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El hombre en la Luna



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NASA
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TalCual | julio 19, 2009

1 El 20 de julio de 1969, a las 2.50 de la tarde (hora de Houston), el comandante de la misión Apolo 11, Neil Armstrong, sale de su módulo espacial y desciende por una escalera, tan corta que debe saltar para llegar a la superficie lunar, la cual toca exactamente a las 2.56 y 48 segundos GMT. En ese instante, el hombre lleva a la realidad un sueño acariciado durante siglos por científicos, locos y poetas: caminar en la Luna. Veinte minutos más tarde, Buzz Aldrin se reúne con él. Los dos astronautas van a pasar 21 horas en la superficie lunar y traerán 21 kilos de rocas. Sobre el terreno dejan plantada la bandera de EEUU y una placa de metal con un mensaje de paz del presidente Richard Nixon. Se calcula que 500 millones de personas lograron seguir por televisión la transmisión de una de las hazañas más deslumbrantes de la humanidad. La imagen borrosa y la voz distorsionada por la distancia de Neil Armstrong, desplegando la escalerilla del módulo sobre la superficie lunar y recitando “Éste es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la  humanidad”, constituye uno de los recuerdos imperecederos de toda persona mayor de 50 años. El presidente norteamericano, Richard Nixon, describió los momentos de la conquista de la Luna con estas palabras: «Es la mayor hazaña de la especie humana, a lo largo de la historia». Pero científicos e ingenieros espaciales tuvieron claro los momentos de gloria, la historia se divide en dos partes: antes y después de estos días. Por esos días, no faltaron voces discordantes provenientes del filósofo Bertrand Rusell que comentó al respecto: «se ha expandido el ámbito de la estupidez humana». Dicen que se escogió la Luna para el primer viaje espacial, porque nuestro satélite se encuentra mucho más cerca que cualquier otro objetivo en el Sistema Solar

2 La nave se llamó Apolo 11 y fue enviada al espacio el 16 de julio de 1969. Se trató de la primera misión tripulada en llegar a la superficie de la Luna. El Apolo 11 fue impulsado por un cohete Saturno V desde la plataforma LC 39A y lanzado a las 10:32 de la mañana, hora local del complejo de Cabo Kennedy, en Florida (Estados Unidos). En su código secreto, la NASA la llamó AS-506. La tripulación del Apolo 11 estaba conformada por el comandante de la misión Neil A. Armstrong, de 38 años; Edwin E. Aldrin Jr., de 39 años y piloto del LEM, apodado Buzz; y Michael Collins, de 38 años y piloto del módulo de mando. La denominación de las naves, privilegio del comandante, fue Eagle para el módulo lunar y Columbia para el módulo de mando. El módulo lunar se posó en el sur de la llamada Mar de la Tranquilidad (Mare Tranquilitatis). Este hito histórico se retransmitió a todo el planeta desde las instalaciones del Observatorio Parkes (Australia). Inicialmente el paseo lunar iba a ser retransmitido a partir de la señal que llegase a la estación de seguimiento de Goldstone, en California, pero ante la mala recepción se optó por utilizar la señal de la estación Honeysuckle Creek, cercana a Canberra, en Australia. De modo que fue ese país el que recibió la señal de los primeros minutos del paseo lunar y lo retransmitió a EEUU.

3¿Qué sabemos sobre la Luna? Que es el único satélite natural de la Tierra y que gira a su alrededor a unos 384.000 kilómetros de distancia. Un mensaje de radio tarda alrededor de 1,3 segundos en recorrer esta distancia. La Luna es 50 veces más pequeña que la Tierra, tiene sólo 1/81 de su masa y un sexto de su fuerza de gravedad. Un astronauta que pesa 80 kilos sobre la Tierra pesa sólo alrededor de 13 kilos sobre la Luna. Debido a la atracción de la Luna hay mareas no sólo en los océanos, sino también en la Tierra. Los continentes, que nadan sobre un magma líquido, se hunden y se elevan por fuerza de la gravedad de la Luna unos 30 centímetros, dos veces al día. Sumando la gravedad generada por el sol, las mareas pueden alcanzar una elevación de hasta medio metro. Asimismo, la masa de agua marina movilizada en ascenso por las mareas producidos por la Luna frenan la rotación de la Tierra. Debido a esto, en un millón de años, el día tendrá una duración de 16 segundos más. Hace 400 millones de años, un día tenía una duración de sólo 22 horas, y el año tenía 400 días. El frenado de la rotación de la Tierra aleja a la Luna de la Tierra. Al tomar el impulso de rotación de la Tierra, la Luna se aleja de la Tierra unos cuatro centímetros cada año. De este modo, en un millón de años la Luna se encontrará 40 kilómetros más lejos de la Tierra. A través de una coincidencia cósmica las caras de la Luna y del sol aparecen en el cielo terrestre igualmente grandes, a pesar de que el diámetro real del sol es 400 veces mayor que el de la Luna. Debido a esto, durante un eclipse de Sol la Luna puede cubrir enteramente la cara del Sol.

