El otro yo, por Teodoro Petkoff
Autor: Teodoro Petkoff
Usurpando las funciones de Ismael García y asumiendo la conducción del Comando Ayacucho, Chávez denunció que canales privados de televisión se negaron a transmitir unas cuñas de sus partidarios. Esto no le toca al Presidente de ninguna manera. Para eso están su partido y su Comando Ayacucho, los cuales deben plantear ese tipo de reclamos ante el CNE, que es quien debe hacerles frente. En cambio, el Presidente emplazó al CNE de una manera desconsiderada y abusiva, como si este organismo le estuviera subordinado, amenazando, a su vez, con hacerse justicia por su propia mano, montando las cadenas que le diera la gana en estos días, como réplica a la presunta negativa de transmisión de las cuñas oficialistas.
El Presidente, dicho sea con el debido respeto, rebaja la dignidad y majestad de su cargo y se coloca él mismo a la altura de uno cualquiera de los tirapiedras de su partido –que en todos los hay, para que cumplan esas funciones de provocación. Pero no son ni Chávez ni Rangel los que deben descender a esos sótanos de la politiquería. Ya de eso se encargan Tascón y/o Juan Barreto.
Pero, el Presidente también disparó antes de averiguar. Hoy preguntamos a directivos de varios canales si la aseveración del Presidente era cierta (en cuyo caso, dicho sea de pasada, el reclamo, por los canales regulares, sería absolutamente pertinente). Pero la respuesta que se nos dio es que, efectivamente, a los canales llegaron tales cuñas, acompañadas de órdenes de pago provenientes, sin disimulo alguno, de Pdvsa, y que por ello se habían negado a sacarlas al aire. Si esto es cierto, y toca a los canales demostrarlo así como al CNE precisarlo, entonces estaríamos ante algo muy grave. No solamente porque las normas del CNE prohíben la participación de organismos públicos en la campaña electoral, sino porque se trataría de un claro caso de peculado, de utilización de dineros públicos para fines particulares. Pdvsa tendría que responder por lo que podría ser un indudable acto de corrupción administrativa.
Valga la ocasión para presentar este asunto bajo otra luz. Es hecho público y notorio que el gobierno anuncia sólo en algunos medios y en otros no. El gobierno se considera con derecho a discriminar a los medios según su postura política. Si esto le parece legítimo, entonces, ¿qué es lo que reclama Chávez? Si el gobierno –que administra los dineros de todos, por cierto– no envía publicidad a los medios con los cuales se considera en bronca, ¿qué tendría que reclamar entonces si esos mismos medios se negasen a publicar o transmitir publicidad de un gobierno con el cual se consideran en bronca? Los medios no deben discriminar al gobierno en campañas electorales, pero mucho menos puede el gobierno discriminar a los medios. Revise, Presidente, todos los medios. Vea en cuáles se concentra la publicidad del gobierno y de cuáles está casi completamente ausente. Después de eso, volvamos a hablar de «dictadura mediática».