El jazz, un ave fénix. Cuarto renacimiento, por Simón Balliache
Al jazz le han sacudido sus cimientos con el Free Jazz, todo el mundo está conmocionado: músicos y oyentes. Algunos le dan una oportunidad, se corre la voz «No es tan complicado, lo que pasa es que la evolución ha sido muy brusca y no la hemos asimilado todavía». Como suele ocurrir los estilos aparecen, se mantienen en el tiempo, conviven con los anteriores, evolucionan; hoy en día, en los años veinte del siglo XXI todavía se toca, afortunadamente no se blanqueó, porque parece ser que los blancos decidieron que el público ya no necesitaba eso.
Mientras tanto, por primera vez alrededor de 1958, uno de los hijos del jazz, el rhythm & blues, creado por los negros, evoluciona hacia un estilo llamado rock and roll, una amenaza para el jazz y la sociedad porque es acusado de todo lo malo que podía haber. Por fin, los jóvenes tienen su propia música y no la de sus padres.
El blanqueo se industrializa y comienza el mercadeo y el uso de los medios para la comercialización de las figuras. La televisión ya existe y es la vía principal para estas promociones. Los jóvenes se identifican con sus ídolos, Little Richard, Elvis Presley, Chuck Berry y Jerry Lee Lewis, son las figuras principales, de quienes copian su forma de vestir.
El rock and roll duró muy poco, apenas unos cuatro a cinco años. Richard se mete a predicador; Presley es reclutado por el ejército; Lewis, de 22 años, es execrado porque se casa con la hija de su primo que apenas tiene 13 años y Berry, cruza la frontera de Texas con una apache que aparentaba 21 años, aunque tenía 14, quien luego se dedica a la prostitución, como consecuencia, lo ponen preso. Pero el mal ya estaba hecho, el jazz ha perdido público y pasa a ser una música para las minorías. Entra en crisis y es preciso recuperarlo.
En esta nueva juventud del jazz, la década de los 60, se producen innumerables innovaciones y se utilizan instrumentos no usuales en el jazz como el oboe (Yusef Lateef), el clarinete bajo (Eric Dolphy), la flauta adquiere individualidad (Frank Wess, Herbie Mann), el órgano Hammond B3 (Jimmy Smith, Shirley Scott), entre tantos otros, este último rápidamente es adoptado por los muchachos del rock. Paralelamente, en el mundo el jazz empieza a fusionarse tímidamente con la música y los instrumentos regionales de otros países. Si bien es cierto, que todavía no se puede hablar de un jazz del país X sin embargo los músicos comienzan a utilizar sus elementos.
Por ejemplo, en Brasil, Joao Gilberto y otros creen que ya es hora de proporcionarle una nueva visión al samba y comienza a producir el bossa beat que luego con la inclusión de otros músicos como Antonio Carlos Jobim, influenciado por el jazz, dan origen al Bossa Nova.
En Venezuela, un hereje, Aldemaro Romero (ya había sido excomulgado a comienzo de los 50 cuando hizo un disco llamado Dinner in Caracas en donde vistió a la música venezolana con violines), decide que la susodicha también se puede tocar con la sección rítmica del jazz: piano, contrabajo y batería. Nace la Onda Nueva. Fin de mundo: la música venezolana sólo se debe tocar con arpa, cuatro y maracas.
En 1962, Marshall McLuhan, debido al desarrollo de los medios de comunicación dice que el mundo se ha convertido en una aldea global, de hecho, ya lo es y para colmo está en convulsión. Viet Nam está en guerra desde 1958, los EE.UU. participan, aparecen los hippies, love and peace, una nueva música por todas partes, se produce la invasión británica (musicalmente hablando), The Beatles, The Rolling Stones, por mencionar sólo a los principales. En todo el mundo hay protestas contra el establishment y la guerra de Viet Nam.
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Asesinan en 1963 al presidente de los EE.UU. John F. Kennedy y al líder de los movimientos por los derechos civiles de los negros Martin Luther King en 1968. También en 1968 se produce el Mayo Francés, la primavera de Praga y en 1970 como consecuencia de las protestas y la intervención de la guardia nacional mueren 4 estudiantes en la Universidad de Kent, en USA.
Los años sesenta están sumidos en la confusión, son un caldo de cultivo y por primera vez músicos, ajenos al jazz y además blancos, innovan. Frank Zappa, Blood, Sweat & Tears, Chicago, Chase deciden utilizar las armonías del jazz, las secciones de metales y se inicia lo que se llama jazz rock. Aunque el jazz se encuentra apagado, sin embargo, en los EE.UU. surge una nueva generación de músicos totalmente jazzistas: Chick Corea, Herbie Hancock, Wayne Shorter, Ron Carter, Tony Williams, John McLaughlin, Joe Zawinul (estos dos últimos europeos), llenos de inquietudes quienes se acogen al liderazgo de un músico probado ya en mil batallas, Miles Davis. Éste no soporta que sean otros y no los jazzistas los que generan los cambios; retoma el jazz con sus famosos quintetos en donde el Bebop, el Cool, y el Jazz Modal se mezclan para producir una serie de discos clásicos infaltables en cualquier biblioteca. Se acoge a la electricidad, se mezcla con lo acústico; el piano es sustituido por los teclados y todas sus variantes, el contrabajo por el bajo eléctrico, la guitarra eléctrica asume un mayor protagonismo y deja de ser un acompañante y no solamente son sustituidos, sino que se tocan de otra manera, se crean nuevas armonías y alrededor de 1968 nace el jazz fusión.
Había llegado el Apocalipsis: eran más de 60 años acústicos y venía el loco de Miles Davis a cambiar las reglas del juego. Los rockeros observan con atención estos cambios, aparecen grupos como Weather Report, Return To Forever, Headhunters; el jazz comienza a escalar posiciones.
Se salen de los clubes, se convierten en teloneros de los grupos de rocks, comienzan los conciertos en los stadiums y los jazzistas son incluidos en los benéficos multitudinarios. El estilo es totalmente diferente es un cambio parecido al del Free Jazz, pero no tan traumático.
A los puristas, los amantes de lo acústico, los que se quedaron en lo que se llamó la era clásica del jazz (1944 aprox. a 1958, unos años más o menos), le dan la espalda, dicen que eso no es jazz y lo declararon muerto, pero como siempre renació (continuará…)
Simón Balliache es investigador y melómano venezolano, autor de los libros Una Historia del jazz,Los íconos del jazz, Voces en el jazz. y Jazz en Venezuela. Gracias
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