4 En realidad, todo comenzó en julio de 1960 con el Programa Apolo. La NASA anunció el proyecto luego de misiones Mercury que tenía como objetivo el sobrevuelo de astronautas alrededor de la Luna, destinadas a localizar una zona de alunizaje para conseguir un vuelo al satélite. Pero los planes iniciales se vieron modificados en 1961 con el anuncio del presidente John F. Kennedy de enviar un hombre a la Luna y regresarlo a salvo antes de que finalizara la década. Apolo fue uno de los triunfos más importantes de la tecnología moderna. Seis misiones lograron posarse sobre la superficie lunar con un sólo fallo: la misión Apolo 13, que no pudo concretar su meta por la explosión del tanque de oxígeno líquido del módulo de servicio. Por suerte la tripulación regresó a salvo. Antes de esto se probaron los sistemas de vuelo en varios lanzamientos automáticos, y solamente hubo dos pruebas tripuladas del sistema Apolo en órbita terrestre y dos misiones orbitales a la Luna. Otra de las novedades de este programa fue la implementación de un sistema de encuentro y acople con otra nave en órbita lunar, tal sistema se lo conoció como Lunar Orbit Rendezvous (LOR) (Encuentro de Órbita Lunar) el cual fue ideado por John C. Houbolt, un ingeniero espacial de la NASA. A pesar de la peligrosidad que implicaba su uso, el LOR permitió a la NASA reemplazar el descomunal cohete NOVA planeado para este tipo de misiones lo cual llevó a un gran ahorro de dinero. El 27 de enero de 1967, durante un entrenamiento, la cápsula Apolo-I se incendió en su base de lanzamiento, causando la muerte de Ed White, Guss Grissom y Roger Chaffee. Los rusos también tuvieron sus bajas mortales durante la carrera espacial. El 24 de abril de ese mismo año, Vladimir Komarov murió al estrellarse contra el suelo la cápsula Soyuz-I que tripulaba, a la que le fallaron los paracaídas. A pesar de estas tragedias, la carrera espacial prosiguió, y a finales de los sesenta, quedó claro que EEUU estaba consiguiendo superar a su contrincante soviético.

5 En respuesta al desafío americano, los rusos sorprendieron con hasta tres programas lunares paralelos. Uno de los más ambiciosos era el L-1, que no contemplaba el alunizaje, sino sólo un vuelo alrededor de la Luna para regresar después a la Tierra. Para esta misión, los soviéticos desarrollaron el cohete Protón, posteriormente utilizado para el lanzamiento de sondas y satélites. En cuanto a la nave propiamente dicha, se asemejaba bastante a las cápsulas Soyuz que se emplearon años más tarde en los vuelos a la estación espacial Mir. En diciembre de 1968, los rusos estaban casi preparados para lanzar esta nave hacia la Luna, tripulada por dos cosmonautas. Pero se produjo un fallo grave en un vuelo de prueba anterior, lo que obligó a los soviéticos a posponer la misión durante un mes. Se dice que la CIA, que estaba al tanto del asunto a través de sus agentes en el Kremlin, puso en alerta a la NASA, que de inmediato preparó la misión Apolo-VIII. El módulo lunar aún no estaba listo, pero eso carecía de importancia, ya que no se trataba de alunizar, sino de superar a los rusos, orbitando la Luna primero que ellos para evitar que su triunfo debilitara la moral americana. Jim Lowell, Frank Borman y William Anders fueron los primeros seres humanos que alcanzaron la Luna y vieron con sus propios ojos su cara oculta. El 24 de diciembre de 1968 enviaron un mensaje especial de Navidad. El vuelo del Apolo VIII provocó la cancelación definitiva del programa de vuelos circunlunares soviéticos, que ya no tenían sentido, puesto que el objetivo último ya no podía ser otro que poner un hombre sobre la superficie del satélite de la Tierra. Nació así el proyecto de alunizaje ruso, conocido como programa L-3, basado en la construcción de un cohete de potencia mayor que el americano Saturno-V. Era el N-1, un módulo de descenso y una cápsula de retorno. El L-3 era, ciertamente, un proyecto ambicioso. Demasiado para la URSS, cuyo desorbitado presupuesto militar devoraba el 80% de todos los recursos del país. Sin una financiación adecuada, el equipo responsable del L-3 no pudo hacer frente al impresionante despliegue industrial americano, y aunque se construyeron y probaron todos lo elementos que lo componían, jamás pudo igualar, ni mucho menos superar, al proyecto Apolo.

