El maletín de Pandora, por Teodoro Petkoff
En Uruguay soltó Chávez ayer una novedad. El «complot imperialista» contra su gobierno y el argentino habría comenzado con la propia valija de Antonini. Dijo Ego que enviaron la maleta «para hacerla coincidir con su llegada a Buenos Aires». En otras palabras, Antonini llevó la maleta para fregar a Ego y sus amigos.
Semejante eructo mental no puede explicarse sino por el cansancio que dejó en Chacumbele el formidable esfuerzo oratorio del día anterior, cuando anunció la investigación policial del siglo para dilucidar cómo fue que la oligarquía colombiana mató a Bolívar.
Pero Ego Chávez tendrá que exigirle mucho más a su fantasía para armar el rompecabezas.
Por ejemplo, si el gordo Antonini era una pieza de la conspiración contra Lady K y Su Majestad, ¿cómo pudo montarse en un avión fletado por Enarsa, empresa energética argentina? Claudio Uberti, empleado del ministro Julio De Vido, ¿sería también un agente encubierto de la CIA, cuyo rol era facilitar el arribo del gordo a Buenos Aires? En ese caso, ¿qué hacía en el avión el hijo del señor Daniel Uzcátegui, alto gerente de Pdvsa? ¿Habrá sido este joven, también agente imperial, el encargado de chapear en la aduana aérea de Maiquetía para que la maleta de Antonini pudiera pasar los controles de seguridad sin problemas? No, Ego tendrá que contarnos una de vaqueros porque esta no resiste una jorungadita.
Pero Chacumbele, que ante el sarcófago de Bolívar se jactó de que tiene penetrado al imperio en su mero territorio, debió haber previsto que lo de la maleta en Buenos Aires no era sino el primer paso y que ese chichón se iba a hinchar.
Sus espías, que deben ser tan ineptos como los de la CIA, no le informaron que al gordo lo iban a enjuiciar. Porque la única manera de anticiparse a los siniestros planes de Bush era adelantando una investigación aquí. ¿Qué hizo Lula cuando le saltó la liebre de la corrupción? No se puso a acusar al imperio sino que mandó a juicio a sus principales colaboradores y raspó a la plana mayor del PT.
¿Qué hizo Ego? Se hizo el loco. Si Isaías (quien de pronto también resulta ser un agente imperialista, y su negligencia fue deliberada y no mera garantía para la impunidad) se hubiera ocupado de lo suyo, habría investigado a Uzcátegui y a las otras dos funcionarias de Pdvsa que también viajaron en el avión, habría solicitado la extradición de Uberti, habría preguntado por las relaciones de De Vido aquí en Venezuela, y, sobre todo, si hubiera abierto averiguación a los señores Kauffman y Durán y de sus relaciones con Antonini, la cantata de este no habría salpicado al gobierno de Ego. Pero ya es tarde.
Chacumbele se mató solito.
Pobrecito.