El guiso en cifras, por Teodoro Petkoff
La historia del guiso continúa. La preocupación por suministrar a nuestros lectores los instrumentos que permitan comprenderlo mejor nos obliga a presentar hoy números detallados y precisos. El Ministerio de Finanzas anda buscando plata para cubrir el hondo hueco fiscal, lo cual, en principio, es comprensible y no está mal. Pero lo que no es admisible y si está mal es que ello se haga mediante operaciones tan opacas que pueda sospecharse que ellas tapan un quiquirigüiqui. En este sentido, ha llevado a cabo diversas operaciones dudosas, por decir lo menos.
Entre ellas, la ya comentada anteriormente, por la cual entregó a una casa de bolsa basada en Nueva York ocho «notas globales» o pagarés que vencen el 23 de abril de 2008, por valor conjunto de $ 361.027.472,50, a cambio de los cuales, la casa de bolsa pagó $ 296.268.198,50. Pero nadie va a pagar 296 millones de dólares por unos pagarés precarios, que no se negocian en el mercado, a menos que se le haya prometido canjeárselos por papeles de primera categoría. Y eso fue lo que se hizo. La casa de bolsa canjeó estas notas globales o pagarés al Bandes por bonos de deuda externa venezolana, que son prácticamente dinero líquido. Veamos en un cuadro lo que ocurrió:
En nuestro editorial del viernes anterior, en el cual dimos cuenta de esta jugada que implicó una pérdida patrimonial para el Bandes y la República, habíamos presentado una ganancia para los operadores mucho mayor porque omitimos involuntariamente la aplicación del coeficiente de amortización, pero eso no altera el hecho de que «alguien» hizo una ganancia bárbara con esta operación.
Por cierto que esos bonos tienen hoy, dos meses después, un valor superior: los DCB se descuentan al 81%, los Globales 27 al 74%, los Globales 18 al 99% y los Flirbs al 82% . El comprador final de los bonos ha visto revalorizar su inversión.
Es evidente que la operación realizada a primera vista representa una desmejora en el patrimonio de Bandes. ¿Por qué razón tendria que hacer Bandes ese sacrificio? La República no puede financiarse a costa de perjudicar a un banco que ella misma creó. No se puede financiar el déficit desmejorando el patrimonio de Bandes o del propio Banco Central, en este caso con respecto a las mal llamadas utilidades cambiarias.
Finalmente, es de señalar la ilegalidad de las operaciones porque ni fueron autorizadas por el Presidente en Consejo de Ministros ni contaron con la autorización de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional ni con la opinión del Banco Central.
Por tanto, en esto debería intervenir tanto la Asamblea Nacional, como la Fiscalía, que debe velar por la legalidad de los actos del Gobierno, y, si fuere el caso, los tribunales. No mencionamos a la Contraloría porque ya es sabido que su titular sólo puede ser evocado en sesiones de espiritismo.