6 Las vidas de los cuatro tripulantes del Apolo 11 no cambiaron del todo. Neil Armstrong se fue de la NASA en 1971 y regresó a Ohio, donde sigue viviendo, cerca de Cincinnati. Fue profesor de ingeniería en la Universidad de Cincinnati y luego se dedicó a los negocios. Lleva una vida tranquila. Dice que no busca publicidad, aunque de vez en cuando habla en actos públicos y es un orador sensato, extremadamente modesto. “Sé que dicen que soy alguien que le escapa al candelero, pero desde mi perspectiva, no es así”, dijo en 2001 en una entrevista para un proyecto de la NASA. “En realidad, fuimos muy privilegiados de haber vivido en esa parcela de la historia en que cambiamos la imagen que el hombre tiene de sí mismo, de lo que podía ser y hacia dónde podía ir. Me siento agradecido de que hayamos podido ser parte de eso”. El 5 de agosto cumplirá 79 años. En cuanto a Buzz Aldrin, el piloto del módulo lunar, acaba de publicar un libro “Magnífica desolación” (Magnificent Desolation), en el que hace una descripción del paisaje lunar que vio cuando bajó por la escalerilla, detrás de Armstrong. El libro habla de su vida tras la aventura lunar y de sus batallas contra la depresión y el alcoholismo. Para Aldrin no fue fácil “seguir adelante” después de la hazaña lunar. “Uno no sabe bien qué es lo que debería estar haciendo”. Ahora, a los 79 años, vive en Los Angeles pero viaja mucho con su esposa Lois. En 2002 le dio un puñetazo en la cara a un individuo mucho más grande y más joven, que lo molestaba y le insistía que jurase sobre la Biblia que había caminado en la Luna. Aldrin, el único de los tres con un doctorado, dejó la NASA en 1971 y regresó a la Fuerza Aérea. Escribió varios libros, incluidas obras de ficción sobre temas espaciales. Michael Collins, quien operó el módulo que orbitaba la Luna, escribió varios libros sobre el espacio, incluido “Carrying the Fire”, de 1974, considerado uno de los mejores libros de su tipo jamás escritos. No sorprende, dadas la elocuencia e inteligencia de Collins. Con motivo del 40 aniversario distribuyó varias preguntas que le hacen con frecuencia, junto con las respuestas. “¿Tenía el mejor asiento en la Apolo 11?”. Respuesta: “No”. “¿Estaba satisfecho con su asiento?”. “Sí. Sin duda. Fue un honor”. ¿Tiene alguna revelación importante que hacer? “Sí, un montón, pero me las guardo para el 50mo” aniversario.

