¡El miedo del torturador!, por Alexis Andarcia
Autor: Alexis Andarcia
Ha llegado el régimen instaurado por Hugo Chávez y continuado por Nicolás Maduro, al terror; a los actos mas deleznables del poder contra cualquier ser humano: la laceración del cuerpo y la manipulación de la voluntad, a través de drogas; pero, quizás, lo mas miserable sea mostrarlo como «acto de gobierno » «trofeo revolucionario «.
Juan Carlos Requesens, joven diputado, torturado, drogado, evacuado sobre sus ropas íntimas; con los ojos desorbitados y sin coordinación motora, nos mostró el verdadero rostro de la decadencia social y de una patología política
Hasta los nazis, intentaban ocultar sus actos de barbarie contra los judíos y sus enemigos de guerra.
¿De dónde salieron estos venezolanos, capaces de llevar a cabo tales actos?
Es una pregunta que nos hacemos muchos ciudadanos; acostumbrados a las formas de una democracia, con sus falencias, pero suficiente para promediar una estabilidad económica y emocional.
Algunos, desearían que fuesen cubanos, rusos, iraníes; como una manera de no dar crédito y venezolanidad a dichas actuaciones. No dudo que estén detrás, como asesores; pero, Maduro, Diosdado, Jorge Rodríguez, Padrino López, son nuestros. Venezolanos. Así como tantos otros de nómina menor.
Fracasados en todas las áreas: economía, salud, servicios básicos, educación, alimentación; con mas del 80% de rechazo, han decido tomar la ruta del terror, para mantener el poder.
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Ya no piensan que la historia los absolverá. A lo sumo, cuentan con que un homónimo, los acogerá y podrán disfrutar sus fortunas malhabidas, utilizando los vericuetos internacionales que, desafortunadamente, aún lo permiten.
En el mientras tanto, asesinan, torturan, controlan medios, pagan lobbies, compran diputados, militares, artistas…muestran a Requesens!
A muchos, nos golpea el rostro, nos remueve la conciencia y nos oprime el pecho. Pero ¿Qué despertará en el venezolano común? Indiferencia o vergûenza, miedo o rebeldía.
Qué será de aquella sociedad removida por la tortura y asesinato de Jorge Rodríguez, padre; de aquella izquierda que usufructuó por años la bandera de los Derechos Humanos. De aquellos intelectuales progresistas como José Vicente Rangel; de los poetas y escritores «independientes».
¡Adiós muchachos! Repito con Sergio Ramírez, comandante sandinista, tras apartarse de los «haceres revolucionarios» que promovía el FSLN en Nicaragua; desdibujada en terror, violencia y corrupción.
Tan miserable es el torturador como quien lo exhibe. Nicolás Maduro, subsume ambos.
Ciertamente, no es el primer torturado por el régimen; allí está Brito, dejado morir por Chávez; los excarcelados narrando el horror sufrido; allí continúan muchos más en «La Tumba» y otros centros de reducción humana. Pero, el caso Requesens llegó para estremecer; pera develar el desquiciamiento de la élite chavista en el poder.
Quizás, pretendan infundir miedo; asestar un duro golpe sicológico colectivo. No obstante, me doy a pensar en lo contrario ¡Cuánto miedo ha de sentir el torturador! Aquel que ordena y ejecuta la vejación del cuerpo, desnudo; que vulnera la centralidad íntima de otro ser, con total ventajismo.