel nacional.
La presencia de diálogo y algunos gestos de acercamiento son y han sido necesarios, aunque cause alergia en sectores tóxicos y radicales. La realidad se impone y ha obligado a poner sobre la mesa un debate propositivo y realista con prioridad en el ciudadano. Gran parte de la sociedad ve con buenos ojos este tipo de encuentros entre actores públicos y privados después de años de hostilidad, alta confrontación y fracasos en lo político.
Con la llegada del covid-19 el sector comercial y empresarial se ha visto totalmente afectado producto de la paralización casi absoluta de todas sus operaciones. Las medidas tomadas por el gobierno evidencian una desconexión de la realidad acentuando más la crisis económica y la brecha de desigualdad social entre los venezolanos. Por otro lado, el desvanecimiento y estancamiento de un sector político ha generado frustración y mayor desesperanza entre los ciudadanos.
Ante esta realidad, los altos niveles de incertidumbre política, la opacidad permanente en las reglas de juego económico y la dificultad operativa del sector privado han impactado de forma drástica en el mercado y en la calidad de vida de los ciudadanos.
Mientras el ecosistema privado sea este, los incentivos de inversión y de cooperación no llegarán a suelo venezolano.
Otro de los aspectos que dificulta de forma pragmática la comprensión de la realidad político económica venezolana es el fenómeno de la polarización presente en algunos sectores sociales. Entre sesgos, simplismo y superficialidad se ha intentado imponer una sola forma de pensamiento, una visión antagónica, engañosa y reduccionista del caso venezolano. Una oferta panfletaria suma cero, una práctica constante de señalamientos peyorativos y castigos morales alejados de la madurez que se requiere para el momento.
*Lea también: El declive de la democracia liberal, por Fernando Mires
Sin embargo, a pesar de la hostilidad y la falta de interlocución efectiva entre el liderazgo político y la ciudadanía, el empresariado debe asumir el compromiso que tiene frente al país sin salirse de su encuadre propositivo y plan de acción.
Es importante darle valor al discurso y recordarles a todos los actores que el sector privado es el único que puede generar riquezas, empleo y bienestar económico para todos. Venezuela en el pasado fue un gran ejemplo de ello.
Comunicación transversal, efectiva y asertiva: Una estrategia de 360 grados. Para todos los ciudadanos:
- Estar en modo on line, comunicar de forma presente y persistente: ante el exceso de ruido digital, desinformación, mala información y campañas negativas de confrontación, es importante mantener un nivel de actividad en la conversación con los ciudadanos, medios y el resto de los sectores de la sociedad. Evitar períodos de ausencia, enfrentar el debate y dar la batalla comunicacional sin miedo y titubeo. Hay que animarse a hablar, a debatir a explicar, a defender las ideas y la necesidad de acción ante la opinión pública.
- Fortalecer la imagen y el rol empresarial para aumentar los niveles de credibilidad: Según los últimos estudios de opinión que miden los índices de confianza en los actores que hacen vida en el país, tanto la Iglesia como el empresariado se ubican entre los primeros puestos. La gente confía en estos dos más que en los políticos y el gobierno, sin embargo, deben reforzarse ante el imaginario colectivo los valores del buen empresario y su compromiso con la tierra venezolana, el valor del trabajo, los beneficios del libre mercado y la importancia histórica de la empresa en el desarrollo del país.
- Construir narrativa: se debe estimular y promover el debate esencial sobre las ventajas del libre mercado, la necesaria inversión y el sano entorno competitivo. Hay que incentivar un diálogo cooperativo e incluyente que involucre a los ciudadanos en la visión compartida de una Venezuela más productiva, con más empleos y mayor capacidad adquisitiva. Es necesario diseñar un encuadre discursivo adaptado a los objetivos estratégicos que se tienen y al actual estado mental de la gente. Un discurso sencillo de procesar, humano, preciso y conciso será bien recibido.
- Unidad e inclusión, una actitud ejemplar: ejecutar el liderazgo desde la óptica inclusiva, unitaria, multiplicadora. Dirigir todos los esfuerzos a sumar la mayor cantidad de voluntades en apoyo. Invitar a todos los sectores a compartir puntos en común sobre la urgencia que merece la crisis económica. Una comunicación trasversal debe definir muy bien los mensajes, los medios, los canales y las audiencias para todos los sectores de la sociedad. Es importante lograr una sólida identificación entre el empresariado y todos los actores presentes.
- Evitar tercerizar la comunicación y la defensa del sector privado: asumir la interlocución en primera persona y reforzar la personalización de los mensajes será percibido de forma positiva por los ciudadanos. Participar activamente en el debate público sin esperar retribuciones en defensa del sector privado por otros sectores. Si el dirigente de un partido defiende su partido ¿Por qué el empresario no puede defender la empresa? Se debe gestionar la comunicación con moderada exposición para que los mensajes lleguen a todos sin errores ni contradicciones. El empresariado debe defender su versión, su framing (encuadre) en el tablero comunicacional.
- Tejer redes, construir cajas de resonancia mediática: es importante fortalecer aquellos espacios de apoyo e influencia que apunten a lograr un cambio. Invitar a todos los grupos que sintonizan con la propuesta de diálogo para la recuperación económica a que se sumen al debate propositivo. Es importante enfrentar desde todos los espacios la no intervención del Estado en los asuntos económicos y visualizar de forma retrospectiva sus consecuencias negativas. Hay que trabajar desde las redes y con las redes, de manera estratégica y multidireccional.
La preocupación numero uno de los venezolanos es lo económico, la hiperinflación, el trabajo; su miedo más grande sigue y seguirá siendo la falta de respuestas ante esta crisis que deteriora a diario la calidad de vida de todos.
Hay que seguir apostando por soluciones desde el entendimiento mutuo y en esas pequeñas zonas de acuerdo posible.
Aquel que se rinde, aquel que se dedica al relato trágico de lo conocido y cotidiano y que por miedo se atrinchera en su sesgo de confirmación termina por devaluarse, deja de ser agente de cambio.
No cabe duda de que la velocidad de respuestas de unos no es la misma de otros, el tiempo de exclusiones se ha agotado y la única fórmula exitosa para generar un avance ante el estancamiento será la de la unidad estratégica entre los ciudadanos, los políticos y el empresariado. Ahora bien, aquellos que sanamente aspiren al liderazgo dentro de un período de cambio deberán gestionar los disensos y construir consensos tal como lo hace un gobierno, pero uno de verdad.
Pablo Andrés Quintero M. es Politólogo. Consultor político & asesor de comunicación. Profesor de la UCV.
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo