El informe, por Aglaya Kinzbruner
Twitter: @kinzbruner
Como todos saben, producir un informe conlleva ciertas dificultades, debe parecer creíble cuando no cierto, entendible para la mayoría de los intelectos y ser también de una relativa utilidad. Cuando Rea Silvia, la vestal al servicio de la diosa Vesta sintió cierto tilín por un admirador no vaciló en interrumpir el cuidado del fuego sacro y se perdió por un rato. Pero, ¿cómo explicar su ausencia? No se le ocurrió nada mejor que decir que la había violado el dios Marte. Y como ese señor era el dios de la guerra, de momento nadie dijo: «Esta boca es mía».
Luego nacieron Rómulo y Remo, Rea Silvia fue desterrada y un sirviente colocó a los gemelos en una cesta y los abandonó en el río Tíber. Ni lenta ni perezosa una loba que andaba por ahí llamada Luperca y que acababa de perder a sus cachorros, se hizo cargo de ellos y los amamantó. El que pasee por Roma y quiera llevarse un souvenir encontrará muchas representaciones de la famosa loba en cualquier tamaño y presentación. Ése es el mito.
Pero como no hay nada en la vida que le guste tanto a un historiador como desmitificar un mito, setecientos años más tarde, Tito Livio nos cuenta una historia mucho más probable en su portentoso libro Ab Urbe Condita. Resulta que en latín hay una sola palabra lupa para denotar loba y también meretriz. Siempre, según Tito Livio, la mujer del pastor Fáustulo, Aca Larentia, una muy famosa prostituta por quién sabe qué secretos conocimientos, fue quien crió a los gemelos.
Sin embargo, el 20 de noviembre de 2007, el ministro de Cultura de Italia, Francesco Rutelli, dijo ¡que ya se había encontrado la cueva de la famosa loba! Esos son los problemas en que incurren las personas que por sacrosantas razones de trabajo se ven obligadas a producir un informe.
Eso es lo que les pasó a los agentes del FBI que tuvieron que allanar, por una orden perentoria, la mansión de Donald Trump en Palm Beach, llamada Mar-a-Lago, el lunes 8 del mes 8. Casita ésta que tiene solo 126 habitaciones. Esa es quizás la razón por la cual algunos agentes se perdieron y vinieron a parar al vestier de la ex primera dama para formar todo un rebullicio. Ahí estaban en el suelo vestidos de marca de increíble belleza y elegancia y ropa interior de lo más soñada. Panties bikinis negros, talla small y unos bras ¡wow! ¿Viste?, se decían, ¿38D? Eso casi nunca se da en una sola persona. No sabían qué llevarse, ya tenían llenas 20 cajas, tres pasaportes (luego devueltos), pero eso no era nada del otro mundo. Si, por lo menos, hubieran encontrado algo, una cajita con el código nuclear, un diccionario secreto para comunicarse con los ovnis, el último certificado de salud cognitiva del presidente, el affidavit que el DOJ (Department of Justice) no ha querido enseñar aunque ahora se habla de ofrecer algunas partes, pero no tenían nada que realmente valiese la pena.
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¿Y cómo iban a hacer un informe? Hasta que a uno se le ocurrió una idea genial. El bikini negro hacía pensar que le pertenecía a una persona delgada y el bra 38 D más bien a una rellenita, entonces ¿por qué no exponer en el informe la teoría del Doppelgänger o sosia, o sea dos, una la ex primera dama y la otra una espía. ¿No se había hablado en el partido algo sobre espías? Pero como le pasa a muchos genios fue ninguneado, el informe tendría que esperar ¿no tenían ya años con la laptop de Hunter Biden y no habían producido informe alguno?
Nadie quiso ahondar más en el asunto, el informe anda más perdido que el hijo de Lindbergh, ocasión por cierto donde el FBI mostró una total incompetencia. Cierto es que el allanamiento de Mar-a-Lago causó un efecto de rebote a favor del señor que se quería imputar. «Así son las cosas», como diría mi muy admirado Oscar Yanes.
Sin embargo, queremos afirmar, sin sesgo de ningún tipo, que no es el perro el mejor amigo del hombre, el mejor amigo del hombre es el Sr. Google.
Aglaya Kinzbruner es Narradora y cronista venezolana.
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