7 Cuarenta años después de esta hazaña, todavía hay quienes insisten en que la proeza en realidad tuvo lugar en un estudio de filmación en la cálida Arizona y no en la superficie lunar. Quienes se suman a esta postura de negación o de conspiración insisten en que la NASA llegó a límites extraordinarios de gastos para montar un alunizaje en un estudio, porque quería distraer a un público cansado del fracaso en la guerra de Vietnam, o porque sentía que debía vencer a la Unión Soviética en la carrera espacial y temía no poseer la tecnología precisa. O quizá fue simplemente porque era más barato y menos arriesgado hacerlo en un estudio que volar a la Luna. Esa idea de que todo fue una estafa resurgió en 2001 cuando la cadena Fox emitió el programa “Teoría de Conspiración: ¿Llegamos a la Luna?”  Todos estos argumentos están condensados en el documental “Algo extraño sucedió en el viaje a la luna” (A Funny Thing Happened on the Way to the Moon) un filme escrito, producido y dirigido por Winfield Sibrel, director cinematográfico y periodista investigativo, además de un reconocido crítico del programa espacial de los Estados Unidos y proponente de la teoría de que los alunizajes del programa Apolo entre 1969 y 1972 fueron montajes llevados a cabo por la NASA. Según Sibrel, hubo numerosos problemas técnicos y científicos insuperables para llevar un hombre a la Luna y traerlo de regreso a la Tierra de manera segura y que ciertas anomalías e inconsistencias en los registros de la NASA apuntan hacia una farsa. Sin embargo, las afirmaciones de Sibrel sobre un montaje en los alunizajes Apolo han sido rechazadas en los círculos científicos y espaciales. El documental de 47 minutos se centra principalmente en los cinturones de Van Allen, que son áreas de intensa radiación que rodean el planeta, como razón principal para decir que fue imposible enviar una misión tripulada a la Luna. Sibrel además presenta tomas de vídeo que, según él, son filmaciones de la NASA que se debían mantener secretas, en las que se muestra a la tripulación del Apolo 11 (Neil Armstrong, Michael Collins, y Edwin E. Aldrin) elaborando un montaje con una transparencia de la Tierra contra una ventana en la cápsula de comando. Sibrel argumenta que el fraude fue realizado debido a que existía la percepción de que si los Estados Unidos, ponían un hombre en la Luna antes que la Unión Soviética, esto significaría la primera gran victoria en la Guerra Fría – puesto que los soviéticos ya habían sido los primeros en poner un satélite artificial en órbita (Sputnik, 1957), el primer hombre en el espacio, y la primera caminata espacial -, en una década turbulenta para los Estados Unidos durante la cual sólo tenía para mostrar una serie de fracasos entre las que se destacaban el desastre de la Invasión de Bahía de Cochinos, el asesinato de Martin Luther King, la guerra de Vietnam, el asesinato de John F. Kennedy, etc.
La transmisión al público fue una imagen en blanco y negro filmada de una imagen proyectada sobre una pantalla, según Sibrel para ocultar los detalles de la falsificación. Según Sibrel para ocultar los detalles de la falsificación la transmisión televisada al público fue una imagen en blanco y negro de segunda generación, esto es filmada de una imagen proyectada sobre una pantalla, a pesar de que, según él, los astronautas sólo utilizaron cámaras de vídeo a color de alta resolución. Algo extraño sucedió en el viaje a la Luna, también examina las famosas fotografías lunares. Bart Sibrel señala lo que a su modo de ver son anomalías tales como que son las sombras no son paralelas en las fotos, para probar que varias luces artificiales se usaron en las tomas; para examinar las tomas de vídeo Sibrel aumenta su velocidad para mostrar que la caminata sobre la Luna y las maniobras de los rovers lunares fueron filmadas en la Tierra y que su velocidad fue después reducida para simular la baja gravedad lunar. El documental es narrado por la actriz británica Anne Tonelson.

8 El 23 de marzo de 1965 el astronauta John Watts Young introdujo a escondidas, en la nave espacial Gemini 3 de la NASA, un sándwich de chopped de ternera y lo compartió con su compañero Gus Grissom. La broma, aparentemente inofensiva, provocó un enorme escándalo a nivel nacional y la ira de varios congresistas. El asunto llegó hasta tal límite que la NASA se vio obligada a cambiar sus reglas y a empezar a vigilar el equipaje de sus astronautas. La anécdota del sándwich, tal y como se demostró después en una investigación, vulneró las órdenes de vuelo y puso en peligro la misión. Además de llenar la cabina de migas que podían haber dañado los equipos, Young llevó el sándwich oculto durante dos largos días, lo que podía haberles hecho enfermar. La idea de Young era darle una sorpresa a su compañero Gus Grissom llevándole un sándwich de su restaurante favorito en Florida. Según cuenta Young, al descubrir el regalo, Grissom se mostró alarmado y le advirtió de que tenían “un problema”. “¿Cuál?” – preguntó Young extrañado. “¡Que no tenemos mostaza!”. Es presbiteriano y llevó consigo en el Apolo 11 un juego de comunión bendecido por su párroco para tomar el sacramento en la Luna. Esta norma impidió a la NASA emitir las imágenes de Buzz Aldrín, quien es presbiteriano y cuando, a bordo el Apolo 11, un juego de comunión bendecido por su párroco para tomar el sacramento en la Luna. Ya antes, la NASA  había tenido problemas con la Ley después de que los astronautas del Apolo 8, que orbitó la Tierra durante las navidades anteriores, leyeran un pasaje de la Biblia.

