El Padrino, por Teodoro Petkoff
Ya se sabe que hay gestos que valen más que miles de palabras. El presidente Bush ha colocado en la Casa Blanca un retrato de su antecesor Teodoro Roosevelt. Como dice la revista Newsweek : “El consejo más famoso de TR es digno de ser recordado: ‘Habla suavemente pero muestra un gran garrote”. Por su parte, el Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, de nuevo según Newsweek, se complace en citar frecuentemente una frase de Al Capone: “Siempre obtendrás más con una palabra amable y una pistola que solamente con una palabra amable”.
Newsweek se pregunta, con toda razón, si es dable aceptar que la guía filosófica de la democracia líder del mundo sea la del lenguaje duro y callejero de un mafioso de Chicago. Sin embargo, parece que así es bajo el gobierno de Bush y su clan de neoconservadores dirigidos por Paul Wolfowitz. La decisión de Bush, de suspender la ayuda militar norteamericana a los países que no rehúsen colocar bajo la jurisdicción del Tribunal Penal Internacional a los soldados gringos, constituye un acto de arrogancia y desprecio por la opinión pública mundial de proporciones tales que no puede menos que traer a la mente la manida frase de Talleyrand: más que un error se trata de una verdadera estupidez.
El Tribunal Penal Internacional (TPI), creado hace pocos años y con sede en Roma, debe juzgar crímenes de lesa humanidad, delitos contra los derechos humanos y crímenes de guerra. Casi todos los países del mundo, entre ellos el nuestro, firmaron y ratificaron parlamentariamente el tratado por el cual fue creado el TPI. Pocos han dejado de hacerlo, entre ellos Estados Unidos. Clinton suscribió el tratado pero su sucesor se ha negado a someterlo a la consideración del Congreso, para su ratificación, alegando que jamás permitirá que soldados de su país puedan ser acusados y juzgados por ante ese tribunal.
Ahora, ha pasado a los hechos, al mejor estilo de Al Capone o tal vez sería mejor decir al mejor estilo de las FARC. El de la extorsión a escala planetaria. País que no se ajuste a la óptica de Bush sobre el TPI, país que no recibe más plata para su gasto militar. ¿Cuál es la diferencia moral y política entre Bush y quien coloca collares explosivos en el cuello de los secuestrados?
Fareed Zakaria, el muy respetado director de Newsweek , escribía en marzo de este año, que Bush ha “desarrollado un lenguaje y un estilo diplomático que pareciera calculado para ofender al mundo”. Y añadía: “Habiendo viajado alrededor del mundo, entrevistándome con altos funcionarios oficiales en docenas de países, puedo informar que con la excepción de Inglaterra e Israel, todos los países con los cuales nuestra administración ha tratado se sienten humillados por ella”. Su conclusión es fulminante: “En términos de efectividad, esta estrategia ha sido un desastre. Ha alienado amigos y hecho las delicias de los enemigos”.
El chantaje sobre el TPI ha sido rechazado casi unánimemente. Bush ha colocado al país que gobierna en una situación paradójica casi inverosímil.
Más poderoso que nadie y que nunca antes en la historia, “el imperio arrogante”, como lo denomina Newsweek , se encuentra también más solo que nunca.
“El poder sin precedentes de Estados Unidos atemoriza al mundo y la administración Bush ha empeorado todo”, concluye Zakaria.