El grito libertario del profesor Venegas, por Gregorio Salazar
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En cuestión de horas, el video del educador Víctor Venegas, denunciando que efectivos de un cuerpo policial de Barinas iban a detenerlo, se hizo viral de extremo a extremo del país. Los uniformados finalmente cumplieron su cometido después de irrumpir desvencijando las puertas, golpear educadoras y despojarlas de sus celulares, cargar con equipos y dejar en completo desorden la sede gremial.
Con la eficiencia que en estos casos caracteriza al Sebin, el profesor Venegas fue montado en una avioneta y trasladado a Caracas, como si de un enemigo público de alta peligrosidad se tratara. Después vino la actuación del llamado fiscal general que, fiel a lo que ya es ritual, no estuvo por garantizar los derechos ciudadanos, sino en darle cariz legal al atropello y criminalizar al líder gremial.
No es exageración decir que el llamado del profesor Venegas recibió más atención y más adhesiones que la maratónica perorata de seis horas que dedicó Maduro a describir ante la AN, convertida en cónclave de avestruces, el país de ensoñación que –sostiene contra toda evidencia—él y la revolución ha construido.
Venegas en su video habla con vehemencia, mientras al fondo se escucha el estruendo de los golpes de los represores contra la puerta, que fue sacada de sus goznes. Vaya «momento estelar» el que vive, según Maduro ante la AN, la «democracia» venezolana y su modelo «protagónico y participativo».
Esto dijo Venegas: «No hemos hecho absolutamente nada malo. Lo que he hecho es defender a los trabajadores, no me voy a esconder. (…) Los cuerpos policiales están tumbando las puertas de Fenatev para llevarme. Y aquí estamos, no tengo ninguna enfermedad. Nos van a llevar secuestrados. Le pido a la opinión pública solidaridad, respeto, y le pido a los maestros salgan a la calle a protestar». Se lo llevaron sin orden judicial.
El lunes 15, Día Nacional del Maestro, Venegas encabezó en la capital de Barinas la marcha de los educadores, quizá el gremio más castigado en sus condiciones laborales durante este oscuro período de la vida nacional. La marcha, entusiasta y nutrida, partió de la encrucijada de La Floresta rumbo hacia la plaza Bolívar para allí hacer público un documento con sus reclamos. Una jornada cívica en cualquier tiempo y lugar.
La plaza fue ocupada por elementos oficialistas y eso bastó para que se colocaran varios piquetes policiales que impidieran que la marcha de Fenatev-Barinas llegara a su destino. Situación que se ha repetido en incontables oportunidades en nuestro país para obstruir el desarrollo normal, cívico y democrático de las protestas. El «delito» de Venegas fue desafiar y esquivar las acciones represivas y cumplir, sin violencia, el objetivo que se había propuesto.
El mismo día en la AN, Nicolás Maduro, mientras las manifestaciones protestas de los educadores se extendían por todos los estados del país, envió un mensaje «a ese pueblo hermoso que está en las calles» y les recordó que «aquí tienen un presidente obrero». Más allá de la autodenominación propagandística, ya se sabe que eso no implica que respete el derecho a la protesta, a la sindicalización, a las convenciones colectivas y sobre todo a salarios dignos. Esos montos para los maestros van desde los $16 hasta los $ 8 mensuales. Tiene también el gobernante venezolano un récord internacional de detenciones de dirigentes sindicales.
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Los educadores de Barinas no han dejado solo al profesor Venegas. El día jueves se volvieron a congregar masivamente. Manifestaron también frente al ministerio público. Esta vez los videos recogieron a la muchedumbre voceando «¡Barinas no se entrega! ¡Libertad para Venegas!.» Y sobre todo: ¡Libertad! ¡Libertad!, un clamor que desde hace rato y donde quiera que van llevan consigo los venezolanos.
Y cómo no van a pedir libertad en Barinas, si la propia manifestación en solidaridad con Venegas fue rodeada por efectivos motorizados de la Guardia Nacional; si un hermano de Venegas, comisario policial en Barinitas, también fue detenido y llevado sin ninguna explicación a Caracas; si el vicepresidente del PSUV y Arreaza se trasladaron de inmediato a Barinas para amenazar al gobernador Sergio Garrido, a pesar de lo comedido del comunicado de solidaridad y rechazo a las arbitrariedades emitido por el mandatario regional; cómo no se va a pedir libertad si se arreciaron las amenazas contra las Ong.
Se sabe que Víctor Venegas, con más de treinta años de lucha gremial, es dirigente de Vente Venezuela, el partido de María Corina Machado. Parece que al régimen eso le basta para criminalizar cualquier acción por cívica y pacífica que sea.
En un comunicado, Fetramagisterio exigió la libertad plena de Venegas y llamó al cese del hostigamiento contra educadores de varios estados del país. «Reclamar derechos y conquistas laborales no debe ser respondido, reprimido, tipificado como un acto desestabilizador que atenta contra la paz de la nación». Tengan la seguridad los maestros que así lo suscribe la inmensa mayoría de los venezolanos.
Gregorio Salazar es periodista. Exsecretario general del SNTP.
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