El juego propagandístico, por Ana Milagros Parra
Twitter: @amilagrosparra
Desde el momento en el que el Tribunal Supremo de Justicia reemplazó ilegalmente las directivas de los principales partidos políticos opositores, utilizando personajes afines al chavismo con el fin de proyectar una imagen institucional de cara a las “elecciones” parlamentarias, los que estamos dentro de Venezuela vimos esa maniobra como un comportamiento repetitivo y evidente; más de lo mismo.
La costumbre hizo que se pasara por alto algo importante: los esfuerzos del chavismo se centran más en maniobrar y manipular su imagen en el ámbito internacional que en lo interno.
La crisis venezolana trascendió fronteras, por lo tanto no se puede analizar (ni actuar) como si fuese un problema meramente doméstico, hay todo un conjunto de Estados que se ven, directa o indirectamente, involucrados en la crisis del país, y mientras las rutas de cambio internas se estrechen más, el papel de la comunidad internacional crecerá exponencialmente.
El manejo comunicacional importa, ya que es irrelevante lo evidente que sean los hechos dentro de Venezuela si no se saben explicar y capitalizar, principalmente fuera del territorio nacional. La manera en la que es percibida la crisis en el extranjero tiene mayor relevancia que cómo se comunica domésticamente.
El comportamiento del chavismo raya en lo absurdo cuando se trata de manipular la institucionalidad a su favor, pero siempre mantienen un discurso fuerte que niega totalmente la realidad, mientras que se construye una alternativa a su favor. La oposición todavía no ha entendido eso.
El 6-D
Después de ese día, habrá una nueva Asamblea Nacional donde se «fingirá normalidad», existirán discusiones entre “opositores” y chavistas, se discutirán proyectos de leyes, se aprobarán presupuestos y, bajo una fachada de pluralismo y negociación, se avanzará con represalias legales hacia el gobierno interino, probablemente contra las figuras relevantes en el área internacional, con el fin de confundir lo dicho por los representantes opositores fuera del país.
No trato de decir que este parlamento será reconocido, pero la lucha comunicacional ganará terreno para el chavismo frente a un gobierno interino debilitado, con poca capacidad de acción, a veces incoherente y poco claro a nivel comunicacional.
Son una “elecciones” parlamentarias pautadas en la Constitución, pero donde la oposición real decidió no participar por falta de garantías. Partidos políticos opositores ilegalizados, sustitución de sus directivas y secuestro de su imagen para ser utilizadas en un evento electoral donde es imposible elegir, campaña electoral en las calles donde nadie conoce a los candidatos, políticos que se hacen pasar por opositores pero siguen la agenda del chavismo y un Poder Legislativo que desde hace más de diez años no cumple sus funciones por estar subordinado al Ejecutivo.
Esto es evidente para nosotros dentro de Venezuela, pero en el exterior todo se distorsiona y, es tan confuso, que quien controle mejor su narrativa lleva mucha ventaja. El chavismo sabe el poder de la propaganda, mientras la oposición todavía no identifica su objetivo.
El ser humano vive dentro de narrativas; la realidad existe, pero la manera de procesarla para entenderla siempre pasa por un discurso que la describe, que le da significados y «construye» los acontecimientos. La historia mundial, películas, libros, una charla, una entrevista. Todo hecho pasa por el lenguaje y el que controle la narrativa puede manipular los hechos y, al final, crear una realidad a su favor. Así es como funciona la propaganda.
La percepción que se construya del problema fuera del territorio nacional, juega un papel determinante para su solución, y la posiciones de apoyo de los aliados internacionales para las fuerzas dentro del juego político doméstico. La oposición tiene un gran trabajo por hacer.
Ana Milagros Parra es Politóloga.
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