El mocho Hernández, por Rafael Delgado Osuna
Twitter: @Rafama53
En las elecciones presidenciales de 1897, el candidato liberal-nacionalista El Mocho Hernández (1853-1921), conocido como el candidato de las masas por su popularidad y técnicas modernas de campaña, fue víctima de un fraude electoral por parte del candidato de las mesas, Ignacio Andrade, quien representaba la continuidad del régimen del presidente Crespo, un hombre de doble discurso. El fraude fue tramado por el régimen de Crespo, quien hablaba de elecciones libres, pero en realidad estaba impidiendo que las masas votaran. Andrade era el candidato impuesto por Crespo.
A pesar de múltiples obstáculos, El Mocho Hernández recorrió el país pueblo por pueblo, realizando una campaña moderna (Había estado en Nueva York y observó las técnicas de las campañas electorales) y logrando el apoyo de miles de venezolanos.
Sin embargo, «los reclutas», una figura decimonónica similar a los colectivos del terror creados por el chavismo, con machete en mano, amedrentaron a los electores y no permitieron que El Mocho votara. Además, en el interior de la república, los votos fueron fabricados en la madrugada y las mesas cerradas antes de tiempo alegando que habían votado todos.
El Mocho Hernández, quien había aceptado la candidatura presidencial apoyada por el partido liberal nacionalista (presidente del partido era Alejandro Urbaneja), perdió la elección y el régimen de Crespo y Andrade tuvo que pagar caro el fraude, pues se produjo la Revolución de Queipa, donde Crespo murió y Andrade no pudo gobernar.
Vicente Lecuna testigo del fraude electoral 1897 que hizo Crespo y Andrade al Mocho Hernández, expreso que la opinión popular decía: El Mocho se quedó con las masas, Andrade con las mesas, Rojas Paúl con las misas. El gobierno obligaba a gritar «Viva Andrade» y gritaban «Viva el Mocho Andrade»(Ironía del pueblo).
En su carta de aceptación de la candidatura dijo: soy de extracción humilde, hijo de un artesano-carpintero, creyente en las ideas liberales.
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Hernández dirige cartas y tarjetas a miles de venezolanos proponiéndoles participar. Desde los guayos Mario Páez le escribe: «Recibí su carta. Me alegro que se recuerde de mi quien va ser ungido por el voto. Soy pobre para tener ninguna influencia, cuente con mi voto y amistad».
Joaquín Crespo era inclinado al «juego político» para dividir y ganar. Nombra a Matos conocedor de la economía como ministro para que acomode las cuentas y produzca riqueza para después dividir el gabinete. Quiere elecciones libres, pero al final del juego se las roba.
José Manuel Hernández alias el Mocho, quien murió en Nueva York en 1921 a los 68 años de edad, fue un quijote de la democracia y un precursor de la misma en Venezuela. A pesar de que perdió las elecciones debido al robo electoral, su rebeldía se agudizó y siguió luchando contra el sistema dictatorial y atrasado del país.
Fue el candidato de las masas por su carisma y empatía con el pueblo, y las caricaturas de la época lo presentaban como el paladín del hombre tenaz y el tipo con dos bolas bien puestas.
Se habla de 3 hijos. Tenía 4 hermanos. Sus padres eran isleños. Vivió un tiempo en la Habana y Nueva York. Él perdió dos dedos de la mano en la batalla «los lirios» de 1870 tenía 17 años de edad.
En resumen, el fraude electoral contra El Mocho Hernández en 1897 evidenció el doble discurso del presidente Crespo y la lucha del candidato liberal-nacionalista por la democracia en Venezuela. A pesar de la adversidad, Hernández fue un símbolo de la lucha del pueblo por la libertad y la justicia. El Mocho sobrestimó su capacidad para lidiar con la estructura del poder y sus patrañas y subestimó el terrible daño que podían hacer al final, un fraude gigantesco. Moraleja: Hay que Luchar para ganar.
Nota: Mi abuela paterna Carmen Hernández era sobrina del Mocho, y mi papá hablaba en casa de la importancia del Mocho para la historia del país. Carlos Delgado Chapellín siendo presidente del CSE quiso traer los restos del Mocho que están todavía en Nueva York.
Rafael Delgado Osuna es Sociólogo
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