El legado de san José Gregorio Hernández y santa Carmen Rendiles, por Rafael Sanabria M.

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Venezuela se prepara para un acontecimiento de profunda resonancia espiritual: la canonización de dos de sus hijos más insignes, el Beato José Gregorio Hernández Cisneros y la Beata Carmen Elena Rendiles Martínez. Este hito no solo representa un acto de fe para la Iglesia Católica, sino que consagra a dos figuras que, desde diferentes ámbitos, se convirtieron en faros de esperanza, caridad y servicio para la nación. Por primera vez en su historia, el país contará con dos ciudadanos elevados a la santidad, un laico y una religiosa, que encarnan la universalidad del llamado a la santidad.
San José Gregorio Hernández: El médico de los pobres
Nacido en Isnotú, estado Trujillo, en 1864, José Gregorio Hernández (1864-1919) es quizás la figura religiosa más venerada en Venezuela. Su vida fue un testimonio vivo de que la fe y la ciencia pueden coexistir en armonía y servir al prójimo.
Doctor en medicina, científico y docente universitario, Hernández fue un pionero. Introdujo el microscopio y la bacteriología en Venezuela, sentando las bases de la medicina moderna en el país. Sin embargo, su fama imperecedera no proviene solo de su excelencia académica, sino de su profunda calidad humana. Conocido como «el médico de los pobres», atendía a los más necesitados sin cobrar honorarios y, a menudo, les proporcionaba las medicinas de su propio bolsillo.
Su fe católica, inquebrantable, lo llevó a considerar el sacerdocio en varias ocasiones, pero Dios lo guio a servir desde la trinchera de la medicina. Tras su trágica muerte en 1919, atropellado por un automóvil, la devoción popular surgió espontáneamente, atribuyéndole innumerables milagros y favores.
Su proceso de canonización culminó con su beatificación el 30 de abril de 2021, tras la aprobación del milagro de la curación inexplicable de la niña Yaxury Solórzano. Su próxima canonización, dispensada de la necesidad de un segundo milagro debido a su vasta piedad popular, lo convertirá en el primer santo laico venezolano.
Santa Carmen Rendiles: La sierva de Jesús y ejemplo de fortaleza
Contemporánea de Hernández, aunque de una generación posterior, la Madre Carmen Rendiles Martínez (1903-1977) representa la fuerza de la vida consagrada. Nacida en Caracas, superó desde el nacimiento la adversidad de haber nacido sin su brazo izquierdo, haciendo de su limitación una oportunidad para la fe profunda y la disciplina.
Su vida religiosa comenzó en el Colegio San José de Tarbes, pero su vocación la llevó a una misión fundacional crucial. En 1965, en medio de una crisis en su congregación, demostró una gran fortaleza y capacidad de liderazgo al fundar la Congregación Siervas de Jesús de Venezuela, dedicada a la adoración al Santísimo Sacramento, la formación de la juventud y el cuidado de los enfermos y pobres.
El testimonio de la Madre Carmen es uno de obediencia, humildad y una vida eucarística intensa. Su beatificación se celebró el 16 de junio de 2018 en Caracas, después de que la Iglesia reconociera el milagro de la curación instantánea e inexplicable de la doctora Trinette Durán Branger. Su próxima elevación a los altares la establecerá como la primera santa religiosa venezolana.
Un símbolo de unidad y esperanza
La canonización conjunta de José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles es un poderoso mensaje para Venezuela. Como ha señalado la postuladora de ambas causas, la santidad en sus figuras es para «los varones y para las mujeres, para los laicos y para los consagrados».
Ellos son un espejo en el que toda la sociedad puede mirarse: el hombre de ciencia y la mujer de oración; el médico que sirve en la calle y la religiosa que edifica desde el convento.
Ambos se convierten en un signo de esperanza, unidad y reconciliación para el país. Su camino hacia la santidad, marcado por la caridad heroica, la entrega incondicional al prójimo y una fe profunda en medio de las pruebas, inspira a todos los venezolanos a hacer «lo ordinario extraordinariamente bien», cumpliendo la misión que Dios ha encomendado a cada uno. El médico de los pobres y la sierva de Jesús ya no son solo beatos, sino intercesores universales y la confirmación de que la santidad florece en el corazón de Venezuela.
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Rafael Antonio Sanabria Martínez es profesor. Cronista de El Consejo (Aragua).
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