El error de separar la ciencia de la política, por Marianella Herrera Cuenca
En nuestro mundo globalizado, separar muchas de las áreas tanto de análisis, de trabajo como de acciones se ha vuelto un verdadero reto. Las ciencias sociales co-existen con las ciencias exactas y con algunos híbridos como la salud pública que integran: estadística, ciencias de la salud, ciencias sociales, políticas públicas y ciencias políticas, sociología, antropología, trabajo social, historia, geografía, nutrición, medicina, epidemiología y pare usted de contar.
En una visión holística para encontrar las causas de algunos hechos o eventos, una sola visión creemos que no satisface. Sin embargo, tal parece que aparece el miedo de “politizar” la ciencia, paraliza pues parece que somos menos científicos, si hablamos de política.
Hagamos el siguiente ejercicio: ¿cómo definimos política –que en español, no así en inglés engloba muchas más concepciones– como palabra? En inglés tenemos a polítics y a policy; donde queda bastante claro que policy se refiere a política pública y politics a política, en español hay que darle el apellido de “pública” para que se entienda. Pero político, es el proceso de toma de decisiones cualquiera que este sea, política es el conjunto de factores que se “alinean” para que la ciudadanía ejerza un liderazgo y en consecuencia existan acciones públicas que se implementarán como consecuencia de la voluntad política de quien detenta el poder.
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Otra cosa es “politiquería”, quizás esta acepción en español venezolano o latinoamericano, indicando las triquiñuelas de las cuales se valen los partidos políticos o los involucrados en el quehacer de la política para hacer de las acciones públicas un caos, sin resolver los problemas públicos.
Pero es que en el mundo moderno, los nuevos conceptos de política pública, nos llevan a la política pública basada en evidencia, es decir a la puesta en marcha de acciones públicas basadas en las necesidades acorde a los diagnósticos de los problemas públicos, y con base en las investigaciones recientes, donde los caminos exitosos pueden trazarse con visión estratégica por el bien común. Entonces no es tan fácil separar la política de la ciencia.
Quien escribe por ser investigadora venezolana, ha pasado por verdaderos viacrucis para hacer entender el rol de la política, de las acciones públicas y la responsabilidad que tienen los tomadores de decisiones en el bienestar público.
Mi maestro Jorge Díaz Polanco, sociólogo y especialista en sistemas de salud ha desarrollado un esquema donde las diferentes concepciones de la salud y enfermedad incluyen como una de las concepciones para aproximarse a la salud y enfermedad, la concepción social, donde la causa de los problemas es la distribución de poder y la respuesta ante tal “problemón” es política.
Lo que trato de describir y llevar a la reflexión es el tema de la complejidad multidimensional de los problemas públicos y sus verdaderas soluciones, que pasan por la toma de decisiones basadas en evidencias. Recuerdo una vez cuando en un artículo para ser arbitrado, un revisor internacional me colocó, que yo tenía que buscar otras justificaciones de contexto para describir la introducción en un artículo sobre la desnutrición venezolana, en fin que el problema no era de origen político.
Justificamos, cambiamos, ajustamos tal y como uno como investigador suele hacer siguiendo las indicaciones de los árbitros, cambiamos nomenclaturas, constatamos a través de las series de datos (que afortunadamente si tenemos hoy en día en Venezuela) para hacer seguimiento y demostrar con exactitud lo que queríamos demostrar, más sin embargo era y sigue siendo muy obvio que la toma de decisiones no ha sido la más acertada ni basada en evidencia.
Ya Amartya Sen lo decía, el esquema de desarrollo en un marco de libertades, es el verdadero progreso hacia el bienestar, y los regímenes antidemocráticos que obstaculizan las libertades se han asociado al hambre. No lo digo yo, lo dice quien fuera premio nobel de economía en el año 1998.
Para muestra un botón: el covid-19, vea usted las diferentes tomas de decisiones, los países que han tomado decisiones más acertadas, menos acertadas en medio de una pandemia desconocida y en la que todos estamos aprendiendo. Todas esas decisiones pasan por ser decisiones políticas. Más fácil al parecer, es evadir el termino política y sus múltiples concepciones, difícil llegar a decisiones de políticas públicas basadas en evidencia.
Entonces cuando buscamos indicadores exactos cuantitativos y que no llegan al punto de corte para explicar el sufrimiento de la gente: recordemos que el hambriento no es un número, que el enfermo es un ser que al que le duele, es una persona que sufre, a la cual se han violado sus derechos humanos, a la alimentación, a la salud y a la vida, es una persona vulnerable a quien la ciencia y la política en conjunto pueden ayudar.