El pago en los colegios privados solo permite hacer el mantenimiento
El sector de educación privada en Venezuela también es afectado por la hiperinflación, las fallas en el transporte público y la escasez de alimentos. Pese a las dificultades, dejar de educar no es una opción para los maestros
Autor: María Jesús Vallejo | El Pitazo
Ludmila Fagre tiene 28 años ejerciendo como docente de primaria en el Colegio María Inmaculada, al este de la capital, pero nunca había sido testigo de las inasistencias de los alumnos, por fallas en el transporte público o porque sus padres no tienen para darles de comer. Aunque la mensualidad tiene un costo de apenas Bs. 12.000, lo que equivale a seis pasajes en rutas urbanas, muchas familias deben hacer un esfuerzo para garantizarle la educación a sus niños y adolescentes.
El Colegio María Inmaculada forma parte de la Asociación Venezolana de Educación Católica (Avec), organización que mantiene un convenio con el Estado a través del ministerio para la Educación, acordado en 1990. Sor Alicia Boscán, tercera vicepresidenta de Avec, aseguró que es el esfuerzo conjunto entre la Iglesia Católica, el Estado y las familias lo que permite mantener en pie sus 1.090 centros de formación.
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El Estado cubre los sueldos del personal, pero los colegios deben administrar el pago de las mensualidades para poder mantener la infraestructura. Las instituciones parte de la asociación que son autosustentables deben hacer magia para ofrecer educación de calidad pese a las dificultades; sin embargo, nunca se ha hablado de cierre.
De 40.000 trabajadores que forman parte de Avec, entre profesores, obreros y personal administrativo, se han ido 3.600, casi 10%. Las razones son los problemas para llegar al lugar de trabajo por las fallas en el transporte, la escasez de efectivo y los salarios que se hacen insuficientes. Sor Alicia insistió en que poblaciones del interior del país son afectadas de manera más grave por la crisis económica.
Algo positivo en medio de todo, según la representante de la Iglesia, es que la crisis logró mostrar lo mejor del venezolano: “Cada escuela se organiza, alquilan buses o buscan la manera de ayudar a los más vulnerables. Esta situación aumenta la solidaridad”.
Derechos vulnerados
Aunque la educación, la alimentación, el trabajo, el salario justo y el transporte son derechos establecidos en la Constitución, cada vez son menos los venezolanos que tienen acceso a ellos. Alfredo Jurado es profesor de bachillerato en el Colegio Ave María, ubicado en El Paraíso, zona oeste de Caracas. Su salario mensual es de 230.000 bolívares. Aseguró que la crisis se refleja, sobre todo, en la infraestructura de la institución.
Además, precisó que en las primeras semanas de clase de este año escolar, se fueron entre tres y cuatro estudiantes; y de seis clases diarias, por lo menos dos suceden sin el profesor titular por dificultades para llegar al colegio.
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Pero la mayoría de los docentes son persistentes, según Noelbis Aguilar, directora nacional de escuelas de Fe y Alegría. Describió la labor de los colegios, hoy por hoy, como heroica. “A pesar de que no hay transporte, no hay efectivo, no hay comida, los profesores y maestros son capaces de caminar kilómetros para llegar a sus trabajos”, manifestó.
Aguilar expresó que la misión de los 13.000 empleados de Fe y Alegría es garantizar el derecho a la educación, incluso a nivel universitario, y hacer felices a los niños y adolescentes que, en muchos casos, han visto afectada su dinámica familiar por la emigración de sus padres o familiares más cercanos.