El juego de Cuba y Brasil sobre Venezuela, por Ángel Monagas
Twitter e Instagram: @AngelMonagas
Desde que se instaló en Venezuela el gobierno de Hugo Chávez, ha sido monitoreado y dirigido por los intereses castristas cubanos.
Antes de Chávez, Carlos Andrés Pérez, sostuvo las mejores relaciones con los castristas.
De hecho Fidel, fue una de las grandes figuras invitadas a su faraónico segundo mandato. Y es allí que inicia un plan, que culminaría en la intentona golpista de 1992 y la toma del poder en diciembre de 1998
A Chávez, quien lo llevó a Cuba fue Eusebio Leal Spengler. El historiador de La Habana, a quien Chávez conoció en la toma de posesión de Carlos Andrés Pérez. No fue Rodríguez Araque ni German Ferrer. Ellos quizá se aprovecharon de las circunstancias. Los cubanos castristas, han ganado mucho terreno en el mundo, gracias a su estrategia disfrazada de apoyo.
Intentaron en alguna oportunidad invadir Venezuela y no pudieron. La guerra por otros medios, les abrió Venezuela y sus recursos. Hoy muchos años después, la crisis económica vuelve a obligarlos a mover sus piezas de ajedrez internacional. El gran «mamerto» venezolano se agotó. Es imprescindible para ellos, buscar opciones, salidas a este panorama.
Cuba y Estados Unidos, han sostenido infinitos encuentros. Es falso que Estados Unidos esté interesado en destruir a Cuba. Lo del «bloqueo» y demás, son solo palabras de utilería. El día que de verdad Cuba sea un obstáculo, los estadounidenses no dudarán en acabar con los que gobiernan la isla.
Y Diosdado
Sabemos que Diosdado fue invitado a Cuba porque los Estados Unidos entró en contacto directo con él. Los escenarios de la gran nación requieren replantearse y quién mejor que el «hijo» del furrial, para pintar un cuadro de acciones. Los países defienden más que la ley, la justicia o el orden, los intereses. Estos privan a la hora de un entendimiento.
Los peores enemigos del castrismo, no son los «gringos». Es Lula, presidente del Brasil, quien se ha propuesto llenar el vacío cubano o peor aún, crearlo.
Otros especulan que fueron «los cubanos» los que ayudaron a hacer público la operación Lava jato, en venganza contra lo realizado por Lula y este quiere hoy día, cobrar esa vieja deuda.
Las investigaciones de corrupción que comenzaron en Brasil finalmente desencadenaron agitación política en todo el continente. Pero los métodos del grupo de trabajo brasileño han sido cuestionados, incluso por presunto sesgo.
La investigación de corrupción más grande jamás realizada en Brasil, conocida como la investigación Lava Jato (Lavado de Autos), expuso una red de corrupción en América Latina y más allá, sacudiendo al establishment político y económico en más de una docena de países.
Muchos políticos han sido señalados y acusados. Por atreverse a ir a Cuba en un viaje privado en octubre del 2012, a preguntar por Chávez, los cubanos provocaron el estallido del mencionado escándalo y así neutralizaron a Lula.
Ahora, cuando Juan Manuel Santos aparece abogando por Capriles, lo revientan con Odebrecht. Al igual que Lula, empezando en el congreso. En el sector oficialista Capriles tiene grandes enemigos, que se oponen a su «habilitación».
Mientras los cubanos siguen protegiendo a María Corina. Tareck William Saab, que recibe instrucciones directas de Cuba, se apresuró a señalar a Ledezma lo dicho públicamente. Pero observen, no tocan a María Corina, a pesar de todo lo que ella dice. Por cosas menores, más de uno tuvo que huir.
No es ayuda ni favoritismo. Los cubanos juegan al ajedrez de Capablanca y necesitan tener viva a MCM para someter a los otros, generando el miedo hacía esta.
O Mega Elecciones o Elecciones de Alcaldes y Gobernadores.
La diplomacia cubana recuperando su eficacia. En el proyecto Espada de Bolívar, todos los recursos se emplearon para posicionar a Chávez a nivel mundial. Ahora trabajan arduamente para posicionar a Diaz Canel. Pero el mamerto cubano no tiene la vibra, ni los recursos que tenía Chávez.
Aun así, son eficientes. Una agenda intensa y global. Sólo Lula está haciendo algo similar. Lula tiene recursos y el Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Hay una aparente competencia entre las cancillerías de Cuba y Brasil.
