El misterio de Marlene Arias, por Carlos M. Montenegro

La década de los ochenta del siglo XX, en Venezuela, fue tal vez la más prolífica en cuanto a creadores de música e intérpretes pop. Un factor importante, fue que la industria del disco por primera vez se incorporó al mercado internacional, usando lo necesario para ubicarse en ese nivel.
Producción, manufactura, promoción y “marketing” fueron los puntos donde se invirtió para atacar un mercado con grandes posibilidades que respondió enseguida. La puerta se abrió de par en par y una verdadera avalancha de compositores e intérpretes, ayudados por productores y promotores, lograron desarrollar una generación de artistas que invadieron América en sus tres latitudes, en menos de un lustro, ocupando espacios que sólo habían conseguido algunos artistas venezolanos como José Luis Rodríguez, Mirla Castellanos, Felipe Pirela, Héctor Cabrera y La Dimensión Latina entre otros.
En 1980 emergieron dos interesantes empresas discográficas que renovaron la forma de operar respecto a las compañías convencionales: Sonográfica y Sonorodven, que desde que comenzaron sus operaciones, rápidamente se convirtieron en líderes de la industria, gracias a su apuesta por los nuevos talentos, invirtiendo en excelentes grabaciones y novedosas formas de promoción, como video clips y musicalizando bandas sonoras en las teleseries de mayor éxito, merced a sus vínculos con los dos principales canales privados productores de telenovelas, Radio Caracas Televisión y Venevisión, en títulos tan exitosos como: “Ligia Elena”, “Las Amazonas”, “Cristal”, “La dama de rosa” ”Nacho”, “Por estas calles”, etc. productos dramáticos que se exportaban al extranjero.
De esa generación basta con mencionar a unos pocos cantantes, y a veces actores también, que fueron los pioneros de aquellos años en saltar fronteras con enorme suceso: Ricardo Montaner, Franco de Vita, Guillermo Dávila, Yordano, Melissa, Daiquirí, Ilan, Karina y Mugrabi fueron las locomotoras que arrastraron el tren de muchos más abriendo puertas de los mercados extranjeros.
En estos días se cumplen 38 años del lanzamiento del único disco que existe de Marlene como solista. Probablemente fue la primera cantante producida y lanzada con propósitos verdaderamente internacionales.
Esta aparente nueva solista nacida en la Guayana venezolana, poseía ya una enorme experiencia; además de haber pertenecido a varias agrupaciones profesionales como vocalista, fue elemento vital en las bandas de Carlos Moreán, Mirla Castellanos, y sobre todo “el Puma”, José Luís Rodríguez, con quien recorrió el continente americano desde Viña del Mar, hasta Chicago, Los Ángeles o Nueva York, siempre despertando admiración, a pesar de estar en segundo plano como corista, gracias a su exótica belleza y sobre todo a un particular color de voz y forma de cantar, junto a su compañera y excelente intérprete también, Gianna Alfano. Llamaba tanto la atención que, durante una gira por Estados Unidos con El Puma y el famoso charro Vicente Fernández, éste al poco tiempo la llamó para coprotagonizar junto a él, uno de sus innumerables films. Marlene Arias había pasado toda su vida preparándose y esperando su verdadero momento.
Y llegó, ya que la productora Sonorodven le grabó probablemente el disco más exitoso en la historia de Venezuela. La mayoría de las 10 canciones que contenía el álbum fueron éxitos de radio incontestables. Todos los temas, menos uno, fueron escritos por Juan C. Calderón, compositor a quien ella admiraba, y cuyas canciones siempre quiso grabar. Calderón, productor y arreglista de Mocedades, Trigo Limpio y Luis Miguel entre otros, al escuchar su voz aceptó darle canciones originales y además se encargó de hacer los arreglos musicales para el disco.
El primer single “Ámame” fue un impacto instantáneo, y rápidamente logró ser n°1 indiscutible en todo el país durante varias semanas; después llegaron “No notas que estoy temblando”, “Hasta Cuando”, “Qué nos pasa esta mañana” y así hasta nueve títulos del disco, con el mismo éxito de radio y sobre todo de ventas, que ascendieron a cientos de miles de unidades.
Lo insólito fue que Marlene inmediatamente después de regresar de Madrid, donde grabó en los estudios Torres Sonido la producción, enigmáticamente decidió retirarse y ni siquiera asistió al lanzamiento del disco. Apenas dejó algunas fotos y videos con su imagen, previamente grabados sin público, para ser transmitidos el día del estreno en Sábado Sensacional, y que Marlene vio desde su casa. Con esas mismas imágenes se produjo el video clip de “Ámame”, editado como una especie de “collage” con las mismas tomas.
Pocos días después, Marlene viajó hacia los Estados Unidos junto a la persona con quien mantenía relaciones no hacía mucho y que al parecer le dio suficientes razones para hacerla renunciar al éxito que había esperado toda su vida, justo en el momento que iba a suceder. Su sorpresiva ausencia generó un auténtico cúmulo de especulaciones, pues en Venezuela, 1982 puede decirse que fue en la música pop el año de Marlene.
Su discográfica durante todo ese tiempo mantuvo un discreto silencio, sobre aquel arcano, con diversas declaraciones con el fin de sostener su imagen durante un buen tiempo y lograr que no fuera olvidada. Mientras, la prensa publicaba continuas noticias imaginarias sobre el misterioso caso, ya que Marlene seguía vendiendo grandes cantidades de discos y revistas contribuyendo aún más a la curiosidad del público.
Al cabo de un año, Sonorodven aprovechando la entrega personalmente de una considerable cantidad de dólares como pago de sus regalías, intentó convencerla para que grabara el segundo disco, de los tres contratados a lo que ella se negó sin mayor explicación. Se intentó que lo hiciera en Miami, ciudad donde residía con su compañero, pero fue en vano. De cara a Venezuela se convirtió en una especie de Greta Garbo, la actriz que de una forma similar se retiró en plena cumbre de la popularidad y no apareció más en público ni concedió entrevistas de prensa, radio o televisión. Hasta hoy no se conoce el motivo.
Marlene nunca ha grabado para nadie más. Su contrato discográfico contiene una cláusula de “ausencia prolongada” por la que, si la cantante no graba dentro de los tres años establecidos, el contrato se prorroga tanto tiempo como dure la ausencia que le haya impedido cumplirlo.
Sonorodven nunca la demandó, respetando la decisión de la artista que tampoco, que se sepa, ha intentado grabar para otro sello discográfico. Su disco en vinyl está considerado como de colección “vintage”, y cotiza continuamente en alza.
Se da la paradoja de que 39 años después el convenio aún sigue vigente entre ambas partes. Perfectamente un segundo álbum sería celebrado por cientos de miles de fans.