El francés favorito de Maduro se arrimó a la sombra de Putin
Publica el medio argentino Infobae que ese país está adelantando los trámites para adquirir dosis de la vacuna rusa Sputnik V, mediante unas negociaciones donde figura un franco venezolano: Maximilien Sánchez Arveláiz. El exdiplomático chavista fue designado por el mismo Vladimir Putin para cerrar la venta de la vacuna con el gobierno de Alberto Fernández, bajo una condición: absoluta discreción con su nombre. De hecho, Sánchez Arveláiz no apareció ni mencionado en la agenda de las reuniones, a pesar de haber sido recibido formalmente.
Su interés por el bajo perfil tiene motivos, pues ha ido delineando en el último lustro una carrera de socialité hollywoodense y, a pesar de que la Meca del cine se asuma progresista, mostrarse como agente del gobierno ruso ya cruza varias fronteras.
Nacido en Francia e hijo de venezolana, se vinculó con Hugo Chávez desde que los cantos de una revolución pacífica le resonaron los oídos amasados del socialismo caviar europeo. A él le dedicó su tesis de maestría en Londres, «Utopía rearmada. Chávez y la izquierda venezolana”, y luego comenzó a revolotear la embajada venezolana en París hasta convertirse en consejero en tiempos de Hiram Gaviria y luego Jesús Pérez.
Ya en 2001 le organizó a Chávez los primeros encuentros con intelectuales europeos de izquierda, cimentando el camino que convirtió a Ignacio Ramonet, por ejemplo, en cercano adulador y propagandista. Desde la oficina en París se abrió Europa del Este y Medio Oriente para el chavismo.
Así se fue conformando el grupo de «los franceses», que siguió ganando terreno e influencia hasta llevar a Temir Porras, uno de sus integrantes, a posiciones importantes del gabinete chavista, como director de Política Internacional de la Cancillería, vicecanciller, secretario del Fonden y presidente del Bandes.
Arveláiz entretanto fue ministro consejero en la misión venezolana ante Naciones Unidas, y fue nombrado director general de Relaciones Internacionales del Despacho de la Presidencia, que funcionaba como una cancillería paralela directamente con Chávez, mucho más relevante que la de Nicolás Maduro en muchos casos. Habría sido él quien gestionó el paso de las luminarias por Caracas, cuando el ahora expresidente se retrató con Oliver Stone, Naomi Campbell, Sean Penn, Kevin Spacey y Danny Glover (a quien la Asamblea Nacional chavista de 2007 le aprobó la bicoca de 17,8 millones de dólares para financiarle una película que nunca hizo).
Luego fue embajador en Brasil cuando gobernaba Lula Da Silva, y además de convertirse en eje de tantos encuentros entre Chávez, Rafael Correa, Lula, Fernando Lugo, Néstor y Cristina Kirchner; también estuvo en el retrato de las épocas de los millonarios contratos de Odebrecht, incluyendo aquellas ayudas a la campaña de 2013 pagadas y diseñadas por asesores que contrataba la empresa luego involucrada en tremendo escándalo de corrupción.
Con la muerte de Chávez se les acabó la buena estrella. Ya en 2014 Arveláiz no tenía cargo diplomático ni Temir Porras era funcionario.
Apenas meses antes había corrido el audio de Mario Silva con un funcionario de inteligencia cubano en el que mencionaba los motivos por los cuales la campaña presidencial de Maduro había sido un fracaso (aunque fue proclamado por el CNE como vencedor por 1,5%): “Te hablan de un grupo francés que es el que trajo Temir Porras, que es el que está asesorando a Nicolás, cosa que me parece absurda. Pero hay algo más importante, el 1×10 no funcionó, Palacios. La convocatoria del partido, el partido no existió en ningún momento, primero porque supuestamente a esos señores de las asesorías de los franceses le dijeron a Nicolás, y lo puedes ver en los afiches, que desvinculara al partido de su persona, cosa que me pareció terrible (…). En segundo término le ponen al lado todos estos tipos, todos estos artistas, convierten a la campaña en un show tipo Sábado Sensacional de Venevisión, y la gente comienza a tener arrechera y hay un rechazo a ese tipo de actos”.
Jorge Giordani, el ministro de Planificación y Finanzas de Venezuela del Gobierno de Chávez (1999-2014), también acusó a «los franceses» de ser responsables por una “interferencia” en la “operación” de la cartera que dirigía, según una carta pública que hizo en 2014.
En 2016, no obstante, Nicolás Maduro volvió a acudir a Maximilien, al nombrarlo encargado de negocios ante Estados Unidos, para entenderse con la Administración Obama. El objetivo era lograr ponerlo de embajador al recuperar relaciones rotas entre ambos países desde 2010. No lo logró, aunque en el camino inauguró una «biblioteca Hugo Chávez» que se estrenó proyectando un documental de Oliver Stone.
Aprovechó su paso por Norteamérica para irse hasta Hollywood, y en 2017 apareció firmando como Executive Producer la película Snowden, del director Oliver Stone. «Max Arvelaiz» aparece su crédito como responsable del financiamiento de la millonaria cinta estrenada en festivales internacionales, donde el exdiplomático se fotografió junto al realizador en alfombras rojas.
En 2017 Arveláiz también firmó como productor ejecutivo de la serie de entrevistas que le hizo Oliver Stone a Vladimir Putin, también hechas entre 2015 y 2017 -mismo tiempo de filmación que la película sobre Snowden.
En su momento, aquí en TalCual, decíamos que todo ello comenzó a filmarse mientras Arvelaiz era funcionario, nos preguntábamos si había combinado ambas tareas y de dónde había sacado el dinero para financiar el filme de 40 millones de dólares que el propio Stone había dicho no conseguía apoyo de grandes estudios y recibió fondos desde Francia y Alemania.
Está claro que Maximilien Arveláiz se arrima a sombras que lo cobijan. Lo hizo con Chávez y ahora lo hace con Putin, al parecer sacando buen provecho de aquellos contactos para entrevistarlo con Stone. Entretanto, sigue con su sueño en Hollywood –hizo un curso de cine, medios y multimedia en South Thames College en 1997-, y en 2018 produjo Van Gogh, a las puertas de la eternidad de Julian Schnabel y protagonizada por Willme Dafoe, y en 2019 hizo lo propio con The Jesus Rolls, dirigida por John Turturro y un reparto de grandes estrellas.