9 Con el tiempo, científicos y curiosos han tratado de coleccionar las más relevantes curiosidades acerca de la llegada del hombre a la Luna. Estas son las más conocidas: El cohete Saturno del Apolo 11 tenía tanto combustible en su interior como para lanzar 100 libras de metralla (45 kg) a 5 km de distancia, tampoco la NASA podía descartar la posibilidad de que el cohete explotase en el lanzamiento, liberando una energía similar a la de una bomba nuclear de baja potencia. La NASA situó a sus espectadores VIP a casi 6 km del pad de lanzamiento. Las computadoras del Apolo tenían menos capacidad de proceso que un teléfono celular. El agua potable era un subproducto, además los filtros de gas hidrógeno del Apolo 11 no funcionaban, lo que le daba un gusto asqueroso. Orinar y defecar en gravedad cero era algo poco experimentado, aunque para lo último al menos un astronauta pasó a la misión entera tomando medicamentos antidiarreicos para evitarlo Cuando el módulo de aterrizaje lunar Eagle se separó el módulo de servicio orbital la cabina no estaba completamente de aterrizaje presurizada, lo que provocó una explosión de gas equivalente a descorchar una botella de champán. Fue suficiente para desviar el módulo 6 km fuera del lugar programado de aterrizaje. El piloto Neil Armstrong casi se queda sin combustible para aterrizar, hay muchos controladores de la misión temieron que pudiera estrellarse. Apenas le quedaba combustible para 12 segundos. El «pequeño paso para un hombre» no fue realmente tan pequeño. Armstrong posó la nave tan suavemente los amortiguadores no se comprimieron. Tuvo que saltar algo más de 1 m de altura desde la escalera del módulo Eagle a la superficie. Cuando Aldrin se reunió con él en la superficie tuvo que asegurarse de no cerrar la puerta del Eagle puesto que no existían manijas exteriores. ¿Cuál fue la tarea más dura del paseo lunar? Plantar la bandera. Los estudios de la NASA sugerían que el suelo lunar era blando, pero encontraron que la superficie estaba compuesta de una delgada capa de polvo sobre roca dura. Se las arreglaron para hundir el mástil unos pocos centímetros en el suelo y filmarlo, siempre teniendo cuidado de no derribarla accidentalmente. La bandera fue fabricada por la compañía SEARS, pero la NASA no quiso hacerlo público puesto que la NASA no quería otro «caso Tang». La capa interior de los trajes espaciales (la que suminstraba la presión atmosférica terrestre) y los chips ROM de las computadoras de la nave fueron fabricados a mano por equipos de «ancianitas».

 10 la hazaña del 20 de julio de 1969 cambió definitivamente la percepción de nuestro lugar en el Universo. “Cuando fuimos allá, desmitificamos en cierta forma la Luna”, dijo Roger Launius, responsable del departamento de historia espacial de la Smithsonian Institution de Washington. Al alunizar el 20 de julio de 1969, Apolo privó la Luna de su aura de misterio, revelando al mismo tiempo, y gracias al poder de la ciencia, una superficie árida y rocosa, inhospitalaria y sin aire. Flotando en un universo negro, nuestro planeta azul parecía como un lugar de indefinible belleza, un remanso de vida, húmedo y cálido en un infinito espacio frío. Tal como lo mostró la histórica y célebre foto de un ‘amanecer terrestre’ visto desde la Luna tomada desde la nave Apolo 8 en diciembre de 1968. Algunos, como los astronautas del programa Apolo, James Irwun y Charles Duke, vieron en esta imagen la prueba de que la Humanidad fue escogida para recibir un regalo divino. Otros lo interpretaron como un signo de nuestra terrible soledad. Mostraba cuán primitivos somos y cuánto camino nos quedaba por recorrer antes de hacer un verdadero viaje en el espacio en vez de limitarnos a un arriesgado salto hasta la Luna. El físico y novelista británico C.P. Snow estimó que Apolo «además de ser la más grande exploración (…) era también la última», y predijo un «repliegue sobre sí» de la Humanidad. Algunos concluyeron que nuestra única oportunidad de sobrevivir era protegiendo nuestro precioso refugio porque simplemente no había ningún otro lugar adonde ir.

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