Gustavo Petro se quedó en el aparato y no pudo desarrollar su proyecto personal Espada de Bolívar 2. Simplemente es incapaz.
¿Cuál es la situación actual de Venezuela?
Por una parte, Lula desea articular su modelo diplomático en el área caribeña. Pero además tener un control político sobre el desempeño de la industria petrolera venezolana. Para eso necesita mantener a Maduro. En esencia un presidente débil y necesitado de colaboradores.
Por otra parte, Cuba está enrumbada al enquistamiento definitivo de su régimen post castrista. La negociación con Estados Unidos tiene avances, pero condicionados por las elecciones presidenciales norteamericanas en noviembre de 2024. Si gana Biden u otro demócrata, los preacuerdos se ejecutarán. Aparentemente, la solución definitiva del tema Venezuela está en esa situación.
Estados Unidos simplemente carece de un equipo de relaciones internacionales con la capacidad de comprender lo que ocurre en América Latina. Los volúmenes de información de inteligencia exceden la capacidad de procesamiento, sobre todo porque no han adaptado sus modelos de abstracción de datos.
La inteligencia artificial no ha demostrado la capacidad de análisis e interpretación que únicamente las mentes humanas pueden alcanzar.
El tema Venezuela se encuentra en tal nivel de confusión en el Departamento de Estado, que actualmente no hay una Agenda definida. Esto se debe a la impericia de Juan González, por una parte, que se ha visto sobrepasado por la dinámica, y a la intervención de «El Cazador», que altera la interpretación de las condiciones de fuerza del Régimen.
Y sobre todo, la incorporación de Lula en la ecuación, presenta un destino manifiesto.
El tema de la emigración
Para algunos líderes de los Estados Unidos, el éxodo hacia este país norteamericano, forma parte de su determinación divina.
La equiparación del Darién con el Mar Rojo. Y la percepción mosaica del rol de Biden. La confrontación del maléfico representado por Trump, a quien se le está combatiendo con todos los medios disponibles.
La doctrina del destino manifiesto (en inglés, Manifest Destiny) es una frase e idea que expresa la creencia de que los Estados Unidos de América es una nación elegida y destinada a expandirse desde las costas del Atlántico hasta el Pacífico; forma parte del llamado mito de la frontera.
Esta mentalidad generó una actitud que llevó, por ejemplo, a una guerra contra España (1898) para apoderarse de Puerto Rico e intervenir en Cuba y las islas Filipinas con esperanza de colonizarlas. Se usa también para justificar otras adquisiciones territoriales.
Los partidarios de esta ideología creen que la expansión no solo es buena, sino también obvia (manifiesta) y certera y obra de la divina Providencia católica o, más bien, la predestinación calvinista. Esta ideología podría resumirse en la frase «Por la Autoridad Divina o de Dios»
Siempre recordando que Biden es católico. Y que interpretará la historia personal con su hijo Hunter, como la historia del hijo pródigo.
No es inmigración. Es el éxodo. Es una aproximación a la realidad. Sobre todo en la necesidad del diálogo auténtico.
La habilitación de Capriles sigue siendo el tema fuerte en las conversaciones Cuba-USA. Diosdado al día de hoy es el único que se opone.
En el Departamento de Estado no le hacen fuerza a María Corina, mucho más por sus relaciones con el ala radical de los republicanos.
Ella tiene, como ganar las primarias y las presidenciales. El problema es que su juego tiene que ser más permeable. En alianza, todo es posible.
Hoy en día las fronteras no existen, simplemente delimitan el tráfico.
Para acceder al poder político en Venezuela, está obligada María Corina o cualquier otro, a entenderse con los cubanos, con Lula y quizá hasta con la narcoguerrilla.
Mucho peor aún: Me temo que poco tiempo después de mediados de septiembre una decisión del TSJ aparecerá. Para ese final los aspirantes a presidente deben estar preparados.
Cien mil mujeres en la calle reclamando pudiera presionar a la prensa, dudo que Maduro u otro organismo cedan ante la presión popular. Y tengo mis dudas acerca del respaldo popular con manifestaciones de calle. No todos los espectadores reaccionan como los «hooligan».
Como en los deportes, a veces se puede tener los mejores jugadores y perder ante un equipo sin estrellas pero mejor coordinado y definitivamente unido.