El llanto fantasma, por Aglaya Kinsbruner
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En español se llama llanto fantasma, en inglés, ghost crying. Es una extraña condición que afecta a muchas más mujeres que uno pudiera imaginar. Se manifiesta de la siguiente forma. Se oye y, a veces, también se ve a un niño o niña entre los 3 y los 12 años llorar de forma desgarradora. La mujer afectada corre por toda la casa o el parque o dondequiera se encuentre y … nada, no se ve niño alguno. ¿Qué pasa? ¿Han padecido estas mujeres alguna pérdida en la familia? ¿Algún niño desaparecido o escapado? ¿O son videntes, personas con dones paranormales, que se conectan con algún niño que sufre en algún lugar?
Vamos a ver algunos hechos. De octubre 2023 a marzo 2024 la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos registró que 169.267 venezolanos cruzaron la frontera entre México y Estados Unidos de forma irregular representando un 13% del total de migrantes que dieron ese mismo paso en ese mismo período. La migración de venezolanos se ha triplicado en los últimos años.
Por otro lado, ha aumentado masivamente la cantidad de menores no acompañados que provienen de países de Centro América que huyen de la violencia, pobreza y explotación (National Institute of Health). Algunos viajan sin el permiso de la familia y su edad promedio era entre los 14 y 18 años. Sin embargo, en estos tiempos, el porcentaje de los niños por debajo de los 14 aumenta día a día.
En algunos casos son los mismos padres que estimulan a los chicos a irse, pero una vez que esto sucede, seguramente comienzan a preocuparse por saber algo de ellos.
Los que se encuentran mejor posicionados son los que tienen familiares en Estados Unidos y tarde o temprano lograrán conectar con ellos. Entre el 1º de octubre de 2014 y el 1º de marzo de 2023 el ORR (US Office of Refugee Resettlement) tomó en custodia a 568.890 niños.
Volviendo al fenómeno de las mujeres que oyen llorar a un niño, no podemos dejar de pensar en un mito prehispánico, la Llorona. Empezó en México y se regó posteriormente por toda América Latina. El relato no es siempre exactamente el mismo. En un comienzo esta es una mujer abandonada por su pareja que por despecho mata a sus tres hijos y los lanza a un río. Arrepentida luego, llora y llora. El referente de las aguas no cambia aunque cambie el país, pero, a veces, los niños se pierden o se caen en un lago y se ahogan. Lo que no varía es que es siempre una mujer triste, alta, delgada, vestida de blanco que no encuentra consuelo. En Venezuela, hay cierto parecido con la Sayona. En la antigua Grecia, Medea.
¿Cómo se logra la conexión con los niños perdidos más allá de las fronteras? La conexión es el mito. Los mitos, el inconsciente colectivo lo llamaría Carl Gustav Jung, las verdades ancestrales, siempre han sido el puente que nos lleva a encontrarnos con los misterios más ocultos.
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Hace poco oímos la Llorona cantada por Ángela Aguilar y logró contagiarnos de cierto entusiasmo, de cierta emoción. No todos los artistas lo logran. El mismo Gustavo Dudamel, el director venezolano, quien dirigió el concierto que tuvo lugar en Los Ángeles con la Orquesta Filarmónica, elogió su talento …
Dos besos llevo en el alma, Llorona
Que no se apartan de mí
El último de mi madre,
Ay Llorona
Y el primero que te di
Aglaya Kinzbruner es narradora y cronista venezolana.
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