El «milagro económico» para Venezuela que Maduro incumplió
Nicolás Maduro finalizó su periodo de gobierno 2013-2018 sin resolver la emergencia económica, a pesar de haberse «ocupado personalmente» de ella y de contar con poderes especiales desde 2016
La crisis económica de Venezuela no solo se ha resuelto en los últimos años sino que se profundizó. Durante la gestión de Nicolás Maduro en su periodo de gobierno 2013-2018 llegaron dos términos desconocidos para la mayoría de los venezolanos: hiperinflación y depresión económica.
La pérdida de la mitad de la economía durante el período y la caída significativa de la producción petrolera son ejemplos del pésimo manejo de la política económica en estos seis años de gestión. Maduro prometió “un milagro económico” a principios de 2018 y levantó su voz ante la divinidad del Señor para poner en sus manos la suerte del país. Su frase “Dios proveerá” retumbó en toda la población venezolana, la cual se preguntó cómo podía ser esto, si el propio mandatario aseguró un tiempo antes que se encargaría él mismo de atender la crisis.
Analistas han señalado que buena parte de la difícil situación del país, la cual ha generado una histórica emigración de venezolanos que huyen de los altos precios de los bienes, de la escasez de alimentos y de medicamentos, así como de la inseguridad jurídica y ciudadana, obedece a la política de control durante su antecesor Hugo Chávez
Maduro -sin embargo-, no ha ejecutado las medidas necesarias para estabilizar los indicadores, recuperar el poder adquisitivo y disminuir la pobreza. Esto a pesar de contar con instrumentos legales más amplios de los que tuvo Chávez: leyes habilitantes y decretos de emergencia económica, además del aval del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y en última instancia de la Asamblea Constituyente.
Cada año en sus discursos dados al entregar sus informes de gestión, el mandatario ha esgrimido otras frases en las que aseguraba la llegada del bienestar para Venezuela, no obstante, esta meta no la ha podido alcanzar:
“2014 será un año de felicidad económica”
En la segunda mitad del año 2014 comenzó a desplomarse la producción petrolera de Pdvsa debido a la caída de la inversión y a la cada vez mayor distorsión en materia cambiaria. Venezuela producía 2,7 millones de barriles diarios y hoy apenas unos 1,1 millones de bd. El declive de la industria petrolera estatal ha sido en gran medida la causante de la pérdida de la economía.
«El 2014 será un año de avance, de prosperidad y de felicidad económica», aseguró Maduro. Luego de un «sacudón» ejecutado por el mandatario a su tren ministerial, Venezuela vivió con una inflación de 68,5% y una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de 3,9%. Todo en un entono de protestas por parte de la población en contra del Gobierno
Se acentúa el cierre de empresas locales y la salida del país de importantes compañías internacionales como las aerolíneas Air Canadá y Alitalia (entre una estampida que supera la decena de líneas aéreas) debido a la deuda en divisas que mantenía el Gobierno.
“En 2015 me concentraré en la batalla económica”
Con seis días de retraso, Maduro rindió su discurso de Memoria y Cuenta en la Asamblea Nacional dominada por partidos de oposición y a quienes continuó acusando de propiciar una «guerra económica». No obstante, admitió que parte de la difícil situación del país obedecía a la baja del precio del petróleo a 40 dólares, por lo que en sus palabras «Dios proveerá» quedó plasmada su esperanza de una recuperación.
“Un milagro económico que es el que quiero lograr en Venezuela”
La hiperinflación se adueñó del país en noviembre de 2017, al evidenciarse tasas mensuales por encima del 50%. Los economistas advierten que las causas obedecen a la monetización del gasto público, lo cual ha elevado la liquidez a la también cifra histórica de 867.559 millones de bolívares soberanos (86.755.900.000.000.000 bolívares de los de antes de la reconversión de 2018).
El monto de la liquidez obedece en gran medida al alto gasto en la gestión de Maduro al otorgar recursos a la población a través de diversos bonos, como el bono de la guerra económica, el bono de reconversión, bono Hijos de la Patria, bono escolar, bono de Carnavales y de Semana Santa, entre otros. Además de los constantes aumentos del salario mínimo de hasta 50%.
Aunque el mandatario quería lograr para Venezuela «un milagro económico», tal y como lo dijo en enero de 2017, sus decisiones en materia económica lo impidieron. Durante este año se devaluó la tasa de cambio oficial en 60%; la inflación cerró en 860% (según datos aportados por el Banco Central de Venezuela al FMI, reseñados por agencias internacionales), aunque cálculos de la AN la colocan en 2.616% y la caída de la economía fue de 15,7%.
“Llamo a todos a unirse en la batalla para el renacimiento económico”
El 2018 sería el año de la recuperación económica de Venezuela, aseguró Maduro. «Solo en Revolución podemos soñar con una nueva esperanza, soñar con un renacimiento económico. Debemos tener fe en nuestra propia fuerza, ¡les juro por mi vida que no les fallaré!», dijo en mayo de 2018 durante su campaña presidencial.
Sin embargo, en este año que sería «de grandes victorias para reconquistar el amor de Venezuela», se incrementaron las protestas de la población por la falta de servicios públicos, medicamentos y alimentos, a lo que sumaron las manifestaciones de calle de los trabajadores de la administración pública, entre ellos, de Pdvsa, de las empresas básicas, del BCV y de los centros asistenciales de todo el país.