El gran enredo del Reino Unido y el Brexit, por Juan Carlos Sainz Borgo
Las tensiones que han provocado la decisión del ex Primer Ministro Británico David Cameron de someter a su país a la peor crisis política, probablemente desde el fin de la segunda guerra mundial o los peores momentos del gobierno de Margaret Thatcher.
El referéndum tenía por objeto, desde la perspectiva del ex Primer Ministro Cameron, acabar la discusión de la pertenencia de ese país al proceso europeo. El sentimiento “isleño” del Reino Unido, siempre ha mantenido una distancia del proceso de integración, pero su pertenencia no ha tenido dudas, pero si ha sido desarrollado a su ritmo.
Sin embargo, el tema del referéndum se convirtió en un gran debate político, que fue capitalizado por la derecha-nacionalista, como una especie de re-nacionalización de la política local. La campaña brutal, fue definida por el Jefe de Prensa del Primer Ministro Cameron, como: “enfrentar las verdades complejas de la Unión Europea con simples mentiras”.
El resultado del referéndum fue 51.8% a favor de la salida y un 48.2 por permanecer dentro. Una mayoría mínima, que más que una decisión política mostraba la división de la sociedad. El voto por permanecer dentro de la Unión Europea fue un voto joven, citadino y con educación; mientras que el voto por salir, fue un voto más viejo, rural y menos educado.
Así que la idea de un “brexit duro”, es decir, salir sin negociar, estaba enraizado en ese voto, eludiendo las graves consecuencias que tiene para un país claramente articulado con la economía europea
La Unión Europea es un proceso que se inició después de la Segunda Guerra Mundial y ha transitado diversas etapas jurídico institucionales. Desde la perspectiva de los esquemas de integración ha transitado por zonas de libre comercio, uniones aduaneras, mercado común y hasta la unión monetaria del euro. La propuesta de la Primer Ministra May fue salir de la Unión Europea, pero permanecer dentro de la unión aduanera.
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Sin embargo, al salir del mercado común, es decir, libre circulación de bienes, personas y servicios se debe restablecer la frontera económica en la Isla de Irlanda del Norte, entre el Reino Unido y la República de Irlanda. Este hecho reabrió viejas peleas, viejas heridas que incluso llevaron a un pequeño ataque terrorista en enero de este año.
Podríamos elaborar por hojas y hojas sobre el tema del proceso de integración. Sin embargo, detrás de este trance histórico podemos encontrar una grave crisis de liderazgo. La salida del Reino Unido representará para su economía y sus habitantes un gran retroceso, ya cuantificado por bancos y analistas.
Sin embargo, el liderazgo político no ha sabido explicarle a su pueblo, que no pueden ver el bosque porque están frente a los arboles. La crisis del multilateralismo, a todos los niveles, regionales y globales esta fracturando y fragmentando el mundo tal y como lo vemos. Las sociedades no están conscientes de los grandes beneficios que el estado de cosas incorpora a sus vidas.
Los liderazgos localistas, obtienen ganancias electorales a corto plazo. Pero los planes de desarrollo, sostenibles y duraderos naufragan